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La tarde de este lunes se ha celebrado el tradicional festejo de la Feria de San Isidro Labrador con un festival taurino, en el poblado hidalguense de Tezoquipa, municipio de Atitalaquia, con lleno en la plaza portátil y tarde soleada. Se lidiaron tres novillos de Lebrija, bien presentados que cumplieron al caballo, mientras que en juego el primero fue complicado, el segundo de éstos se paró por el duro castigo que recibió y el cuarto tuvo cierta voluntad para seguir el engaño. Y un toro de Jorge De Haro, corrido en segundo lugar, muy bien presentado, para lidiarse en la misma Plaza México, que ha cumplido al picador y en juego ha sido muy bueno pero desafortunadamente desaprovechado, que fue ovacionado en el arrastre. Mariano Ramos, con el que abrió plaza de nombre “Patrón” con 400 kilos, estuvo voluntarioso con el percal y luego de que el animal recibiera dos puyazos, el torero ha estado tesonero y firme con un animal que no tuvo un pase y sí en cambio guasa, que se defendía y que nunca humilló. Cuatro pases por alto y un cambiado por delante en los medios, es lo que hay que decir de su labor. Pasó alguna fatiga para despacharlo, siendo silenciado. Lidió también el que cerró festejo de nombre “Mayordomo” con 380 kilos, al que éste, de mejor condición, lo ha toreado con temple y gusto a la verónica, rematando con un torero recorte y resultando desarmado al ejecutar una revolera. Con la muleta realizó una faena a base consentirlo, nunca de obligarlo sino dándole su aire para que repitiera la embestida, que fue a media altura, ejecutando pases con un importante temple en los que se gustó. Esta vez, luego de dejar casi entera contraria con la que tardó en doblar, cortó dos orejas. El segundo del festejo se llamó “Fiestero”, un toro hondo, largo y bien hecho con 520 kilos, con el que Mauricio Mendoza “El Guadalupano” se vio apurado al torearlo con el percal. Con la muleta, ante un toro de una importante clase así como recorrido, el torero estuvo desconfiado y sólo en dos tandas, de las varias con las que se quedó dentro el toro, fueron con quietud, siendo que el animal tuvo claridad y fijeza. Fue una pena que se haya ido inédito el toro. Lo mató de estocada caída yendo a morir a los medios la res, recibiendo una ovación en el arrastre, y dos más que generosas orejas el lidiador. “Delegado” fue el tercero, con 420 kilos, para Cristian Ortega, que salió decidido desde el primer instante, lanceando a un toro un punto avanto que volvía contrario y que recibió un fuerte puyazo que le produjo una prolongada sangría. Quitó con lances a pies juntos templados, banderilleando con dos cuarteos, de importante exposición el segundo, y un violín que enmendó luego de que en el anterior había dejado sólo un palo. Con la muleta inició por alto su labor, el animal se coló por el pitón derecho y le pegó una tanda por la izquierda, que fue la que tuvo la res, con temple y buen gusto, muy quieto. El animal buscó las tablas y ya poco pudo hacerle. Abaniqueo por la cara y desplante, lidiándolo bien y despachándolo de estocada caída, para cortar una oreja
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