Ante poco menos de mil personas, entarde lluviosa, se lidiaron novillos de De Santiago, propiedad de Pepe Garfias que fueron chicos con apariencia de erales, gordos, mansos y blandos. Paúl Cortés, silencio y silencio tras aviso; Ernesto Sánchez, silencio y silencio tras aviso; José Mauricio, silencio y silencio. Simplemente esta tarde no pasó absolutamente nada. Quizá el mejor librado fue José Mauricio que por momentos mostró buenas maneras en ambos novillos pero nada más. Paúl Cortés, después de varias actuaciones en este coso, siguió pegando pases que no dijeron nada. Un toreo frío fue lo único mostró. Escuchó algunos tibios olés únicamente de la numerosa porra que le fue a ver. Ernesto Sánchez no mostró ningún avance incluso, en algunos pasajes de su actuación, cayó en la vulgaridad. Que tristeza y que pena dieron la presencia de los animalitos de De Santiago que, de tan gorditos, rodaron por la arena como simpáticos cerditos. El sexto hizo perder el equilibrio del caballo producto de un encontronazo, más no por una poderosa pelea de res brava.
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