|
Tres novillos con cualidades para el toreo y uno con temperamento, fueron los que lidió Huichapan bien presentados, bravos al caballo que recargaron con fijeza sin dolerse al duro castigo, que además fueron mal picados. En juego el primero tuvo temperamento y exigía mucho temple, no fue fácil. Segundo y tercero tuvieron nobleza y fijeza, y el último, con obediencia, tuvo el pequeño pecado de llevar la cara a media altura. Destacando además la actuación del también hidalguense Luis Gallardo y el michoacano Juan Chávez, éste último que cortó dos orejas, en lo que fue la tradicional novillada de la festividad de San Isidro Labrador en el poblado de Caxuxi, el pasado domingo. La plaza de toros El Carmen registró poco más de media entrada, con tarde nubosa y fresca y una brizna intermitente en la lidia de los dos primeros toros. Luis Gallardo, de verde botella y oro, no terminó por acomodarse al veroniquearlo. Recibió tres puyazos fuertes y tuvo motor el animal, con una embestida poderosa y temperamento en el tercio final, por lo que al novillero le exigió hiciera las cosas bien. Le pegó pases ligados por la derecha al animal que tuvo clase y repetición y que había que llevar muy toreado y templado pues de lo contrario tiraba violento derrote. Por el izquierdo se sirvió del ayudado para pegarle los pases, que los hubo importantes aunque por ese pitón la res se quedara corta en su viaje, y más si perdía el engaño. Nunca abrió el hocico y casi al final del trasteo comenzó a salir con la cara arriba. Lo lidió y señaló tres pinchazos y una estocada delantera caída, doblando en la querencia el animal. Hubo palmas cuando se retiró a la barrera. José Isabel Ortiz, de chocolate y oro, saludó con una larga de rodillas en tablas, estando voluntarioso a la verónica rematando con una revolera. No estuvo acertado al banderillearlo y con la franela, luego de doblarse con un novillo noble y con fijeza, obediente, no le tomó la distancia y le pegó solamente los pases en un trasteo sin estructura en la que anduvo a la deriva trompicándole en ocasiones el engaño. Lo mató de certera estocada, pidiendo la oreja un sector del público para finalmente la otorgara de forma generosa el Juez. Joaquín Álvarez “Joaquinillo”, de blanco con bordados en blanco y cabos negros, con el que estuvo voluntarioso al torearlo a la verónica. Le dieron dos fuertes puyazos al animal, y con la muleta, luego de que se doblara con otro buen novillo, sólo por momentos le tomó la distancia, a más de que le faltara ajustarse más con él al novillero, sin terminar de entender a otro noble animal que tampoco abrió el hocico. No estuvo certero con la espada hasta escuchar dos avisos, dejando finalmente estocada delantera, retirándose bajo algunos aplausos. Juan Chávez, de blanco y blanco, toreó bien a la verónica a su novillo que acometió pronto y emotivo al engaño. Estuvo embarullado en el quite y con la muleta ha dejado ver un buen concepto del toreo, toreando a este buen novillo con temple, siempre aseado y con asentamiento, dejando ver un valor sereno. Hubo naturales estimables que la gente le reconoció, mientras que el animal buscó apenas la zona de tablas y con el pecado de comenzar a salir con la cara arriba y llevarla a media altura cuando tomaba el engaño. Le pegó dos capetillinas y lo mató de media estocada, haciendo la cuadrilla doblar a la res a fuerza de capotazos, para cortar con fuerza las dos orejas, y algunas palmas en el arrastre al animal. |
|