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Lleno total en este Domingo de Resurrección sevillano. La lluvia, que había amenazado toda la semana y que echó al traste el transcurrir de algunas procesiones, no hizo presencia y la corrida de Juan Pedro Domecq se lidió en una tarde nublada pero agradable. Fue un encierro bien presentado, muy en el tipo de Sevilla, quizás un poco flojo de fuerzas, pero noble y válido. A destacar el tercero de la tarde, que fue aplaudido en el arrastre y que lidió Manuel Jesús El Cid. Fue un toro que se paró de salida, que luego acudió largo a todos los cites y al que se le cuidó mucho en el caballo. Durante la lidia el toro fue a más y en el arrastre recibió los aplausos de la afición sevillana. Fue bien lidiado y así terminó el tercio de banderillas, El Cid lo citó desde los medios, con la muleta en la mano izquierda. Llegó a ella con muy buen son y allí le ligó el espada la primera serie. Ese terreno era el que el torero quería para su faena y en él transcurrió toda ella. Dos tandas en la mano derecha, ligadas, medidas y con muletazos de mucha calidad, la muleta siempre puesta, como ya es costumbre de la casa. La mano izquierda poderosa. La ligazón fue total en la serie que luego vino en la derecha. Lo dobló por abajo para cuadrarlo a la muerte y allí lo estoqueó a la primera, rápido, como un cañón. Cortó dos orejas. Su segundo toro fue un animal muy protestado por inválido y las palmas de tango invadieron el ruedo hasta que el diestro lo llevó a los medios y confeccionó la primera tanda en el derecho. En el izquierdo le fue sacando uno a uno los naturales, siempre sin perder el sitio. Lo cierró con la mano izquierda, por abajo y por arriba, gustándose, un trincherazo de cartel y de nuevo la estocada y la oreja. Salió a hombros por la puerta del Príncipe. La decisión, el sitio, la medida de las faenas y un buen toreo y un par de estocadas dieron el triunfo a El Cid. Enrique Ponce tuvo destellos en su primero y una faena de mérito en su segundo al que pronto supo encontrar los terrenos adecuados. Tandas en la mano izquierda, algún natural muy bueno y de uno en uno hasta conseguir ligarle el resto. Estocada y oreja. El Juli ha estado desganado, sin encontrar el lugar adecuado para la lidia y por debajo de sus dos toros, que ciertamente han sido los menos buenos de la tarde. Se desmonteró el banderillero Jose Antonio Carretero. |
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