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La plaza de toros de Eibar presentaba esta tarde una entrada de esas que hacía tiempo que no se veía y que ha sorprendido a propios y extraños. La fórmula para conseguir semejante entrada la había visto clara la Peña Taurina Pedrucho, encargada desde ahora de la gestión del coso. Se trata de convocar a esos toreros de la prensa rosa, esos que, qué duda cabe, llenan los tendidos. Ortega Cano, Rivera Ordóñez hacían el paseillo vestidos de corto. Les acompañaba Matías Tejela, que siendo el menos popular ha sido el triunfador de la tarde. Los novillos de Manolo González y González Sánchez Dalp han sacado esa calidad que se espera en el ganado de Núñez, la que gusta a los toreros porque permite correr la mano, aprovechar el último tranco y rematar atrás. Una corrida bien presentada y de buen juego, con mucha calidad, aunque áspero el primero. Con éste ha dudado Ortega Cano a quien se le ha visto inseguro en la lidia. Su segundo era un novillo bueno y noble, que se desplazaba y metía bien la cara por los dos pitones. Ortega se ha sentido cómodo con él y le ha podido hacer una faena de gusto, rebozándose en los pases, ligando y adornado. Algo forzado, eso sí, pero gustándose y llegando al público. De ahí la oreja que ha cortado. A Rivera Ordóñez le ha tocado en suerte un primer novillo noble, fijo, con recorrido y sin ninguna maldad. No ha estado muy lucido con él a pesar de que se dejaba y no daba problemas. Aún así le ha quitado una oreja, de festival. La segunda faena ha sido para la galería y le ha valido una oreja. Tejela ha estado en torero que promete, en torero que se entrega independientemente de la plaza y el espectáculo en el que se encuentre. No parecía estar en un festival. Se ha lucido con el capote en sus dos toros. A su primero le ha hecho una faena estructurada, bien pensada, con naturales de peso. Mostrando variedad y determinación. Pese a ser el menos famoso ha cortado dos apéndices. Una le ha cortado a su segundo, más brusco y que ha exigido un toreo más rápido y menos efectivo de cara al público. Felicitar desde aquí a la organización del festejo que ha conseguido, a base de famoseo, llenar el coso eibarrés, algo que algunos no hemos llegado a conocer. Ahora sería necesario que el público le coja el gusto al toreo y que sean capaces de acudir incluso con otros carteles. El primer paso está ya dado.
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