La paciencia es un acto de espera y es un acto de fe; porque se tiene fe en lo que se espera. Una espera que da frutos cuando todo es obra de la buena fe. Eso también es la paciencia lidiadora, una buena fe del entendimiento hasta lograr con sensible inteligencia conjuntar una faena arquitectónica. Justamente es lo que se necesitaba con los complicados toros de Barralva… paciencia lidiadora; y por su puesto, poderles a los toros. A los toros hay que hacerlos embestir con base en la técnica, porque todos los toros tienen su lidia. Fue justamente Julián López El Juli, quien con base en la paciencia lidiadora sumo dos faenas intensas por sus argumentos toreros. Cortas… sí, breve fue el tiempo de su exposición, pero dejó constancia de su voluntad y temple en cada uno de sus trazos. Por eso sumó cuatro orejas. Rafael Ortega ha sido un caudal de buena fe, pero le falto mas paciencia lidiadora, porque el andar le iba bien y tuvo en sus dos intervenciones buenos momentos con las banderillas, pero en su afán de superar al Juli… todo quedó en el intento. Así anduvo también José María Luévano, sólo que él no se quiso quedar en las intenciones y regaló un astado de El Junco, que tuvo calidad y clase. José María lo toreó con cadenciosa armonía, con temple, y cuando se esperaba que tras la rubrica cortara dos orejas, fallo lamentablemente con el acero y todo quedo en una gran ovación. La entrada… cerca de tres cuartos del aforo. |