La teórica corrida final (aunque por incidente meteorológico nos queda el lunes la aplazada de los toros de Guardiola) con la expectación al máximo, esperando ilusionados el juego de los victorinos, se fue al traste. Si ayer Adolfo dio el petardo hoy su tío lo repitió e incluso lo superó. Justos de presentación, sólo un par de toros cumplieron en cierto grado y ni siquiera en varas. Como muestra basta un botón: un peón estuvo un buen rato junto a la oreja de un toro y no pasó nada. Victorino ¿qué has hecho con la casta que tenían los antiguos saltillos del marqués de Albaserrada? En resumen, muy mal por Victorino, que sigue dándonos la de arena en los últimos años. Y los toreros, en general, tampoco pudieron con el fuerte viento ni con la mansedumbre y pérdida de casta y fuerzas exhibida hoy por esta vacada.

Esplá comenzó bien, capoteando bajo los isidros (hoy el viento sí obligaba a buscar esos terrenos), puso los palos con facilidad, pero se fue diluyendo como un azucarillo. Nunca se acopló ni al viento ni a las embestidas descompuestas y a la defensiva de sus mansos oponentes. El lunes le veremos de nuevo, aunque nos parece que, salvo que le salga ese toro que todo el mundo sueña y además lo vea y quiera, está ya a la vuelta de todo y no creemos que se esfuerce lo más mínimo si las cosas se tuercen y las dificultades aparecen. No parece dispuesto a arriesgar.

Bolívar, apoderado por el ganadero, es un joven que está comenzando y aún está muy verde para resolver ciertas papeletas difíciles. Y difícil fue estar a la altura del buen tercero, uno de los pocos toros con recorrido y transmisión en sus embestidas. Dicen que los buenos toros descubren a los malos toreros y este axioma se cumplió con creces. Con el marmolillo sexto, un toro noblote más parecido a cualquier cosa antes que a un victorino (él sabrá lo que está mezclando, aunque, ojo, con los experimentos en ganado bravo) aburrió al personal y además falló a espadas. Victorino tiene mucho trabajo por delante, para terminar de modelar a su torero. Y que no eche las culpas a nadie, ni excusas a factores ajenos.

El Cid demostró que sigue siendo “la novia” de Las Ventas. Cierto es que a su difícil pero encastado y tobillero primero le presentó batalla, le pudo por el pitón derecho y repitió por el izquierdo, por donde no quería el toro, demostrando que es uno de los grandes actuales, si no el que más. Y Madrid se rindió a sus pies con justicia, aunque terminó echando por tierra todo al volver a mostrarse como un pinchaúvas. A pesar de todo, para él fue la mayor ovación de la tarde. Sin embargo, en su segundo, una alimaña de las de antes, aunque se esforzó y arriesgó, llegando a asustar a los tendidos, nunca aplicó la técnica adecuada de someterlo por bajo y doblarse repetidamente por ambos pitones, algo que el especialista Ruiz Miguel hacía años antes en casos similares. Y una vez sometido y acobardado el toro, terminaba por meterle en su muleta. Hoy El Cid no lo hizo y estuvo siempre a merced de ese toro. Se le aplaudió por su valentía, ánimo y ganas, pero a los veteranos de El 7 nos quedó la sensación de que se equivocó. Y aunque en este sí que acertó con la espada, se fue de vacío, cuando su tarde podía haber sido de Puerta Grande. A pesar de todo, sigue siendo uno de los amores incondicionales de la afición venteña, pues nadie le puede negar ni sus ganas en Madrid ni su toreo de largo recorrido...cuando puede ejecutarlo, el que cala en todos los tendidos.

Y hoy, como final de la feria, una reflexión. Decía Antoñete, cuando aún estaba en activo, que si no existiese El 7 habría que inventarlo y que últimamente se había “amariconado” en exceso, pues en sus años mozos las broncas que daban eran mucho mayores. Pues bien, cómo le ha cambiado la edad, ahora que es usted comentarista. No pasa día sin criticarnos y sin meterse con nosotros cuando protestamos, diciendo que nos pasamos ¿En qué quedamos, maestro? La verdad es que usted llegó a lo que llegó, principalmente por sus méritos como torero, pero creo que El 7 siempre le defendió por su especial torería, aún cuando estuviese menos bien, que fueron muchas veces. Ahora usted nos acusa de todos los males de la fiesta y nunca dice que la culpa es de los toreros, cuando lo es casi siempre. Pues debemos recordarle que nosotros no estamos orquestados, decimos lo que nos parece, protestamos cuando lo creemos conveniente y aplaudimos cuando queremos y eso es espontáneo. Si antes le parecía bien no entendemos por qué ahora lo ve mal. Como no sea por conservar su puesto de “comentarista”, en el que está usted descendiendo a posiciones difícilmente justificables por ética. Siempre le respetaremos como torero pero como comentarista LE EXIGIMOS UN RESPETO SIMILAR. Esta recomendación la queremos extender a sus compañeros de terna y a los comentaristas de otros medios, que están un día sí y otro también insultándonos y faltándonos al respeto. Y ahora la reflexión final. LOS DE EL 7 NO SOMOS LOS CULPABLES DE LOS MALES DE LA FIESTA NI TENEMOS QUE SER LOS DEFENSORES DE LA MISMA. Busquen los culpables entre los taurinos y si quieren buscar defensores empiecen por denunciar en otros ambientes que ganan dinero con la fiesta y viven de ella y no en los “profesionales” que pasamos por taquilla cada día, para ver un espectáculo diferente a lo que se anuncia en los carteles y por el que compramos un contrato llamado “billete”. Haremos lo que nos parezca en cada caso, que para eso pagamos ¿Le queda a usted claro?.