Desde la tierra de los Incas y para el mundo entero nació Andrés Roca Rey, el afamado novillero que, pese a su corta edad ya ha conmocionado a todo el mundo con su arte. Empezó su singladura siendo jovencísimo, apenas un niño y, como tal, hasta debutó en el coso de Acho, Lima, en un festival con varios matadores de todos. Sin duda, aquel día, conseguía su primer gran éxito.

Roca Rey es, lo digo sin temor a equivocarme, el novillero que ha toreado en todos los continentes y ha saboreado el éxito allí donde ha realizado el paseíllo. De su arte y valor saben Perú, Ecuador, Venezuela, Colombia, México, España, Francia. Digamos que se forjó como novillero en Perú, se reafirmó en México y vino a España con aureola de torero valiente, un galardón que le abrió muchas puertas en nuestra tierra. Roca Rey, con ese corazón de roca que atesora, está dispuesto para ser el rey de los toreros. El peruano es, ante todo, un novillero de los de antaño, de los que necesitaban de un traje de luces todas las tardes, con eso está dicho todo.

Andrés Roca Rey, ya se le veía feliz en su presentación en Madrid

-Torero: Ya conversamos el año pasado y le vi pletórico, pero en esta temporada recién estrenada está usted conmoviendo a todo el mundo. El mes de abril, en su presentación en Las Ventas, su triunfo no pudo ser mayor. Dos orejas, puerta grande y su cuerpo lacerado por las cornadas.

Sin duda, la tarde más emotiva de mi vida. Era la primera plaza del orbe taurino y, como todo el mundo pudo ver, mi apasionada entrega me llevó a la consecución del éxito. He tenido tardes digamos épicas en mi carrera como novillero, pero ninguna tan fantástica como la de Madrid a que nos referimos en mi presentación.

-Y las cornadas, Andrés.

Sí, pero no me dolían. Mi felicidad era tan grande por aquello de haber logrado el objetivo que, las heridas quedaron en un segundo término. Ese triunfo no lo cambio por nada en el mundo.

-Por cierto, ahora que usted habla de su apasionada entrega, amigo, no ha faltado quien ha dicho que usted atropella la razón. ¿Lo dirán como virtud o como defecto?

Yo diría que es una virtud; eso es lo que tiene que hacer un novillero, darlo todo para conseguir el éxito. Yo no puedo salir tirando líneas a la espera de que me salga ese animalito que quizás todos soñemos; soy yo el que tengo que arrebatar, sea como fuere el novillo. Si a todo eso lo entendemos como atropellar la razón, le doy la razón a usted o al que lo haya dicho.

A pesar de las cogidas nada le hizo perder pasión hacia su objetivo

-El pasado dieciocho de mayo, volvió usted a Madrid para seguir siendo el mismo, en esta ocasión con menos suerte con el ganado.

La novillada resultó durísima, pero a mi segundo enemigo, de no haberlo pinchado le hubiera cortado una oreja con mucha fuerza.

-¿Qué sintió, Andrés, cuando vio a Madrid rendido a sus pies?

Son un cúmulo de emociones difícilmente explicables; y lo digo yo que he sentido emociones de dicho calado en todas las plazas del mundo. Pero lo de Las Ventas no se puede comparar con nada en la tierra. Saber que uno ha aprobado la asignatura más difícil, ese premio es para los privilegiados.

-Estoy hablando con usted, un novillero de moda pero, si miramos hacia atrás, su carrera ha estado jalonada por decenas, diría centenas de éxitos por todo el mundo. Por su disposición, torero, entiendo que Perú se le quedaba pequeño a usted, de ahí que partiera usted con su hatillo de ilusiones para caminar por el mundo.

Sabía el riesgo que corría y, sin hacerle caso a mi familia ni a nadie emprendí esta maravillosa aventura que, con la bendición de Dios, hasta la fecha me está dando enormes satisfacciones. Yo sabía que el mundo me estaba esperando y, a su vez, como yo tenía claro lo que quería entregarle al mundo, creo que nos hemos compenetrado de forma magnífica. El premio lo llevo dentro de mí ser.

Que no era otro que mostrar toda su tauromaquia

-Al margen de sus condiciones tan singulares como torero, déjeme que le diga que, para su dicha, es usted un privilegiado, un hombre tocado por la varita mágica de Dios. Esa conexión tan rápida que tiene usted con el público no es normal en ningún torero, como tampoco es nada normal salir en hombros la práctica totalidad de las tardes en que usted se viste luces.

