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Arturo Macías  
  entrevista de Pla Ventura [ 15/07/2015 ]  
ARTURO MACÍAS: Un hidrocálido admirable en España
Fue el suceso incontestable de la afamada feria de Aguascalientes; se llama Arturo Macías, es hidrocálido y le ganó la partida al épico José Tomás, al consagrado Alejandro Talavante, incluso eclipsó el propio indulto que lograra Diego Silveti en dicha feria; digamos que arrasó con todos proclamándose, una vez más, triunfador absoluto de dicho ciclo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, reza un dicho español.

Arturo Macías bien podría ser un estandarte donde se pudieran mirar decenas de chavales que quieren ser toreros; su cuerpo debería de aparecer en paños menores para que todo el mundo pudiera comprobar la grandeza de su carrera puesto que toda su persona está lacerada por múltiples cornadas, algunas, hasta de extremaunción.

Si Macías sabe de cornadas, de igual modo es sabedor de las más grandes tribulaciones contra su propio ser; doctorarse y dejarle sentado ocho meses en su casa, digamos que, para superar ese shock había que tener un talante muy especial, una especie de locura congénita puesto que, cualquiera, en la actividad que fuere, tras “contratarle” le dejan sentado en la banqueta sin hacer nada y, nada sería de extrañar que se suicidara el primero que sufriera dicho envite. Como explico, Arturo Macías es un ejemplo de tantísimas cosas que, como nos descubrirá, acabará todo el mundo por admirarle.


Una imagen, la del éxito, que le acompaña casi todas las tardes

-Máximo triunfador de su feria, maestro, junto a los más grandes del escalafón, incluido José Tomás. ¿Es usted el mejor o han rodado así las cosas?

Triunfar en la feria de mi tierra siempre me produce una satisfacción al límite, algo que me llena por completo y, como dices, competir contra los más grandes y resultar ganador, la dicha no puede ser más grande. Trato, eso sí, de ganar siempre la pelea; a veces no se consigue, pero por voluntad y decisión jamás quedará.

-Este año, por lo que hemos podido ver, no tuvo suerte usted en La México, pero nada ni nadie podrá desdeñar sus legítimos triunfos en dicha plaza, ¿verdad?

Sonará pedante lo que voy a decir, pero en La México me siento un consentido; han sido muchas salidas en hombros, triunfos fantásticos que me han reafirmado en mi carrera como torero. Sí, prácticamente, ahí empezó todo puesto que, tras aquel parón que tuve tras mi alternativa, de no haber tenido la oportunidad de La México, quién sabe, igual mi carrera se hubiera oscurecido para siempre. Pero llegué allí y, en mi primera comparecencia corté dos orejas y, desde aquel instante tomó fuerza mi carrera. A partir de aquel momento llegaron innumerables triunfos, indultos, salidas en hombros…

-Desde España, matador, leemos las crónicas de nuestros compañeros mexicanos y, todos coinciden en que ustedes matan toritos que aquí no pasarían ni por novillos. ¿Le podemos llamar fraude a dicha actitud?

Generalizar nunca es bueno ni mucho menos saludable; allí en México sale de todo, es cierto que el toro por morfología es más pequeño que el español, pero eso no es nuevo y, además lo saben todos los aficionados. Es cierto que en mi última comparecencia en La México, los aficionados protestaron el trapío de los toros; pero he tenido innumerables tardes que ha salido un toro enrazado que nos ha causado incluso muchos problemas. Como te digo, la genética del animal es totalmente distinta; allí no entenderían ese toro grandullón que sale aquí; un toro al que respeto por encima de todo.


Primer paseíllo en España, arropado por Corbacho y la Virgen de Guadalupe

-Hay cosas que no me cuadran, Arturo. Se lo explico. Se habla, como antes decíamos, de la insignificancia del toro mexicano y, en su caso, sin ir más lejos, usted está cosido a cornadas; y no le hablo de todas las que se llevó en España en aquel aciago 2010. O usted se arrima mucho o los toros, aunque pequeños, son muy listos.

Yo creo que nada tiene que ver una cosa con la otra; como dices, he sufrido cornadas en México como en España. Si me apuras, el problema soy yo; es decir, en ese afán por dar lo mejor de mi ser, soy capaz de pisar unos terrenos que, difícilmente otros son capaces de pisar; cuidado, estamos hablando de muy pocos centímetros, pero hay que pisarlos, eso sí, sabedor del gran riesgo que ello conlleva.

