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Hoy el tendido 7 estaba igual de lleno que los demás días, pero no estaban los aficionados de siempre. Por lo que se ve, los días de rejoneo venden o regalan las entradas para cumplir con amistades, compromisos y especialmente con las chicas guapas. Estos días de caballos, la plaza está abarrotada, funciona incluso la reventa como en los días grandes, pero la proporción de jovencitas y señoras de buen ver es muy mayoritaria. Y como son muy educadas y les gustan mucho tanto caballos como jinetes, aplauden a rabiar, nunca silban ni protestan y ni se les ocurriría hacer un petardo como pasó ayer. Aunque Bohórquez se lo habría merecido. Alguien se preguntará por qué no vienen los habituales del 7 a los caballos. Los más radicales y puristas dicen que no toleran un espectáculo donde los toros salen al ruedo mutilados y además reglamentariamente. A otros se les pregunta si no les gustan los caballos y dicen que sí, pero como se hacía antes, uno o dos toros de rejones pero luego seis de lidia ordinaria. En fin que, por unas u otras causas, en estos días la plaza tiene más belleza, más colorido y es mucho más amable. Respecto al festejo, decir que Bohórquez estuvo con la mente en otro lugar y casi todo lo hizo mal. Algo le pasa. Hermoso dio una lección de monta y doma aunque no mató muy bien, a pesar de lo cual cortó orejita. Y Montes es el mejor en relaciones públicas y en conectar con los tendidos y cortó otra orejita aún matando mal. Los saludos, sombrerazos, caballazos, frenazos y cabriolas habían colmado las ilusiones de las espectadoras que mayoritariamente ocupaban hoy el tendido 7. |
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