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Diego Urdiales  
  entrevista de Pla Ventura [ 02/01/2016 ]  
DIEGO URDIALES, LA REFERENCIA DEL TOREO
Si todo es nuevo, ¿por qué no serlo tú también? Con dicho axioma nos muestra Diego Urdiales su faz más hermosa en este año esperanzado con el que afronta sus mayores retos; toda una singladura por los vericuetos del arte en que, si ya el pasado año nos estremeció por completo, su arte, como novedad, seguirá floreciendo para perfumar los más importantes ruedos en el mundo.

Y así es, porque en Diego Urdiales todo es nuevo; ¿cómo no hablar de novedad en su toreo cada vez que nos extasía con su arte inmaculado? Recordemos que, si cada mañana es una buena noticia, mentar a Diego Urdiales, como referente del arte, seguirá siendo la mejor de las noticias. Si el año pasado nos estremeció, en éste que comenzamos, sus ilusiones siguen tan apasionadas como siempre, sencillamente porque cada año que discurre, Urdiales torea mejor; y eso que siempre ha sido un gran torero.
Su arte, unido a su perseverancia, año tras año, Diego Urdiales ha sido capaz de emocionarse a sí mismo; emociones que nos ha trasmitido a los aficionados para que vibrásemos junto a él al conjuro de su arte. Nada en su vida ha sido baladí; pero sí, al contrario, muy productivo, sencillamente porque con el bagaje del arte se pueden lograr las metas más insospechadas, hasta el punto de que una gran empresa ha apostado por Urdiales; algo tendrá el agua cuando la bendicen y, como “sumo sacerdote” de su liturgia tenemos a Luís Miguel Villalpando, el hombre que creyera en el riojano por completo, sencillamente, para auparle en ese lugar de privilegio que ahora ocupa.

Al hablar de Diego Urdiales, irremediablemente, tenemos que mentar a esa pluma insigne riojana, la que ha cantado el arte de Urdiales como nadie lo hizo jamás en el mundo. Me refiero a Gonzalo Ortigosa, “urdialista” empedernido del que hemos tomado las más bellas lecciones a la hora de expresarnos ante tan excelente toreo.


Diego Urdiales, a pesar de los años, un torero nuevo para muchos

-Maestro Urdiales, un año inolvidable para usted, el pasado 2015, ¿verdad?

Sí, porque se dieron circunstancias maravillosas al conjuro de mi arte; digamos que los hados de la fortuna confabularon a mi favor, sencillamente para que yo sintiera emociones incalificables y, lo que es mejor, para que los aficionados así las percibieran.

-Ahora, si me lo permite, veo que se están subiendo al “carro” de sus triunfos una avalancha de gentes que hace pocos años usted no sabía que existían.

Desgraciadamente eso es así. El éxito tiene muchos amigos, mientras que el fracaso es huérfano. Lo importante, amigo, es que yo soy capaz de discernir al respecto y, el que crea que me engaña está equivocado; yo sé quiénes son los “míos”.

-Si me permite yo diría que empezó todo en Bilbao.

Es cierto. Pero no podemos olvidar que, precisamente, en Madrid y por San Isidro, ya había dado alguna que otra muestra de mi plenitud; no me dejaron los toros redondear aquello que había empezado, pero me bastó y me sobró para llevarme el respeto de Madrid, algo que percibo desde hace ya mucho tiempo. ¿Bilbao? Por supuesto. Aquello fue un punto de inflexión que marcó el devenir de mi temporada; cortar dos orejas a un toro, salir por la puerta grande en loor de multitud me cautivó; pero más que los trofeos propiamente dichos, desde mi interior lo que si me dejó muy satisfecho es la obra que había logrado en el conjunto de la tarde, para mí, histórica. Y fíjate que, Bilbao ha sido siempre una plaza que se me ha dado muy bien, pero el pasado año alcancé la rotundidad de lo soñado.


El riojano al natural en San Isidro

-De ahí las lágrimas que usted derramó.

Sí, porque en aquella tarde, en fracciones de segundos, pasaron por mi mente recuerdos de lo que ha sido mi lucha y, ver que voy conquistando a los aficionados, comprobar cómo todos me vitoreaban, por Dios, a cualquiera se le caen las lágrimas y yo no podía ser una excepción.

-Como usted dice, muchos años de lucha porque, como sabe, en ediciones anteriores, para nuestra suerte, sabíamos de sus ilusiones, de sus anhelos, incluso de las injusticias que se cernían sobre su persona y, de repente, el pasado año digamos que cambió el curso de su vida, hasta el punto de ser apoderado por la FIT, imagino que su dicha no puede ser mayor.

