Que espectáculo tan diferente el toreo a pie con el de a caballo. En primer lugar el público. Más festivalero en la tarde vivida hoy que en el arte de Cúchares. Pocas caras conocidas en las localidades de los abonados habituales. Admiración por los jinetes, auténticos maestros en el arte de domar equinos. Estos, elegantes y bellos a la vista de uno que no se apasiona con el rejoneo, pero que admira ya que en el ruedo hay un toro, con sus defensas mutiladas, pero un toro. Entretenida tarde con orejas facilonas para Montes y Hermoso, el auténtico rey a caballo. Mañana volveremos a vernos todos de nuevo. |