-Se cumple la primera década como matador de toros desde aquella lejana tarde en Aguascalientes. ¿Qué proyectos tiene para festejar dicha fecha?

Yo diría que el mejor proyecto no es otro que haberme venido a España, la tierra de mi esposa, una tierra a la que amo tanto que, sin lugar a dudas, entre ustedes, quiero que tenga cita algún evento especialísimo, algo en lo que estamos trabajando y seguro que se dará.

-Como gran triunfo, matador, haber competido contra los mejores en su feria hidrocálida, incluso haber superado a José Tomás, no cabe dicha mayor, digo yo.

Fíjate que, en los toros, el afán de superación tiene que ser una constante; junto a José Tomás o con el más humilde del escalafón; aquí nadie regala nada y pobre del que no esté dispuesto a darlo todo por la causa.


Arturo Macías en su paso por Madrid

-Por cierto, si de galardones hablamos, Macías, yo diría que ha sido usted el único diestro en el mundo que puso contra las cuerdas a José Tomás, tanto en La México como en Aguascalientes.

En dichas plazas, como dices, competí con él y me siento muy orgulloso. Pero yo sabía a lo que me enfrentaba, por ello, el día de La México, hasta me despedí muy fervientemente de mi familia porque allí podía pasar de todo. Es muy difícil que torero alguno pueda poner contra las cuerdas a José Tomás, un hombre que es único en su género y en su especie; el hecho de salir victorioso a su lado para mí ya fue el reconocimiento más grande que la vida pudiera darme. Recordemos que, José Tomás, en su grandeza, es capaz de torear en solitario y competir contra él mismo; no he conocido jamás un caso similar al suyo.

-Está usted en España y, para mi asombro, le veo anunciado el próximo 1 de agosto en la feria de Azpeitía. ¿Se trata de otra de sus locuras?

No, para nada. Es una corrida de toros más. Me he venido con mi familia para pasar el verano en España pero, como sabes, no desdeño la posibilidad de torear lo que me plazca, lo que me ofrezcan puesto que soy torero y como tal quiero vivir.

-Por el amor de Dios matador, ¿todavía le quedan ganas de volver a vestirse de torero en nuestro país cuando, en el año 2010, de la mano del inolvidable Antonio Corbacho, hizo usted lo que dijimos una temporada épica; es decir, casi a cornada por tarde salió usted?

Hice lo que debía y, lo que es mejor, estoy dispuesto a repetirlo. Son las circunstancias de cada cual y, las mías, en aquel año no fueron las más favorables; pero mi entrega ahí quedó. Regué muchos ruedos con mi sangre, pero nadie tuvo oportunidad de hacerme una mala crítica.


Macías, la bella imagen de un torero

-Usted es el dueño de su vida, de sus ilusiones, incluso de sus arrebatos; pero yo en su lugar, siendo un torero admirado y consentido en México, como le digo, hubiera venido a España como aficionado y para pasar un verano delicioso. Se lo digo desde el respeto y sabedor de las pocas facilidades que les dan a ustedes los mexicanos.

Te comprendo perfectamente en todo lo que dices, pero se da la circunstancia de que tú no eres torero; que puedes tener mucha sensibilidad a la hora del análisis, pero lo que hacemos los toreros solo nosotros lo comprendemos.

-¿Cómo recuerda a Antonio Corbacho?

No es que le recuerde, es que Antonio es inolvidable para mí; aunque se haya muerto, su alma su espíritu vive dentro de mi ser. Aquella temporada del 2010 que antes decíamos, la que me arropó, la que consintió, la que batalló por mí y en la que se enfrentó a todo el mundo para demostrarles a todos que Arturo Macías no era un caprichito de nadie y mucho menos un hijo de papá. Me costó mucha sangre, pero dejé a Corbacho en el lugar que le correspondía.

-Su papá, matador, también falleció muy joven. ¿Qué recuerdos alimentan su ser al respecto de su progenitor?

Lo dicho, que murió muy joven en un accidente, pero todavía le sobró tiempo para inculcarme el amor hacia la mejor fiesta del mundo.


