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¡Qué vergüenza el espectáculo ofrecido hoy en la primera plaza (?) del mundo! Seguro que en la mayoría de pequeños pueblos no hubiese ocurrido jamás. Vamos a tratar de relatar los hechos. El Fundi terminó de matar al cuarto miura de la tarde (perdón, el cuarto toro, que en realidad era el segundo miura, ya que segundo y tercero de la mítica vacada de Zahariche fueron sustituidos por su invalidez y claudicación total por dos sobreros, inmensos guardiolas de Puerto Frontino, el segundo de ellos un cinqueño de 623 kilos), tras haber soportado un diluvio intenso, que había comenzado durante la lidia del anterior de Padilla. Este segundo miura de El Fundi fue un bicho difícil y complicado, agravado con el estado del albero, que tras la gran cantidad de lluvia caída había quedado convertido en una laguna. Más de la mitad del público de los tendidos estaba en los pasillos, a refugio del agua. Sólo los de los palcos, gradas y andanadas se mantenían en sus localidades. Ese toro mantuvo un dignísimo y destacado comportamiento en sus dos varas, manteniendo la cabeza fija en el peto durante más de ocho minutos, a pesar de los repetidos intentos de colearlo por parte de los toreros. En resumen, algo insólito tal como está la fiesta en la actualidad. Cuando varios espectadores del 7 esperaban el arrastre del toro para manifestarse, de repente dejó de llover y por los altavoces de la plaza se anunció que la corrida quedaba suspendida por la Autoridad (?), tras estar de acuerdo con los toreros. Todo esto se produjo de forma simultánea, mientras los toreros alegaban que a ellos no se les había consultado, aunque la Autoridad decía que eran ellos los que no querían seguir por el estado lamentable del ruedo. La bronca fue monumental, el ruedo se llenó de almohadillas y la mayoría de espectadores salió huyendo. El toro fue arrastrado entre la indiferencia general pero había espectadores que no se iban y seguían gritando contra el palco, donde don César Gómez mantenía el tipo hablando por un teléfono. A todo esto los toreros comenzaron a discutir si querían o no seguir la lidia, protestando al Delegado de callejón y acusando a la autoridad de querer echarles al público encima. El lío en el callejón iba en aumento. Se discute hasta con los alguaciles, se discute entre las cuadrillas. Ramos y Padilla hacen gestos inequívocos al palco de que ellos quieren seguir. Durante todo este follón aparece siempre por en medio el ínclito comisario señor Sánchez (conocido como “Pajarita”), hablando con unos, con otros y también por un teléfono. Pero nadie sabe qué pintaba allí, porque hoy no presidía ¿Intento de ayudar o afán de protagonismo? Sólo él lo sabrá. Finalmente, unos siete minutos después de haber dicho por los altavoces que la corrida se había suspendido, se volvió a anunciar por megafonía que la Autoridad había decidido que la corrida seguía, al estar los toreros de acuerdo. La mayoría de espectadores que no aguantaron la incompetencia de la Autoridad ya estaban de regreso a sus casas y no pudieron ver a los dos últimos miuras, los únicos que hicieron honor a su fama y ante los que Ramos y Padilla estuvieron muy dignos, al igual que El Fundi en los suyos. A destacar especialmente la ejecución de la estocada de Ramos a su primero. Hoy el tendido 7 respetó muchísimo a los toreros, a algunos miuras, a los dos sobreros...y les lanzó “pedorretas” a la Autoridad incompetente. Decían que no sabían quién tenía razón, si el palco o los toreros, pero nunca se tenía que haber dicho nada por megafonía con un toro en el ruedo, aún sin arrastrar. Por lo que se ve, los del 7 conocen el reglamento mejor que quien lo redactó.
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