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Hoy, día de la novillada de “mijozé”, en el 7 estaba la gente muy cansada, agotada y afónica a causa del escándalo que organizaron ayer los golfos que quieren cargarse la fiesta desde dentro. Tras los gritos y petardos que les obligaron a dar y la vergüenza e indignación que nos hicieron pasar, los del tendido 7 estaban hechos polvo. Además, en vez de la correspondiente novillada de la Quinta de los últimos años, de un altísimo nivel de casta, se estrenaba en Las Ventas el hierro de la tonadillera y el torero cartagenero, una ganadería que se está haciendo habitual en la mayoría de festivales con los que las figuritas suelen entrenarse en invierno, cortando orejas y rabos y haciendo además taquilla. Y eso nos despertaba sospechas. Se cumplieron todas. La mayoría de los novillos de Yerbabuena, de poca presencia (aunque más que algún torillo de las figuritas de ayer), fueron escasos de casta, mansos, flojos, estúpidos (perdón, nobles los llaman los taurinos), manejables y en el límite de la invalidez. A pesar de todo esto, los chavales no estuvieron a la mínima altura que se exige para Madrid. Y eso que Lancho debe estar por el 1,90, pero a un tío tan alto le es más difícil taparse. Sólo uno de los novillos fue devuelto por claudicación repetida y el sobrero, un ejemplar de El Cahoso, precioso de capa y con algo de castita, terminó imponiéndose al sobrino de Dámaso, más verde que el perejil en los que mató. Le auguramos un gran porvenir a Yerbabuena, similar al que tienen los mulos del Capea, que alardea de pureza murubeña. Serán elegidos por las figuritas para casi todas las plazas, ya lo verán, para desgracia y vergüenza de la fiesta. Dejo para el final al quinto, el único ejemplar digno de ser llamado novillo de lidia, pero que dejó en evidencia las carencias del joven David Mora, con las aseadas y amaneradas formas que tienen casi todos los chavales salidos de las escuelas de tauromaquia. ¡Le dejó desnudito...frente a la multitud de porteros, jardineros, conserjes y ayudantes, que ocupaban hoy la mayoría de los abonos claveleros! Pero, claro, para una tarde que sus amos les regalan la entrada tenían que pedir la orejita. Ya lo intentaron en su primero. Pero el palco del señor Muñoz Infante no podía defraudarles y se la dio, creyendo que era de Cáritas. Los pobres tienen pocas alegrías y hay que favorecer a los más débiles, debió pensar. Pues, coño, podía haber pensado también en los desgraciados y machacados puristas del 7, porque se agarraron un cabreo con la orejita...Otro peldaño más en la cuesta abajo y en la violación de la integridad de la plaza de Las Ventas. Vaya futuro que nos espera con estos jóvenes, que serán los toreros del mañana y con estos bobos (perdón nobles) torillos que serán también los del mañana. “Pa morirse...” decían los del 7 al salir. |
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