|
Corrida mixta con más de media entrada. Tarde fría y desagradable. Toros de carmen Lorenzo para rejones. Bien presentados, nobles y válidos. Toros de Bañuelos para el toreo a pie. Desiguales de hechuras en conjunto, feos de presentación aunque muy ofensivos por delante. Mansos en general y con posibles el sexto. Había expectación por ver a Pablo Hermoso de Mendoza en la Bella Easo. Se notó en los tendidos, que mostraban una entrada aceptable a pesar del frío de la tarde. No obstante Hermoso no tuvo una de esas tardes apoteósicas, una de esas en las que pone la plaza patas arriba. El primero fue un toro bueno, fijo y constante que terminó en menos, perdiendo las manos y muriendo de un rejonazo caído y trasero. Se le pidió una oreja pero no lo estimó conveniente el presidente. El segundo de Hermoso, tercero de la tarde, no tenía tanta calidad como el anterior y duró menos que éste. Lo pinchó Hermoso dos veces y el público quedó esperando algo más del Centauro de Estella. Quizás en Semana Grande... Rivera encontró un adversario complicado en su primero. Un manso de feas hechuras y serio por delante que hizo frente a su mansedumbre defendiéndose. Volteó al matador antes de rajarse, lo que buscaba desde el principio. Escuchó Rivera un aviso. El segundo de su lote fue un toro protestado por flojo y al que Rivera quiso, en principio, torear por abajo. Eso le hacía caer. Luego, en la media altura el toro calamocheaba y apretaba y el matador optó por abreviar. La espada fue su calvario. Gallo es un torero que promete, que quiere hacer las cosas bien y que es consciente de su porvenir. Su primero fue un marmolillo que sólo quiso moverse para buscar las tablas. Se empeñó en él el vasco-charro e insistió mucho, pero todo era imposible. Optó el torero por el arrimón para sacar ahí algún pase que ligar con el de pecho. Lo cerró por manoletinas ajustadas y enterró el acero entero. Ovación. El segundo, sexto de lidia ordinaria, fue el mejor de la tarde. Bien presentado, de bonitas hechuras, muy veleto. Anunciaba un buen pitó izquierdo y por ahí sacó el torero alguna tanda de color. Siempre muy amenazado. Peligroso era también el derecho y por ahí le había volteado. A base de insistencia, ganas, sitio y muleta le cortó Gallo una oreja tras un bajonazo y un aviso.
|
|