Se acabaron las confirmaciones y parecía que no iban a acabarse nunca, porque hemos tenido unas pocas, pero total para lo que han servido.

No ha habido, ni un solo torero que haya confirmado y que haya salido triunfador, que lástima.

Eso sí, en el callejón, había un chavalito, con cara de confirmar la alternativa todas las tardes; tenía ilusión, ansia por salir, el gesto serio, concentración. Vamos que tenía todo aquello que debe tener un torero cuando viene a Madrid, por primera vez.

O tal vez, este torero ha venido antes; la verdad es que no me importa, porque viene con la mentalidad que tenían que tener los otros.

Este torero, que digo torero, TORERAZO, se llama Cesar Rincón y es de Colombia. ¡OLE TORERO!.

Por cierto, la ovación del principio, cuando se rompió el paseíllo, para que lo sepan los que solo han venido hoy a lucir palmito, no era para Su Majestad Don Juan Carlos, sino que era para un rey del Toreo, que no es otro, desde hace tiempo, que César.