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"¡Fueron cuatro jóvenes que dejaron interesantísimos detalles en el redondel!". Así me dijo eufórico, el estupendo aficionado, don Octavio Álvarez, quien agregó... "Si Mike Penning del Club Taurino de Londres, nos hubiera acompañado, sólo habría criticado la presencia de los novillos, sobre todo el primero". Y efectivamente, lector amigo, como señaló don Octavio, los pequeñajos de Joselito Huerta, si bien es cierto que se dejaron torear, han sido mansos y dóciles, aunque desarrollando buen estilo. Una contundente verdad, es que tuvieron presencia de erales (dos años). El bisoño Manuel González Montoyita, fue quien cortó la solitaria oreja del festejo con el que cerró plaza. Tuvo frente a su novatez el ejemplar mejor presentado, y así vimos muy poco... o mejor dicho, nada de capa, pues fue constantemente desarmado por las dudas que ostensiblemente transmitió al tendido. Sorpresivamente Montoyita, con la tela roja salió decidido y logró plausibles trazos, fundamentalmente, con la mano diestra conectando de inmediato con el respetable. Sí... hubo respuesta por el lado natural, y ahí vimos uno tan largo y sentido, que enseñó que este joven puede tener un futuro halagüeño. Por supuesto, que lo bien iniciado y mejor continuado, tuvo un buen epílogo... unas ajustadísimas manoletinas. Tras tirarse a matar Montoyita, fue en el segundo intento, cuando depositó certero estoconazo, y el público exigió la concesión de la merecida oreja que comentamos línas arriba. Antes, en el tercero, Alberto Lima... con un cuerpo medio robusto, mostró buenas maneras desde con la capa... lances con cadencia. Su faena, fue escrita con temple... tirando del pequeñajo, y sí... es otro joven que bien llevado puede dar mucho. Lástima grande, que estuviera tan mal con el acero, que llegó a escuchar un aviso y perdió su trofeo, quedando todo... en una gran ovación en el tercio. Joaquinillo... quien salió en segundo sitio, nos sorprendió cuando valerosamente, se fue a la puerta de toriles, dándole apenas un poco de espacio a la salida de bovino. Así se sucedió una larga cambiada, para esperar el regreso del burel que corría por el anillo, y así volvió a recetarle otra más. Incorporado, le veroniqueó con mucho gusto. Su faena tuvo altibajos, por momentos esperanzadores. Creíamos que sumaría pases importantes con la mano diestra, pero en otros... desilusionaba a los espíritus arrebatados. Después de probar con el pincho, Joaquinillo, sólo pudo lograr una aplaudida vuelta al ruedo. Paco Vivanco... fue el primer espada. Se vio con muchas precauciones. Le falta torear, y quizá así, sumando experiencia, pueda aprovechar sus cualidades. Pésimo con el acero, para sorprendernos con una salida al tercio. Cabe reclamar a los señores picadores, que se excedieron con el castigo... así no se puede. Pues esto no sustituye las capacidades de los lidiadores. |
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