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Los taurinos no tienen vergüenza. Decían por los altos del 7 que hoy habían preparado una novillada sin caballos con baile de corrales mañanero (tres desechados por falta de trapío) y así ha sido. Toros bobos (nobles les llaman), descastados, flojos, sin pitones (lo poco que tenían era sospechoso además), ideal para triunfar en cualquier plaza, pero no en Madrid. Salvo el sexto, los demás se fueron con dos simulacros de puyazo, alguno prácticamente sin sangrar. Y a pesar de ello todos perdieron las manos y caían derrumbados. Estaban más tiempo por el suelo que de pie y cuando se movían lo hacían con trote cochinero. En el 7 se oyeron varias veces palmas de tango pidiendo ¡toro! Plas plas plas, ¡toro! Plas plas plas...Y luego lo de ¡ladrooooones! Y las figuritas poniendo posturitas, echándose los becerrotes afuera, destoreando, en definitiva. El confirmante, “hijo-del-fino-torero-alicantino”, está para que no deje de estudiar y se dedique a otra cosa. Su envarado y rígido padrino, que al andar parece un torero almidonado, incluso comenzó con el cuarto animalito de rodillas. Se creería que estaba en un pueblo....Los claveleros, aleccionados de las excelencias de las figuritas por los seudo-periodistas “sobre-cogedores”, lo aplaudían casi todo, aunque en el fondo se daban cuenta de la mentira. Por eso tampoco se volcaban, aunque si mata a la primera, aunque hubiese sido de bajonazo, le regalan la orejita, seguro. Y el “chanquete malagueño” o elige toros de lidia para Madrid o se quedará en “torerito del rincón del sur”. Ya se temían los santos sufridores del 7 que hoy las figuritas de porcelana intentarían colarles no ya el medio toro sino el cuarto y mitad de toro y a fe que lo hicieron. Los taurinos, con la complicidad de la autoridad, habían conseguido de nuevo mofarse del espectador pagano. “A estos habría que haberles visto con los novillos de ayer”, decían. Y tenían toda la razón. Con estos taurinos no hacen falta ni abolicionistas ni defensores de los animales. Ellos solitos acabarán con los toros. |
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