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No se si es precaución la palabra, pero la verdad es que hoy en el callejón, la sensación en todo momento que daban los toreros, no era otra que la de “madre mía, donde nos hemos metido”. Y claro, con esos pensamientos, lo mejor era quitarse los toros, cuanto antes de en medio, como hizo Rivera. Así, que nos hemos quedado sin saber si los de Cuadri, eran buenos o malos; bueno por lo menos cuatro, porque los de Fernando Cruz, esos sí que eran malos de verdad, pero los otros cuatro nunca sabremos, si eran así de malos o no los quisieron ni ver. Por otra parte, como todo no podía ser malo, también diré que desde mi privilegiada posición, observé en todo momento el trato ejemplar de Rivera, para sus dos compañeros y en especial para su ahijado, con el que se mostró cariñoso y compañero en todo momento. |
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