|
Tarde de contrasentidos, en la que con tres cuartos de plaza, se ha lidiado un encierro de Hermanos García Jiménez, véase Matilla, bien presentado para la ocasión pero deslucidos en cuanto a juego por su falta de motor, tanto de fuerza como de casta.
El Juli, saludos y oreja.
El Fandi, dos orejas y oreja.
Alejandro Talavante, silencio y saludos.
Tarde de contrasentidos, digo.
El que viene en maestro, porque lo es y porque sobre el albero siempre pone la voluntad de demostrarlo y la máxima sabiduría que la ciencia del toreo puede ocupar en la cabeza de un matador, se va vacío de trofeos y lleno de coraje. Al Juli, tocapeloteado además por el viento que soplaba, no le sirvió su lote a pesar de todo el empeño y el mimo puesto para que fuera lo contrario, habiéndole colmado su longanimidad.
Y sin embargo el que venía, como en todas las plazas, metido en el ambiente de las peñas, ¡que en Valladolid no las hay!, a punto se queda de cortar cuatro orejas y, sin un mínimo atisbo de toreo fundamental, se presenta como claro candidato a ser triunfador de la feria. Se equivoca El Fandi, por mucho que su toreo sea su toreo, pensando que es lo mismo Madrid, que Granada, que Valencia, que Cuenca, que Valladolid o que uno de los innumerables pueblos que visita. No. Por lo menos Valladolid no es un pueblo y ni si quiera tiene peñas. Y reconozco, no obstante, la capacidad del granadino, no en cuanto a sus alardes de condición física, sino a las dotes que tiene, si quisiera, para hacer toreo del bueno. Las tiene además acompañadas de un enorme valor, pero las menosprecia.Bello trazo ayudado del Fandi por el pitón izquierdo Y hoy, con el mejor lote de la corrida de sus apoderados… (luego es que además tiene suerte en los sorteos), pudiendo haber toreado con fondo y sustancia, se ha rebajado a las largas cambiadas de rodillas, más toreo de rodillas con la muleta, recortes de capote al paso, el gran prix de las banderillas y toreo de “espontáneo” con la franela, sin ceñirse, con la pierna retrasada y el culo en pompita, sin acompañar las embestidas ni someter al animal.Tras la moviola, par por dentro y a toro pasado del Fandi Simplemente un gesto, paseó la oreja del quinto con el traje aún impoluto a pesar de ser de un color claro. Y un último apunte, en banderillas… más y mejor valieron, por ejemplo, los pares puestos al cuarto por El Niño de Leganés, ganándole el terreno y la cara a un toro refugiado en los adentros.
El Fandi paseó las orejas sin haberse manchado el terno Y así, el tercer contrasentido lo protagonizó messieur Alejandro Talavante, “el desalmado”, como vino a denotarle un ilustrado compañero justo antes de comenzar la lidia del sexto, al que, de haberlo matado, le hubiera cortado las dos orejas. El contrasentido, en este chico, se ve en su cabeza. Es cierto que de carácter puede parecer sosete; mas de eso nada, de desangelado nada, y así se vio en el que cerraba plaza, porque señores, ¡la emoción y la enjundia no debe estar en el hombre, sino en el toreo que hace el hombre!
Su carácter es, eso sí, introvertido. Y ese conflicto interno que sufre es el que le ha atado las alas para volar hacia los tronos celestiales de las figuras del toreo, el que le ha llevado a romper con Corbacho y el mismo que, desde que eso mismo ha ocurrido, le ha liberado y despejado la mente en una temporada que iba para abajo.
El ánimo y la ambición al menos se le ven recuperados, lamentablemente ya a estas alturas de temporada; prueba de ello es que pidió el cambio en el tercio de varas tras señalar sólo a sus dos oponentes. Un primer buen animal con el que el aire no le permitió lucirse con el capote, tampoco echándoselo a la espalda en el quite, ni con la franela con la que además no supo cogerle el ritmo al animal faltándole firmeza y decisión también al entrar a matar.
Buen derechazo del extremeño Mostró por tanto en ese primero de su lote su cara amarga, para vestirse en su segundo de ese torero hondo que en el fondo lleva dentro. Saludó a la verónica sin lograr encandilar al público ante la frialdad de salida del animal y la escasez de fuerza puesta en juego. Y luego, tras brindar al público, se puso al lío. Comenzó la faena por estatuarios sin pensárselo cuando vio que el animal se le arrancaba desde el burladero donde su cuadrilla trataba de sujetarle; y el remate de éstos, una trincherilla, un “y ahora que” a ese ilustrado compañero y tantos otros que le habían tildado de desangelado.
Detalle con gusto y magia de Talavante De seguido, pronto, cogió la muleta con la izquierda, ofreciendo una serie de buenos naturales, muy bueno alguno, cadenciosos. Y así, más templado que en su primero, con menos enganchones y tapando mejor la cara al toro, poniéndole la muleta adelante, la faena fue rompiendo por ambos pitones a base de profundidad dada también por la transmisión del toro a base de calidad y codicia hasta que terminó por rajarse. Muleta arrastrada y de vez en cuando algún cambio de mano tanto por delante como por la espalda cumbres. Y a todo esto, valiente, muy asentado y ajustándose. Terminando la faena con manoletinas ante un animal que ya llevaba tiempo reculando, por lo menos en las dos últimas series y que se fue, huyó, frente a la puerta de toriles para recibir muerte. Lástima que esta llegara tras varios pinchazos.
Natural hondo de Alejandro Pero ahí dejó construída Talavante la mejor faena de lo que va de feria, con cimientos y una estructura firme, aunque tuviera que ver como el gran conquistador saliera a hombros sin haber puesto arquitectura ninguna en sus faenas. |
|