El temple Paco Dóddoli lo lleva en las manos y en el alma. Demostró una vez más lo que ha caracterizado su carrera taurina, un pundonor a toda prueba. Su oponente de Cerro Viejo lució gran trapío y embestía con aspereza, el michoacano con maestría se hizo de él, le corrigió el defecto y realizó una faena emotiva fincada por el mejor lado del astado, el izquierdo. Series cortas embraguetándose a la res y rematadas con el pase de pecho le valieron los olés de mayor intensidad de los alrededor de 350 aficionados que se dieron cita en el lienzo charro Ignacio Zermeño. No coronó con el acero su trasteo perdiendo así el triunfo, más no el reconocimiento del respetable que le hizo dar vuelta al ruedo. A Pepe Murillo le correspondió un Tío de nombre y de presencia que fue aplaudido en cuanto saltó a la arena. Murillo con solvencia lidió al cárdeno que regateaba las embestidas y salía distraído. Sólo detalles del tapatío y mal matando señalando los pinchazos abajo. A Mauro Lizardo se le fue el toro vivo. El astado no tenía calidad, pero tampoco Mauro logró interesar al respetable, si acaso algunos lances con el capote y un buen puyazo del picador Martín Carrillo fue lo rescatable. Erró con la toledana hasta escuchar los tres avisos. Miguel Ortas Miguelete con el cierraplaza no pudo hacer nada y a punto estuvo también de escuchar los tres avisos. El banderillero Sergio Lozornio saludo en el tercio después de un par en todo lo alto. El ganadero Franco envió cuatro toros de intachable presencia que pelearon con los montados ocasionando tumbos y que fueron castigados con fuerza. |