Bernar ante su exposición

-Ante todo, eres un chaval, segundo eres veterinario y, por Dios, ¿cómo surgió la llamada del arte dentro de tu ser para que, en breve espacio de tiempo te hayas convertido en un artista único en tu género?
 
Por pura necesidad; no tenía cuadros en casa y como los que realmente me gustan tienen precios prohibitivos decidí pintarlos yo a ver que salía. Podría darte otra explicación más literaria pero siéndote totalmente sincero esa fue la verdadera causa de empezar a pintar.
 
-Como curiosidad, ¿cuál fue el primer lienzo taurino que pintaste?
 
De pequeño siempre estaba garabateando toros. Luego ya, en 2011 cuando empecé a pintar, todavía nada taurino, me enteré que había un concurso de dibujo taurino en la Asociación Cultural-Taurina Domingo Ortega en la Torre de Esteban Hambrán (Toledo). Me presenté con un cuadro que se titulaba “El turronero del cante grande”, con Manzanares como protagonista, y gané el concurso. Aluciné cuando me dieron la noticia. Pero aluciné más cuando fui a recoger el trofeo y vi que entre los que también habían concursado estaba mi admiradísimo Diego Ramos. No me lo creía.
 
-Fíjate como es la vida, acudiste a la universidad para estudiar veterinaria, algo que hacen miles de personas por el mundo y, para el arte no acudiste a escuela alguna ¿dónde radica el milagro?
 
Paco Ojeda dijo que lo peor que le puede pasar a un torero es que le enseñen a torear. Con la pintura pasa más o menos lo mismo. En las Academias te pueden enseñar la técnica, pero eso también se puede aprender leyendo libros o viendo videos de pintura. Ahora Youtube, para todo eso ayuda mucho. Una vez que conoces la técnica ya estás tú solo con un pincel en la mano y un lienzo en blanco.
 
-A la hora de pintar, ¿te inspiraste en algún maestro en concreto?
 
Siempre tiene que haber referentes. Sorolla para mí es punto y aparte. Aunque como no, hay tantos y tan buenos que de todos puedes sacar algo genial.
 

Uno de sus cuadros: 'Esencia de Romero'

-Imagino, claro está, que para pintar cuadros de temática taurina, barrunto que serás un buen aficionado. ¿Digo bien? Y si lo eres, ¿de dónde te viene la afición?
 
Mi padre fue el que me llevaba a los toros con 4-5 años. En mi inocencia imaginaba que de mayor sería figura del toreo como aquellos que tanto admiraba en aquella época. No me veía siendo otra cosa que no fuera torero. Luego cuando ya te haces mayor los estudios te entretienen tanto que de que te das cuenta se te ha pasado la edad de intentarlo. Ahora me alegro muchísimo de no haberlo intentado porque ser torero es un milagro y una profesión durísima.
 
-¿Cómo entiendes tú la genialidad del pintor López Torres, tomellosero por la gracia de Dios que confesó no haber vendido un cuadro en su vida porque de igual modo nadie vendería a un hijo?
 
No soy partidario de esa teoría. Si alguien es capaz de pagar por una obra tuya es que realmente le gusta y por tanto merece disfrutarlo en su casa. 

-¿Qué pretensiones tienes como pintor?
 
Ninguna. De hecho hace casi tres años que no pinto. Sé que volveré a pintar, pero sin ningún ánimo de ganarme la vida con esto porque también sé que es casi imposible vivir de la pintura.
 
-¿Qué me dirías si te dijera que tu pintura me recuerda a la del colombiano Diego Ramos?
 
Diego Ramos es el mejor pintor taurino de todos los tiempos. Si te recuerda en algo mi pintura a la de él, es el mejor piropo que me pueden echar como pintor.
 
-En la exposición que estos días hemos visto en Tomelloso de tu obra, no sé si toda, pero sí extensísima, llamó mucho la atención tu lienzo sobre Joselito y Belmonte, la de la célebre foto en que ambos están apoyados junto a la barrera. ¿Era tu obra cumbre en dicha exposición?
 
Era una de mis favoritas pero no la que más. Sé que ha gustado mucho ese cuadro pero hay otras cosas de las que me siento mucho más satisfecho. Para gustos los colores, nunca mejor dicho. Por cierto, como dices, una obra que tuvo muchos novios, pero que la compró un señor tres minutos después de estar expuesta.
 

'El péndulo' homenaje a Dámaso González

-¿Cuántas obras, si es que las has contado, llevas pintadas de temas taurinos?
 
Prácticamente estaba todo lo que he pintado en mi vida en la exposición de Tomelloso. Al haber estado tan poco tiempo pintando no me ha dado tiempo a tener una obra muy extensa.
 
-Me decías que empezaste a pintar hace apenas un lustro, me confiesas que hace tres años que no pintas. ¿Cómo se entiende esa abstracción hacia el arte en ese tiempo de asueto que te has tomado al respecto?
 
Muy sencillo. El arte es sinónimo de inspiración del momento que, para suerte de los pintores, podemos llevarlo a cabo cuando nuestro corazón nos indique; nada que ver con el arte del torero que tiene que ser en el momento que salga el toro sin posibilidad de dilación alguna. De que seguiré pintando, y mucho, no lo dudes. Pero son rachas las que pasamos los artistas que, cuando no sientes la llamada del corazón es mejor parar. Es, como te digo, la ventaja de lo que tú hablaste, el arte estático al que le puedes dar forma en el momento que creas oportuno.
 
-Por cierto, imagino que, como pintor, serás capaz de aventurarte en cualquier temática. ¿Ya lo hiciste alguna vez?
 
