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Tarde de sol, a plaza llena de no hay billetes, se presentaron en la Maestranza Manuel Jesús "El Cid" (verde botella y oro), César Jiménez (blanco y plata) y Salvador Vega (azul añil y oro), ante ejemplares de Torrestrella,uno muy noble (5º), dos con juego y tres mansos. Dicen que tarde de expectación, es corrida de decepción. Esto se hizo realidad para "El Cid", que luego de abrir dos veces la Puerta del Príncipe, era esperado con sumo interés en Sevilla, pero el lote que le tocó fue el peor del encierro. Lanceó finamente a sus dos animales, pero se estrelló en la muleta ante las condiciones de ambos. Silencio y Silencio. César Jiménez tampoco pudo hacer mucho en su primero, que embestía con la cara alta toda la faena. Salvador Vega, deseoso de palmas, hizo un bello quite por chicuelinas y media verónica que fue aplaudido. Jiménez recetó una caída y murió el manso. No hay quinto malo. "Ojos negros", de 541 kg. negro zaíno precioso de tipo y bien hecho, largo y fuerte deja ver su clase desde la salida. Jiménez lo entiende así y lo aprovecha desde el inicio. Lo cuida en varas, le hace un bello quite por tapatías citando de largo. En los palos, el animal berreó doliéndose. Brinda al público, Cita desde el centro del anillo y el animal acude con una nobleza extrema, que le permite hacer una faena con suaves muletazos relajado el torero y prontísimo el animal. Derechazos coreados, naturales elegantes y adornos varios. Lució al animal. De pronto, un sector pide el indulto (incomprensible) y esa distracción lo hace pinchar para luego pegar una entera que mata al noble toro. Dos orejas. El Colorao, Ojo de perdiz, trotón y distraído de salida que le tocó a Salvador Vega se empleó en varas. Un magnífico tercer par enciende los ánimos y en la muleta el matador no llega a hacerse de su enemigo. Este le calamochea, y sin corregirle el defecto, le plantea un toreo por derechazos que el animal no se traga; lo coge y le destroza la taleguilla. Vuelto al toro, corrije y lidia. Torea. Música. Tres manoletinas y un trincherazo toreros antes de pinchar y luego estoquear con una entera que mata. Vuelta al ruedo. En su segundo toro, un animal con cierta raza, no lo entiende. No corrije sus defectos y el toro lo rebasa. Media caída. Silencio.
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