Ante media entrada se lidiaron 7 astados de Golondrinas, uno de ellos para rejones bien presentado que fue bueno, los de lidia a pie, sólo quinto y sexto justos de presencia, los demás anovillados. Sobresalió el segundo que fue bueno y en general mansos y descastados. El rejoneador Sergio Vegas, pitos tras aviso; Rafael Ortega, silencio y dos orejas; Mario Coelho, silencio tras aviso y silencio; José Luis Angelino, oreja y silencio. Rafael Ortega cortó dos orejas, gracias a que el juez Facundo Arroyo todavía no entiende lo que es darle seriedad a la fiesta, que no dijeron nada en una actuación mediocre en su segundo astado. En su primero, realizó una faena derechista en la que tampoco conectó con el público. En resumen, una actuación decepcionante. José Luis Angelino obtuvo un apéndice de su primero, un toro manso y débil sin peligro. Angelino sólo dio medios pases y, por exceso de confianza, la res lo trompicó pero su mansedumbre y falta de casta hicieron que se retirar huyendo de la escena. Una oreja en un trasteo inadvertido. Estuvo voluntarioso con el que cerró plaza pero el público ya no puso atención a su labor y se retiró en silencio. Mario Coelho no aprovechó al mejor del encierro. Tiene muchas poses de torero fino, pero sus maneras son toscas y no tiene aguante por lo que quedó por debajo de las condiciones del astado que escuchó palmas en el arrastre. Tampoco pudo con su segundo. El rejoneador Sergio Vegas es un excelente jinete. Torea extraordinariamente a caballo, sabe templar y lidiar a los toros, pero no tiene buena puntería al clavar los rejones. Por momentos expone demasiado a sus cabalgaduras cosa que se le reprueba con fuerza. Anduvo mal con el rejón de muerte por lo que echó pie a tierra pasando apuros para despachar a un toro que fue extraordinario. Pitos tras aviso. Es una pena que un ganadero irresponsable haya enviado un encierro tan disparejo de presencia ante el entusiasmo de un empresario que busca la seriedad en la fiesta, aunque también este último, tiene que enfrentar las exigencias y comodidades de toreros como Rafael Ortega. |