|
La inspiración de los artistas se vuelve cuestión fundamental en el toreo. Es la chispa que prende la llama de un trasteo emocionante, estético o vibrante. La falta de concentración, una mala racha o el simple desacierto en la técnica, conllevan en ocasiones, a difuminar las aptitudes y habilidades de los de luces, pues no siempre el corazón y la razón están mutuamente sincronizados. Algo así debió sucederle a Matías Tejela el domingo pasado, que se mostró un tanto apático en su actuación. Sin embargo, el diestro alcalaíno ha demostrado esta tarde estar inspirado en las Ventas. Ha instrumentado una faena compacta y de gran plasticidad, especialmente con la zurda, momento en el que el trasteo ha alcanzado la mayor elevación artística. Y como colofón, una estocada cobrada en todo lo alto, aunque un poco delantera, por ponerle algún pero. El que fuera el triunfador del ciclo isidril anterior ha dejado impronta del buen concepto que atesora, reflejado en parte en el empaque y buen porte del que es propietario y eso le ha valido una oreja. La inspiración de Tejela, traducida en ganas, ilusión o tesón es la actitud que ha de mostrar cualquier torero que pise el ruedo de Madrid. Porque a San Isidro no se viene a figurar, sino a triunfar. Y todo lo que no sea eso o mínimamente se le parezca, sobra. |
|