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En tarde gris sin sol, toros ni toreros, resplandeció la torería de Luis Francisco Esplá quien, en su primero, obtuvo palmas; en su segundo, reeditó la esencia de la tauromaquia y cortó una oreja de oro al único ejemplar que no fue pitado en el arrastre. Los toros de San Simón (2) y San Pedro (4) decepcionaron. Terciados unos, novillos otros, evidenciaron su falta de raza, casta y calidad. Se silenció la labor de Juan Diego e Ignacio Garibay. |
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