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La primera corrida de toros de las Fallas de Valencia no ha dejado huella alguna. Toros de Alcurrucén que, en esta ocasión, han sido inútiles para la lidia puesto que, su bronquedad, ha dificultado en exceso la posible labor creativa de los diestros. Si malos eran los de Alcurrucén, los dos restantes que faltaban para completar el lote, igualmente, de la familia Lozano, tampoco sirvieron para el lucimiento. Ante estos ejemplares, poco se podía hacer para desdicha de los diestros. El Califa, apagado y voluntarioso, poco más de lo que hizo podía haber hecho. Una pena porque, su estrella se está apagando y, contratos, apenas tiene ninguno. Me consta la ilusión que José Pacheco traía para dicho festejo y, como se suele decir, su gozo, dentro de un pozo. Futuro negro el de este torero que, en repetidas ocasiones, supo encandilar a la afición de Madrid y de otras muchas plazas cuando le llevaba Enrique Grau. Uceda Leal tiene un gran concepto del toreo. Es más, torea con mucha pureza y mejor hondura, aunque, en esta ocasión sólo en su segundo enemigo pudo atisbar algunas de sus maneras puesto que, el enemigo, siempre con la cara arriba, no le ha dejado lucirse en la medida en que él soñaba. Una certerísima estocada en la cruz, le ha permitido dar la única vuelta al ruedo. Luís Bolívar reaparecía en Valencia tras la gravísima cornada que sufriera el día de su alternativa. Tienen un concepto hondo del toreo y, por retazos, en la medida que ha podido, así lo ha demostrado pero, todo ha quedado en meros intentos porque, en su primero, de haber estado brillante con la espada, su logro, hubiera sido otro. En se segundo, sin apenas material para el lucimiento, todo ha quedado en meras ilusiones y vanos intentos. Una pena porque, Bolívar es un buen torero pero que, ante todo, necesita contratos y, la única forma que tiene de lograrlos es dejándose matar; así de duro, pero así de real. |
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