Sí, sobretodo en la figura humana. Es apasionante y complejísima.
 
-Me llenó de gloria verte tan feliz junto a los taurinos de Tomelloso que, todos, sin distinción, aman a la fiesta de los toros y, acto seguido al arte en su conjunto, por eso te reclamaron en dicha ciudad ¿verdad?
 
En Tomelloso he encontrado gente grande de verdad. Unos SEÑORES. Y tienen verdadera afición. Merecen todo mi respeto.
 
-Como curiosidad mía, Bernar, ¿dejarías tu carrera como veterinario para poder vivir absolutamente de la pintura?
 
Ahora mismo, ¿dónde hay que firmar? Jajaja
 

El rejoneo presente: 'La herencia de Cagancho'

-¿Qué te aporta el arte que no te dio la ciencia veterinaria?
 
Conocer a gente tan aficionada al toro como yo, y que desgraciadamente no hay entre el resto de la gente que conozco. ¡Con lo que a mí me gusta hablar de toros!
 
-¿Qué le dirías a un separatista y antitaurino para que te comprara un lienzo de toros?
 
Nada. Sé que no lo van a comprar y yo no me voy a molestar en convencerlos.

-Ignacio Zuloaga pintó como nadie a Belmonte pero tú no te has quedado a la zaga. ¿Te inspiró el maestro vasco para llevar a cabo tu realidad del cuadro tuyo que antes hemos referido?
 
Por supuesto; Zuloaga hizo el mejor retrato que se ha hecho de Juan Belmonte.
 
-Tú que debes ser un buen aficionado, ¿cómo puedes comprender que, Manuel Chávez Nogales que no sabía nada de toros, que jamás asistió a una corrida de toros, de su pluma y su corazón fluyera el mejor libro de toros que se ha escrito en el universo?
 
Me consta que Chávez Nogales conocía al maestro desde niño. Juan le fue contando su vida, que era de novela. Y Chávez supo darle forma de manera magistral. Y ahí está, el que quiera que la supere.
 
-¿Podría ocurrir lo mismo, es decir, que un pintor taurino no le gustaran los toros?
 
Por supuesto. Cualquier estampa taurina tiene tanta fuerza, color y luz que le pasa lo mismo que a la vida de Belmonte. A poco que encuentre a un pintor que le de forma, podrá hacer una gran obra de arte.
 

'El irrepetible'. No hace falta decir de quién se trata

-¿Qué sientes cuando se cierra una plaza de toros?
 
Que ya no se volverá a abrir. Es una pena pero es así.
 
-¿Qué crees tú que debe de cambiar en la sociedad española para que los aficionados a los toros seamos respetados?
 
Esta pregunta tiene mucha miga... Educación, respeto, tolerancia, empatía, humanidad... en fin tantas y tantas virtudes de las que a grandes rasgos carece la sociedad de ahora. Pero sobre todo a la gente le falta la capacidad de no dejarse llevar por modas. Los medios de comunicación tienen un poder omnímodo. Nos dicen que comer, que vestir, a quien idolatrar o a quien odiar y son sin duda el escaparate de las grandes multinacionales. No nos damos cuenta que detrás de este animalismo ñoño están las grandes factorías que han visto un filón en el mundo de la mascota. Se mueven capitales monstruosos en piensos, medicamentos, tratamientos sanitarios y un amplísimo abanico de juguetes y ropa para mascotas. Les conviene que todos tengamos al menos una. Hasta ahí lo veo perfecto. Pero claro, para exacerbar ese sentimiento hay que perseguir cualquier atisbo de violencia contra un animal. Ahí entra la persecución al mundo del toro. Se financia a determinadas personas que actúan de levadura para mover masas humanas y que persigan lo taurino, y éstas, ciegas, no reflexionan del porqué de su odio hacia el mundo del toro. Simplemente se dejan llevar y desahogan su frustración contra algo o alguien, da igual quien o que sea. En esta época le ha tocado al mundo del toro. Igual que en otras les tocó a los homosexuales, a los negros, a los judíos... Se me cae el alma a los pies cuando alguien dice que prefiere que se muera una persona a que se muera un perro o que se regocijan cuando un torero sufre un cornalón. Ejemplos de este tipo los hemos escuchado en los medios de comunicación, redes sociales o en plena calle. Defender el animalismo es loable, pero ojo, siempre que no se menosprecie y se anteponga a la defensa de una vida humana.
 
-Por cierto, de toda tu obra, ¿has pintado algún cuadro y, tras verlo hecho realidad te has dicho, este es para mí, no lo vendo por nada del mundo?
 
Con algún cuadro al terminarlo te confieso que sí que he tenido ese flechazo y solo le ves virtudes. Conforme pasa el tiempo unos siguen encandilándote y no te cansas de contemplarlos. A esos no los miro... los admiro... jeje. Y a otros les empiezas a ver algunas cosas que no te parecen ya tan maravillosas, se va apagando la chispa y terminas por tenerle un cariño que no te impedirá desprenderte de él si llega la ocasión. Con otros directamente los odias. Es bastante parecido a tener una novia... jajaja
 
-¿Qué sientes cuando algún comprador de un cuadro tuyo te dice que se siente dichoso cada día al contemplarlo?
 
Eso me pasó en Tomelloso con uno de los cuadros que vendí, el llamado LA EDAD DE ORO DEL TOREO que no es otro que las figuras de Joselito y Belmonte junto a la barrera de una plaza de toros. El comprador estaba tan gozoso que me llenó de gloria.
 

'La Edad de Oro del Toreo'. Emblemática obra de Bernar