Creo que es un paso importantísimo en mi carrera por la ideología de dicha empresa que apuestan siempre por toreros importantes y, saberme representado por dicha empresa, mi dicha no puede ser mayor.

-Y en lo sucesivo, ¿qué papel desempeñará Luís Miguel Villalpando en su carrera?

El de siempre porque estará vinculado junto a nosotros, todo ello era condición “sinecuanum” ante la firma del contrato de apoderamiento por la citada empresa; Luís Miguel seguirá siendo el hombre clave que me acompañará, sencillamente, el hombre que apostó por mí y, al final, ganó, algo que me hace muy feliz.


Urdiales a la verónica

-Y gracias a la FIT, la empresa que apostó por usted, hasta se llevó el regusto de confirmar en La México, justamente, para llevar a cabo una faena bellísima de la que todos seguimos hablando.

Era otro sueño que tenía por cumplir y, a Dios gracias, lo he cumplido y, lo que es mejor, como dices, con el regusto de que un toro me ayudara para poder esculpir en tan emblemático ruedo una faena para el recuerdo. Ya, en la segunda comparecencia los toros no ayudaron, pero creo que estuve por encima de la mala calidad de los mismos; digamos que, para mi suerte, mi cartel en La México quedó intacto. Igualmente me cupo la dicha de debutar en Lima, en su plaza de Acho, pero tampoco los toros me permitieron llevar a cabo la faena que yo aspiraba.

-Al margen de todo apoyo que un diestro pueda tener, maestro, el toro, pese a todo, sigue jugando un papel determinante.

Nada es más cierto. La disposición del torero será siempre fundamental, pero como el toro no ayude todo esfuerzo será baldío, algo que me ha sucedido muchas veces en Madrid. En ocasiones, uno puede llegar a desesperar, sencillamente porque cuando mayor ilusión pones en una corrida, si el elemento toro nos falla, todo se viene abajo con estrépito.

-Claro que, tampoco podemos juzgar a ningún torero por una tarde determinada; más bien, maestro, nos inclinamos por la regularidad de una temporada como la pasada en la que usted, por sus valores y su arte, pese a no torear un gran número de festejos, hizo usted correr más tinta que nadie.

Es cierto que a nivel de prensa y afición he tenido un gran reconocimiento; me han llamado de todas partes y, como dices, siento la satisfacción de que mi arte haya hecho correr esa tinta aludida que, en definitiva, no es otra cosa que el reflejo de lo que pude hacer en los ruedos.


Fiel a sí mismo

-Tengo una curiosidad, y creo que la tiene todo el mundo. ¿Torea usted más relajado en Logroño por aquello de ser su tierra, o por el contrario más presionado por estar ante los suyos?

Una mezcla de ambas cosas. Por un lado siento el cariño que me profesan, desde siempre; y mucho más en la temporada pasada en que mis dos comparecencias en dicha plaza se saldaron con dos éxitos fuertes. Y desde otro ángulo, en ese ruedo, me siento responsable como en ningún lado, sencillamente porque estoy junto a los míos, aficionados de raigambre con los que me tengo que encontrar con ellos en la calle. Pero dicho en cristiano, no tengo queja; desde siempre, Logroño ha sido mi plaza talismán. Aquello de ser profeta en la tierra que te ha visto nacer, la satisfacción no puede ser mayor.

-Posiblemente, maestro, usted no será nunca líder del escalafón de los matadores de toros, cuestión de estadísticas, nada más. Pero de igual modo le digo que esos mismos líderes de los que le hablo jamás tendrán el reconocimiento que tiene usted a todos los niveles, ‘Retrato de pureza’, es una prueba de lo que le digo. Ese libro hermoso en el que todos hubiéramos querido verter nuestros sentimientos a su favor.

Dices bien porque las estadísticas nunca me subyugaron; mi vida, mi carrera toda, camina por otros derroteros. Lo mío no es torear mucho, pero sí lo que interpreto que quede en los anales del toreo para siempre, algo que como bien explicas han reflejado una serie de personas en el libro que me dedicaron que, a no dudar, saciaron mi alma y me reconfortaron como hombre, en definitiva, como torero, porque todos juntos certificaban que no estaba equivocado. Para todos ellos, mi gratitud y mi respeto.