Prestancia con la mano izquierda

-Respecto a usted, la noticia, cada tarde, es que no salga usted en hombros de las plazas. Se lo digo porque, como es natural, ser noticia no es otra cosa que alcanzar el éxito y, en su caso, el triunfo es algo consustancial en su persona que, no lograrlo es esa la noticia.

Mi esfuerzo, e imagino que así será en todos los compañeros, es algo natural en mi persona; cada tarde entrego lo mejor de mi ser para conseguir el más grande éxito; a veces no se logra, no vayas a pensar puesto que el toro también cuenta, como las propias circunstancias que rodean a todos los toreros; quizás yo ponga más énfasis que otros, hasta es posible; pero no creo que nadie se guarde nada con tal de conseguir el triunfo.

-Tengo una duda y quiero que usted me la aclare. Si uno mira lo que sucede en La México, cualquiera está en su derecho a pensar que la fiesta de los toros está muriendo lánguidamente en su país. Apenas acude nadie a dicha plaza y, por el contrario, en los estados, vemos llenos absolutos muchísimas tardes. ¿Cómo se explica eso?

Aunque cueste de creer, en México hay mucha afición y, de forma concreta, en los estados, como tú decías, a poco que un cartel tenga un mínimo de interés, la gente se vuelca por completo. Es hermosísimo actuar y ver esos graderíos complemente abarrotados, en ese sentido somos unos afortunados. Es cierto que, para nuestra fortuna, tenemos un gran plantel de toreros jóvenes que son interesantísimos, razón de la concurrencia masiva en muchas plazas de México.

-No podrá negarme, Macías, la incongruencia que se da cita en su vida, como en la de tantos diestros mexicanos; pero en su caso toma todo mucho más vigor. Usted ha competido en La México con El Juli, con Tomás, en otras muchas plazas con las distintas figuras del toreo y, llega usted a España y a dichos diestros no se los encuentra usted ni en fotografías.

Son planteamientos empresariales en los que yo no puede decidir; quizás pueda ser criticable por parte de ustedes como tú apuntas, pero yo no puedo decidir al respecto, por ello, en México puedo ser un diestro muy reclamado por la afición, pero no es el caso de España, por ello tengo que luchar y combatir para lograr ese sueño, ser un torero admirado en España, por tanto, reclamado por las empresas.


Sencillamente, Arturo Macías

-Y acostumbrado usted al toro de México. ¿Qué siente ante esas guadañas que llevan por pitones los toros que usted suele lidiar en España?

Es cuestión de mentalización; uno se tiene que preparar psíquicamente para seguir creyendo que el toro es el mismo; es decir, será más grande o más chico, pero es un toro, por tanto, un enemigo al que hay que vencer. No me afecta nada esa cuestión; es más, llevo muchas cornadas recibidas en México, justamente con ese toro al que muchas veces denostamos; como de igual manera, el toro español, el que tú citas, igualmente me cosieron a cornadas.

-Digamos que, el señor Julio Vega ‘Marismeño’ ya tiene trabajo en aras de buscar contratos para usted en esta temporada en la que todos creíamos que no vendría usted a torear.

Ándele que en eso estamos. Julio sabe de mis ilusiones, razón por la que he querido darle poderes para que gestione mis contratos en España. Veremos hasta dónde llegamos, ilusiones las tenemos todas.

-Póngase la mano en el pecho y, por favor, respóndame con toda la sinceridad del mundo. ¿Repetiría usted su hazaña de la temporada 2010? Y se lo pregunto porque en mi caso, en calidad de aficionado, entiendo que a usted lo crucificaron todas las tardes. ¿De verdad volvería al “Gólgota” para inmolarse?

De que lo haría de nuevo, que no te quepa la menor duda. No creo que hubiera crucifixión alguna, lo que si hubo fue una verdad que aplastaba, una realidad que tuve que hacer frente, pero algo muy común entre los toreros. Si, pese a todo, mereció la pena; en aquel año los aficionados españoles pudieron ver la cara honrada de Arturo Macías, la entrega más absoluta de un hombre que, en este momento, con diez años de alternativa, quiere seguir aprendiendo.

-Maestro Macías, que tenga mucha suerte. Su actitud dentro de los ruedos es acreedora al más grande respeto. Aquello de jugarse la vida, con usted, adquiere más sentido que con nadie. Que Dios le bendiga.

Fotos cedidas por el torero

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