Con expectación esperábamos a los albaserradas de Adolfo Martín. Nos habían comentado que venía una corrida seria y muy en tipo. Calor en las gradas y al final del festejo, lo de siempre, decepción por los de luces e interesante aunque peligrosos los cornúpetas. Me voy a quedar con tres detalles, tres estampas casi del Siglo XVIII. El traje que vestía Luis Francisco Esplá. Parecía color mandarina, pero era Amaranto y azul añil. He oído a alguien decir que hay uno expuesto en el museo de la plaza de Ronda. El trapío de los toros. Se ha vuelto a demostrar que en Madrid no queremos los toros gordos y pasados de kilos, los queremos con trapío. Si no, fijense en el peso del segundo, 498 kilos. El botijo de Fernandito Robleño con el que riega los vuelos de su muleta y no esas botellas de agua tan horrorosas. Tranquilo torero, que una mala tarde la tiene cualquiera aunque has elegido el peor día. Bravo por Marcial, ¡ que manera de picar ¡ aunque tu matador te ha tenido que indicar como mover el jaco en el tercer puyazo. El trofeo es tuyo casi seguro. Y bravo, el más bravo el tercero, Madroñito de nombre. Otro, que si los del tío Victorino no lo remedian mañana, se llevará el premio seguro. Aunque como no nos salve la feria el de siempre, manda narices que la van a salvar Los Lozano con sus Alcurrucenes… |