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La feria taurina que todos los años se celebra en Tolosa por la festividad de San Juan se ha compuesto de un concurso de recortadores, una corrida de rejones y una mixta en la que se jugaron toros y novillos. A destacar el espectáculo de recortadores por la novedad que este año ha tenido. Es la primera vez que se realiza con novillos-toros en puntas en el ámbito geográfico del País Vasco. Fue un espectáculo bonito e interesante que dejó satisfechos a los espectadores. Este tipo de festejos empiezan a proliferar por la geografía española. Es interesante promocionar todo aquello que tiene que ver con el trato con el toro en la Península. El festejo de rejones se jugó con toros de la ganadería de El Sierro. Encierro bien presentado y manejable que permitió el luciminento de los caballeros rejoneadores. El triunfador del festejo fue Iván Magro que cortó una oreja a cada uno de los de su lote. Sergio Galàn desorejó a su primer toro y en el segundo fue premiado con una vuelta al ruedo. Palmas y silencio para Fermín Bohórquez. Lo más interesante llegaba el domingo día 26 en la mixta, con un cartel lleno de figuras y aspirantes a ello. Se presentaron toros y novillos de Núñez del Cubillo pobres de hechuras los primeros y bien presentados los segundos, todos faltos de fuerza. El triunfador de la tarde fue Javier Conde, original e inspirado, que deleitó al público con su toreo-baile y que cortó dos orejas a su segundo, un toro feo de hechuras, el más grande de la tarde, que fue noble y no dio problemas. Quizás por eso Conde le pudo realizar ese tipo de toreo. No comprendió el respetable de dónde salía la concesión de esa segunda oreja como tampoco comprendió la aparición del pañuelo azul en el palco presidencial. Como decimos el toro fue noble y sirvió para el toreo pero escarbó desde el primer momento y si bien estuvo un rato largo en el peto, en ningún momento se le vio codicia en el empuje. Hubo pañuelos presidenciales de más para Conde y de menos para Morante que toreó a sus dos contrarios con la cadencia que le caracteriza, siempre medido y calculado, faenas perfectas. Meció en la verónica a los dos, con temple y un sentido del ritmo exasperante. Vio al primero en el izquierdo y ahí es donde más lo toreó pero la explosión de la faena llegó en la primera tanda por la derecha, muy ligada y artística. Es característica de Morante rematar todo diferente, desplegar en la muleta esa variedad que tiene y así lo hizo; fue premiado con una oreja. El pitón de su segundo era el derecho y ahí se le enseñaba, dándole tiempo entre tanda y tanda. Quiso matarlo recibiendo y dejó un pinchazo hondo que necesitó de cruceta. No se le concedieron trofeos, recogió la ovación en los tercios, se negó a recorrer el anillo y al presidente le cayó cierta bronca. Lo más torero de la tarde estuvo en Morante. Cayetano no cumplió con las expectativas. Ni llenó la plaza ni salió triunfal. Todos habíamos oído hablar mucho de él y de su toreo y por eso le esperábamos. Olvidábamos que esas son las leyes del marketing. Le vimos verde, como es normal en su corta carrera y un tanto precipitado. Pinchó en los dos y escuchó dos avisos en el segundo que le trajo a mal traer. A Cayetano, todavía, le queda una larga trayectoria hasta poder matar toros. En el panorama hay miles de novilleros mucho más preparados que él, pero no gozan de sus características. En el escalafón había un hueco para un novillero mediático; ya ha llegado.
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