Miguel Espinosa Armillita, ha dicho adiós a los ruedos taurinos…como profesional. Ha dicho adiós, y en esa despedida, pareciera paradójico, dijeron muchos… muchísimos nuevos aficionados hola a la fiesta taurina. Sí, llegaron convocados por el hecho histórico de que un torero de la trayectoria de Miguel daba por terminada una carrera de… 27 años como torero, y conocieron una fiesta emotiva… sensible, llena de momentos intensos; y seguramente, quedaran conmovidos e invitados a volver, para seguir viviendo tan sui géneris espectáculo. Dieron las 6 de la tarde en punto de este primer día de mayo, y salió Miguel, acompañado de Enrique Ponce a dar inicio al paseo de cuadrillas… la plaza que estuvo a punto de llenarse, le recibió con estruendosa ovación que sonó hasta Saltillo, la tierra de su señor padre… don Fermín Espinosa Saucedo Armillita El Grande. Vinieron de inmediato los reconocimientos… el matador Ricardo Sánchez le entregó una charola. Acto seguido la Peña de Saltillo… un sarape, ¡hasta la aguerrida Porra Libre!... dio una herradura para la suerte echada. Y si con su primero de Teófilo Gómez, un burel que dio ciertas facilidades, Miguel se prodigó en pases plenos de cadencia y mítica belleza, sería con Muletero de Oro de Begoña, con el que dejaría una breve, pero intensa propuesta que iluminó los espíritus del emocionado público. Astado que fue brindado a su pequeño... su herencia y su destino. Un pinchazo hondo… y parecía que era suficiente, pero no. Miguel tuvo que dar un certero descabello, para que oficialmente quedara finiquitada su meritoria carrera. Vendría un océano de fotógrafos y camarógrafos que dejarían en cinta y papel guardado este importante momento histórico. Miguel dio dos vueltas triunfales en donde recibió el sentido homenaje no sólo del público desde los abarrotados tendidos, sino de ganaderos, subalternos y prensa. Sigiloso se mantuvo su apoderado José Manuel Espinosa, un hombre que a pesar de todo lo que se diga de él; de ser tan polémico, demostró en todo el andar torero de Miguel, lo que vale la lealtad, no para un primo, no para un torero, sino como verdadero amigo. ¡Suerte Miguel!… y lo mejor para tus nuevos retos. Pero… también estuvo Enrique Ponce, preocupado, como siempre, por la frívola estética. Así lo vimos con su primer ejemplar de Santa Bárbara, un pequeñajo obediente… sumiso, que iba a todo sin chistar. Con este burel, Enrique le hizo dar tantas vueltas en redondo, como rehilete. Saldría como segundo enemigo otro ejemplar… ¡también de Santa Bárbara!, pero se destrozó el pitón derecho a la salida, y tuvo que ser devuelto a los corrales, para entonces aparecer un burel de Fernando de la Mora, que fue encastado, complicado y entonces sí, Enrique, se impuso al astado y sumó pases templados de mérito. Con este burel no podía dar coba Ponce, y lo toreó haciendo gala de impecable técnica, y sus buenas maneras dieron como resultado una estupenda faena, que malogró con el acero, para quedar todo en la salida al tercio. Con el que cerró plaza, que brindó a Miguel, un toro soso, manso y descastado de Teófilo Gómez, dejó algunos redondos, pero no más. Volvió a fallar con la espada y tuvo que hacer uso del descabello. Cuando fue Miguel izado a hombros de los aficionados, Enrique sin venir a cuento… decidió también agregarse al homenaje, y se subió a los hombros de algunos despistados que por ahí oficiosamente pasaron. Así vimos dar la vuelta al redondel a Miguel… quien iba con la felicidad que irradiaba su ser. La figura de Miguel se fue desvaneciendo para las emocionadas miradas, tras rebasar el umbral de la Puerta Grande, pero cosas del destino… todavía dejó el hijo del maestro Fermín, como valiosa aportación a la tauromaquia nacional, no sólo esos bellos trazos artísticos, sino esa mar de jóvenes que convocados por él, desde este día fueron ungidos como aficionados, y serán el aire renovador que inyectará de vida y salud, a este espectáculo que ya huele a 5 siglos de historia. ¡Viva Aguascalientes!... ¡Tierra de la gente buena! |