Sí, ya lo sé, lo que es unánime es el acuerdo. Pues eso, pues también. Que todos de acuerdo en que estamos en desacuerdo.

Que no es un trabalenguas, que no es nada más que el reflejo de la confusión con la que abandoné la plaza.

A ver, que me explique alguien como se elige una corrida como la del Puerto de San Lorenzo, con el añadido de La Ventana del Puerto que, vaya nombrecito, si cuando lo anuncian parece que va a salir cantando Concha Piquer por encima de la meseta de toriles.

A lo que iba, que tantos apoderados de los toreros, veedores de la empresa, veterinarios, presidente, la Comunidad de Madrid y hasta los del Palco Real metieron la pata hasta el corvejón y trajeron una corrida con toros sin trapío, fuerzas escasas, casta aguada y pitones recortados.

Mientras por los tendidos se extendía el desánimo, la pena y la rabia, en la grada del 7 tiraban de repertorio y lo cantaban todo, el Que se vayan, La cabra, La vaca lechera y los petardos para las figuras del cartel. Pero ese ambiente de rabioso jolgorio, no nos quita la tristeza de perder una tarde de disfrutar con nuestra fiesta.

Al final unánime desacuerdo: que sopor.