-Para colmo, Diego, al margen del reconocimiento de la afición y la prensa, personajes de altísimo nivel en el mundo de los toros, digamos que grandes maestros que lo han sido todo como toreros, le muestran a usted su admiración. Ahí está el caso de Curro Romero, Rafael de Paula, El Viti… No es nada habitual que toreros de esta estirpe reparen en cualquier torero a nivel de elogios y, con usted, ya se sabe.

Calar en el corazón de estos hombres es un logro impensable; algo que nunca creí conseguir. Pero para mi suerte, como todo el mundo sabe, recibo plácemes de estos grandes maestros, todo un lujo para mi humilde ser; como antes decías, logros que otros sueñan, para mí son auténticas realidades.


La suerte suprema, otro compromiso de autenticidad del de Arnedo

-Muchas veces, maestro, en las charlas que hemos venido manteniendo en los últimos años, hablaba usted de sueños y, por fin, desde el pasado año estamos hablando de realidades. ¿Qué ha cambiado en su persona?

Sigo siendo el mismo, con la diferencia de haber encontrado la materia adecuada para la culminación de mi arte, como me sucedió el año pasado en plazas de tantísima relevancia donde actué. Digamos que estoy en la búsqueda de la pureza más absoluta, algo que si los toros me ayudan un poquito, lo lograré por completo, no me cabe la menor duda.

-No es nada sencillo lo que usted promulga porque como todos sabemos, para mayor gloria personal suya, sus grandes épicas artísticas, casi siempre han tenido lugar frente a un toro encastadísimo, nada comparable con lo que vemos a diario por esas plazas de Dios.

Esa es la grandeza del toreo, entregarse uno por completo y de verdad, sin la más mínima mácula para que nadie pueda criticarme al respecto. Ahí está mi palmarés, como hoja de servicios, la que se ha desarrollado siempre junto a la grandeza del toro.

-Si no recuerdo mal, en cierta ocasión me dijo usted que, respecto a los toros, solo existían dos clases, los que embestían y los que se rajaban. ¿De verdad que es todo tan simple?

No es que sea simple o complicado; es cómo es. A veces, como antes comentábamos, pones toda la ilusión del mundo en una ganadería determinada y en el momento oportuno de su lidia, te lo echa todo a perder. No desdeño ninguna ganadería, ahí está mi palmarés del que antes comentábamos; pero sí, unas y otras, las que fueren, pueden amargarte la tarde si los toros deciden no embestir; nada es garantía total del éxito.


Que, como en Bilbao, pueda desbordarse el triunfo y la alegría siempre en 2016

-Es muy pronto, maestro, para que hablemos de planes para esta temporada que pronto empezará. Pero tengo el presagio de que ha cambiado por completo el panorama para usted.

Hombre, como comprenderás, ilusiones las tengo todas. Ahí dejé mi tarjeta de visita en todas las actuaciones en mi pasada temporada, prácticamente, todas mis intervenciones tuvieron lugar en plazas de primera, escenarios de mucha relevancia que, sin duda, le dieron sentido y fuste a mis actuaciones. Es cierto que me siento apoyado por completo con esta empresa que me apodera, pero no es menos verdad que soy yo el que tengo que seguir cincelando mi carrera a base de éxitos.

-No sé, pero barrunto que estará usted en las primeras ferias.

Ya tenemos perfiladas Olivenza, Valencia, Sevilla, Madrid dos tardes; no sé, pero adivino que será una temporada muy importante; tampoco pretendo torear ochenta tardes, pero sí estar presente en las mejores ferias, algo que creo que me he ganado con justicia ante lo que han sido mis triunfos.

-Si me lo permite, maestro, deje que le diga que, desde nuestra casa sentimos la inmensa satisfacción de sus éxitos que, con su permiso, son un poquito nuestros, no en vano, desde el primer día que nacimos apostamos por usted. Pensar que usted nos ha dado la razón en aquello que pronosticamos, algo de lo que estábamos convencidos, es una dicha muy grande. Mucha salud, muchos éxitos para usted, sencillamente para decirle que si queda todavía algún lisiado mental que no ha sido capaz de digerir sus éxitos, que vayan tomando nota. Usted ya no es una esperanza, es una bendita realidad como lo han demostrado todos sus éxitos más recientes en el año que hemos dejado atrás; un ciclo que ya es historia para usted, pero en la que nos ha dejado la estela de sus éxitos para que pueda gozar de un futuro esplendoroso. Lo dicho, mucha suerte y que Dios le siga bendiciendo.

Fotos: Muriel Feiner. La 6 de Agnés Peronnet

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