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Comenzó el serial y el 7 ya estaba en su sitio. Desde este tendido y grada se protestaron todos los toros de Martelilla, bien presentados de salida aunque luego todos sospechosos de pitones, inválidos, mansos y descastados, pero don César Gómez, en el palco, no quería saber nada de los podridos toros que iban saliendo de chiqueros. Y comenzaron los coros desde la grada del 7 cantando los típicos estribillos de “Toro, plas plas, plas...” y el de “Ladrooooones”. Parecía que el tiempo había estado detenido un año. Todo seguía igual. Y los señoritos y paletos mientras aplaudiendo todo, fuera malo o....peor. Igualito que hace un año. Y es que los taurinos han estado en este principio de temporada diciendo, por medio de sus incondicionales voceros serviles y habituales de siempre, que estábamos en la nueva edad de oro del toreo. Se amparaban en los sucesos habidos en esta y en otras plazas, donde se ha simulado la suerte de varas para luego cantar maravillas de los nuevos valores y las tremendas gestas de algunos otros ya conocidos y poder así seguir manteniendo viva la “vaca de oro”, de cuyas ubres todos ellos se alimentan. Pero aquí, ahora, señores, es otra cosa. Y deberán corroborarlo. En cuanto a rebatir todos los argumentos de los taurinos, sólo diremos que los dos únicos toros que se pudieron considerar hoy como tales y a los que se pudieron cortar orejas fueron quinto (de 606 kg.) y sexto, cinqueño. Que nos vengan ahora a contar la milonga de que lo mejor es el novillo terciado para poder hacer el toreo güeno...y que los toros grandes y los cinqueños son imposibles. Venga ya. De los toreros, digamos que Encabo está en un alarmante bache, por no llamarle abismo. Nadie duda de su voluntad de agradar, de no esconder a los toros, pero todo bajo mínimos. Por otro lado, las cabriolas y números circenses de Ferrera en banderillas, causarán el regocijo de claveleros e isidros, pero de eso a torear...Eso sí, es un buen recortador, pero nada más. Así sólo puede triunfar en otras plazas, aquí no. Y respecto a Fernando Cruz, aún se le ve afligido por su reciente cogida y hasta que no la olvide no volverá a ser la promesa que era. A pesar de todo fue el único de la terna que intentó hacer el toreo. Pero con estos toros, hoy, para él, era prácticamente imposible. En fin, esto no ha hecho más que comenzar. Aún mantenemos las esperanzas en unos pocos toreros que nos han ilusionado, pero para que lo corroboren es necesario el toro de lidia. Algo que esta tarde ha brillado por su ausencia. En otras plazas, el taurinismo podrá ocultarlo pero en Las Ventas siempre estará el 7 para denunciarlo. Aunque a algunos no les guste. Y eso que aún estábamos un poco enmohecidos. Pero con unos pocos espectáculos como el de hoy, enseguida nos pondremos en forma. |
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