Hoy El 7 estaba ya preocupado antes de comenzar la corrida. Razón: de los seis toros preparados por Adolfo, suponemos que con sumo cuidado, no pasaron tres (dos por falta de trapío, más bien no daban el mínimo peso y otro por astillamiento de un pitón). Hubo de remendarse con otros tres traídos a última hora. Mal empezaba todo. Parece mentira que el ganadero no sepa cómo venir a Madrid. De esta forma, de los seis bichejos que saltaron a la arena sólo un par de ellos eran para Madrid. De todas formas, los aficionados sabemos cómo es este encaste y no nos importaría pitarlos de salida y ovacionarlos en su arrastre, algo que ha pasado otras veces. Por eso se esperó un poco. El problema es que al final del festejo la decepción era total. Los adolfos estuvieron cerca de la mansedumbre y del descaste, salvo alguna excepción y si siguen así lo mejor es que no vuelvan en una larga temporada. Aquellos antiguos encastados, que peleaban en el caballo, que no daban respiro a los toreros, que hacían un derroche de ganas de pelea no queda casi nada. Adolfo verá lo que hace, pero pasar de lidiar cuatro corridas a las ocho o diez de los últimos años da la impresión de ser a costa de bajar las exigencias en la selección ¿Querrá que se los toreen las figuras, a costa de hacerlos más comerciales y cómodos? Vaya usted a saber.

Y tras decir todo esto y dar una bajísima nota al encierro de hoy, debo añadir que la mayoría de los adolfos eran toreables, posiblemente no de triunfo clamoroso pero a casi todos se les podía haber hecho bastante más de lo que vimos y cortales las orejas ¿La culpa? Indiscutiblemente de la terna, que estuvo deambulando por el ruedo como tres funcionarios (con el máximo respeto a éstos), no como tres toreros que se supone que son.

Lo de Encabo es ya de una preocupación creciente. Bastaba ver su desencajada cara y la más desencajada aún de su apoderado Corbelle en el callejón. Cualquier día hay divorcio...y no precisamente a la italiana. Sin sitio, sin fajarse, sin lidiar, sin ganas. Y no digamos nada de su labor navajera para matar sus toros. Un total desastre y otra oportunidad perdida. Y van...

Domingo López Chaves, un modesto, últimamente especializado en echarle valor y arrestos a las duras corridas que le ponen delante, no pudo brillar con los toros de Adolfo, al estar justos de casi todo. Además quedaron en evidencia sus escasos recursos técnicos con el tercero, el mejor de la tarde, el que iba más largo, el que más se entregaba, hasta que a base de torearle para fuera el toro se hartó y dejó de embestirle. Con el sexto estaba hundido, como la tarde, al haberse ido la corrida por la cuesta abajo e incapaz de levantarla. Esa tarea era imposible hoy para él.

El Fundi fue el único que hizo despertar del sopor al personal por diversas razones. Tras parear vulgarmente (como es habitual se cedieron los palos Encabo y él en los dos primeros toros) y un trasteo para olvidar a su primero (el más anovillado de todos), desde El 7 se le protestó cuando quiso banderillear al cuarto. Cogió un tremendo rebote y ordenó hacerlo a sus peones, entre los que estaba Jesús Pérez “El Madrileño”, que ha tenido excelentes actuaciones en esta plaza las últimas veces que ha venido. Pues ni por esas. No sabemos si por la presión, por el no querer dejar en evidencia a su jefe o por qué, el caso es que tampoco Jesús dio la talla. Luego, El Fundi se fue bajo los isidros de la solanera y allí intentó calentar al personal. Su labor fue penosa, nunca se acopló y cuando quiso alargar más aún la faena, los de El 7 comenzaron a protestarle por ello. Tras responderles con un desplante y una mirada chulesca, abrevió y se fue a por la espada. Y se produjo el milagro de la tarde, el momento más brillante y torero de la soporífera corrida. Tumbó al toro de un estoconazo extraordinario, que puso al adolfo patas arriba en unos segundos. Seguro que será la estocada de la feria, imposible de superar. Salió a saludar hasta las rayas, mezclándose las justas palmas por su gran estocada con los pitos desde El 7 por su anterior provocación. Esta polémica es lo único que hizo despertar al público de tan aburrido festejo.

Como final diré que un amigo de El 7 me dijo al terminar la corrida que esta es la PEOR FERIA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS, a pesar de tantas orejas y salidas a hombros regaladas. Puede que sea verdad, pues es la feria en la que peor se torea, peor se pica, peor se lidia y menos emoción hemos sentido (sin toros no puede haberla), aunque los “vendedores” de éxitos de la tele sigan haciéndose los simpáticos y regalando jamones y cañas de lomo todos los días ¡A los de El 7 nos dan asco! Y no es por la charcutería sino por sus mentiras, que engañan a los que no saben.