La cara de felicidad de Ginés Marín lo dice todo

-Por cierto, Ginés, han pasado ya varios días desde aquel 25 de mayo en que, a no dudar, dicha fecha vivirá eternamente dentro de tu ser. ¿Ya bajaste de la nube?

Ya bajé, es cierto. Pero así estaba, flotando, sin creerme que todo aquello me estaba sucediendo a mí. Claro que, a Dios gracias, cuando me encontré en la soledad de mi habitación, incluso lloré de la emoción que pude sentir al comprobar que había sido yo elegido por la suerte para lograr el gran triunfo que conseguí. No es nada sencillo digerir aquel torrente de emociones y sensaciones que corrían por mis venas.

-Tras aquella apoteosis ¿podríamos decir que ya lo tienes todo ganado?

Para nada. Esto no ha hecho nada más que empezar. Digamos que aprobé el “examen” con muy buena nota, pero queda toda una vida por delante. Es cierto que, gracias a ese triunfo tan grande sospecho que podré entrar en muchas ferias pero, la dureza de la profesión sigue siendo la misma, porque en la segunda actuación que tuve en Madrid, los toros no quisieron que pudiera revalidar lo que con tanta ilusión había logrado.

Fue la fecha de su confirmación

-Imagino, Ginés, que saberte el auténtico triunfador de Madrid por ser el único diestro que le ha cortado las orejas a un toro, las dos, eso debe ser emocionante.

Es la culminación de todos los sueños que un torero pueda tener porque, como sabes, que todo se conjugue para la culminación del éxito, eso tiene tintes de milagro, por miles de razones, pero que las sabemos todos. Por eso hay que darle gracias al destino que, ante todo, me tenía preparado la sorpresa del gran triunfo del día de mi confirmación porque, de haber tenido una sola tarde firmada y haber sido la segunda, ahora no estaríamos hablando de éxito alguno.

-O sea que, para ti, la suerte cuenta.

Y tanto. Te contaba antes la de verbos que se tienen que conjugar en Madrid para que llegue el éxito y, en mi caso, que todo fluyera a favor, no deja de ser una culminación de la suerte que, en dicho día, quiso estar a mi lado. Imagina, por ejemplo, que dicho toro del éxito lo hubiera pinchado, como me sucedió con mi primer enemigo, el de la confirmación. Pero para mí fortuna, como una especie de milagro se dieron todas las circunstancias para que pudiera lograr el éxito, de forma rotunda.

El primer toro no le dejó expresarse como quería

-Como antes te contaba, eso de que un gran aficionado de Madrid, Carlos del Pozo, me confesara el hombre que tienes tres virtudes como heredadas de tres grandes toreros, Tomás, Talavante y Morante, pero todo en un mismo ser, tu persona. Como este mensaje se difunda por el universo taurino imagino que, a partir de ahora te van a exigir mucho más porque el axioma obliga a mucho. ¿Verdad?

Mucho no, muchísimo. Es un orgullo que digan eso de mí, un chaval que termina de empezar pero, imagina, si en los comienzos ya puedo escuchar cosas tan bellas, solo le pido al destino y a la suerte tener la licencia correspondiente para no defraudar jamás a los buenos aficionados que me siguen.

-Debe ser hermoso, Ginés, acudir a las plazas de toros y, tras tu triunfo en Madrid, sentir esa aureola que producen los toreros por los que esperamos todo de ellos, tú eres el caso.

Ante todo se llena uno de convicciones de tipo personal; piensas que si lo has hecho ante la cátedra, en los demás sitios debe ser incluso más sencillo de llevar a cabo; pero sí, el peso ya lo tengo encima, algo que me llena de orgullo y satisfacción.

Ya con 'Barberillo' empezó a expresarse a su gusto

-¿Te consideras ahora mejor torero tras haber triunfado en Madrid?

Soy el mismo, con la salvedad de que he podido demostrar lo que llevo dentro en la primera plaza del mundo. Uno no es mejor o peor torero de un día para otro. Y digo que soy el mismo porque, como antes decíamos, si todo se hubiera desarrollado en la segunda corrida que toree en Madrid, imagina mi desdicha.

-De ti podríamos decir aquello de, algo tendrá el agua cuando le bendicen y, como torero ya estás bendecido, ¿verdad?

Como decíamos, esto no ha hecho nada más que empezar. Quedan muchas páginas por escribir en mi vida torera que, como se sabe, termino de empezar. Alguien me dijo un día que, respecto al triunfo, la vanidad es algo que hay que enterrar el mismo día del éxito. Y esa tarea la tengo muy asumida, la prueba es la que antes decíamos que, me acompañó la suerte en mi primera actuación cuando, como se sabe, en mi segunda comparecencia todo quedó en la nada por culpa de los toros. O sea que, bendigo a la suerte y anulo la vanidad.

Todo fluía como él quería

-Cuando estabas lidiando, en este caso toreando a “Barberillo”, ¿estabas convencido de que era de triunfo grande? ¿Pensaste en algún momento que se te podía escapar?

Para mi suerte, lo vi clarísimo desde que me abrí de capote; tenía la convicción de que me encontraba ante un toro bravísimo y, en aquel momento, mi única obsesión no era otra que lograr el gran triunfo, como así sucedió. Es cierto que me vino a la cabeza que había pinchado el toro anterior, por eso mi única obsesión era matar el toro como en verdad merecía. La pena, como decías, es que se me hubiera escapado; son esas situaciones que destrozan a los toreros, que salga un gran toro y que no estemos a la altura.

-Muchas gracias, Ginés. Que tengas muchos éxitos en todos los contratos que tienes firmados y, sin duda, en todos los que están por llegar, hasta que te ganaste de forma legítima. Con tal de que repitas media docena de veces lo que hiciste en Madrid, todo el mundo reparará en ti.

Para poder portar las dos orejas, único torero en conseguirlo en San Isidro 2017