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El juez de plaza (presidente), Jorge Ramos, este medio día acaba de afectar, y de manera muy importante, al no conceder una oreja ganada a toda ley por el matador Ricardo Rosas, tras una faena de calidad rubricada con una estocada entera en buen sitio, ante la petición mayoritaria del respetable. Cómo es posible que este juez venga a acabar con la fiesta aceptando animalitos sin reseñar en la Plaza México con aspecto de erales (2años) engordados para Enrique Ponce y, además le regale dos orejas. Otorga además, una oreja que no vale nada, a Jorge Benavides Cúchares que sí, estuvo entusiasta y voluntarioso, pero que pinchó y después señaló una estocada baja saliendo rebotado del encuentro, entonces el juez se compadece y le regala la orejita. Acaso esto no hace pensar que existen tendencias y compromisos con otras personas. Esto lo dejo a su criterio amigo aficionado. Ricardo Rosas ha estado muy bien en su primer astado de la ganadería de Huichapan. El toro era débil pero tenía un buen lado izquierdo, el cual, Ricardo supo aprovechar trazando naturales con temple, hondura y largueza con media muleta arrastrando en la arena que calaron fuerte en el tendido. La estocada ligeramente tendida pero en todo lo alto que hizo doblar al toro rápidamente y, el inepto juez prefirió agachar el rostro para evitar ver la presión de un público que exigía el justo trofeo. El torero resultó perjudicado, pues este trofeo lo pondría automáticamente en el cartel de triunfadores del próximo domingo, pero este hombre decidió sacarlo cuando el mérito era indiscutible. El segundo toro de Rosas fue un astado de Atenco infumable; reservón, peligroso, descastado y manso, por lo que abrevió acertadamente. Jorge Benavides Cúchares tuvo disposición en sus dos toros. El primero fue complicado y se colaba por pitón izquierdo. Cúchares estuvo voluntarioso y salió benévolamente al tercio. En su segundo, tercero del festejo de la ganadería de Huichapan, se desenvolvió de la misma manera, sólo que en esta ocasión, al segundo viaje con el acero, salió rebotado sin consecuencias, cosa que aprovechó el juez para rápidamente obsequiar la oreja. Una verdadera burla a la fiesta y la afición. Los toros bien presentados, con trapío y edad. La entrada, casi lleno. E esta ocasión se le rindió homenaje al prestigiado periodista Joaquín López Dóriga. |
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