Es cierto que, desde el primer momento, los aficionados captan muy rápido mi disposición, mi entrega más absoluta y, por otro lado, hasta entiendo que ese sentimiento cale muy hondo dentro del corazón de los aficionados. Esa entrega que tengo, como usted sabe, es imprescindible para todo aquel que quiera ser torero; aquí no vale la espera como decíamos antes para que salga el toro soñado; lo que vale y priva es dejarse uno matar para conseguir el éxito. Sí, hombre salir en hombros es el refrendo más hermoso para la labor de todos los toreros; es la señal inequívoca del éxito, algo que me emociona por completo. Así, paso a paso, va abriéndose uno las puertas de las plazas y mi dicha no puede ser mayor.

-Allí en Perú empezó usted en sus bellísimas plazas de todas las comarcas, logrando innumerables éxitos. ¿Pensarían los aficionados peruanos que usted brillaría tan alto? Se lo digo porque, por ejemplo, su hermano Fernando, un buen torero, allí quedó, como el torero referente de Perú.

Es difícil pronosticar la carrera de un novillero y mucho menos de un chavalín como yo era que estaba dando sus primeros pasos en el toreo. Ahora, por las informaciones que me llegan, todos los aficionados de mi país se sienten dichosos y hacen suyos mi éxitos, algo que les agradezco desde el fondo de mi corazón.

-Llegó usted a España en el 2011 de la mano del maestro José Antonio Campuzano, todo un lujo de ser humano y, sin duda, un gran torero donde los haya. Por estas y muchas razones más, Andrés, es por ello que le contaba que está usted tocado por la varita divina; se lo digo porque pudo usted haber venido a España sin ese apoyo y quizás todo hubiera sido más difícil.

Esa es gran parte de mi suerte, saberme apoyado por el maestro que, como usted dice, es todo un referente en el mundo de los toros y, como me ha demostrado, todo un señor con toda la extensión de la palabra. Me siento feliz a su lado, muy contento, el más dichoso del mundo  porque entre otras muchas cosas, para mi suerte, no le estoy defraudando; todo lo que le prometí se está dando, por ello, tengo que darle gracias a la vida.

Hasta conseguir salir a hombros de Las Ventas

-La pena, matador, es que haya irrumpido usted en el torero justamente en los años en que España está siendo azotada por una crisis cruel; es decir, apenas se montan festejos menores pero, con usted, hasta tengo la impresión de que se montan en las ferias para que usted sea el afortunado partícipe de las mismas. Plaza de primera, segunda, tercera… pero todas saben de sus éxitos.

Evidentemente, es todo más complicado; se organizan menos novilladas, algo que nos repercute a todos. Por ello, en las pocas que se montan, todos tenemos la obligación de dejarnos matar, es lo menos que se nos puede exigir a un novillero. El arte, la cadencia, el ritmo… todos los bellos valores del toreo a los que amo, llegarán como ya me ha sucedido algunas veces, pero ante todo, por encima de todo tiene que privar la entrega apasionada.

-Ahora le espera Sevilla para el día de Corpus.

Estoy esperanzado ante este festejo en el que he puesto todas mis ilusiones; es otra plaza que me subyuga y a la que quiero conquistar.

-Para seguir, de forma paulatina, por toda la geografía francesa, un país donde es usted ídolo admirado.

Allí hice mi debut con picadores, al igual que he logrado grandes éxitos; allí me entienden, me valoran y me comprenden quizás tanto como aquí. Como le dije, un torero tiene que ser para el mundo entero. En esa línea estoy de la que no me quiero jamás apear.

En San Isidro volvió y se mostró igual de dispuesto

-Y como todos sabemos, Andrés, para el mes de septiembre, cuando la vendimia, usted se doctorará en Nimes, la plaza talismán para tantísimos toreros; ese coliseo romano, icono para muchos de sus compañeros que, en dicho coliseo se doctoraron y, muchísimos, allí han saboreado el éxito. Si de gloria hablamos, Andrés, en dicha tarde imagino que se la llevará usted toda; es decir, será la culminación de todos sus sueños, algo que se ha ganado usted con más fervor que nadie.

Estoy contento, muy feliz de todo se haya programado de tal modo; digamos que es un paso más, un gran paso en mi carrera hacia la cumbre del toreo, pero todavía quedan muchas páginas por escribir como son la muchas novilladas que me quedan por torear hasta llegada la cita con mi doctorado.

-Por cierto, ¿sabemos el cartel?

Está trabajando la empresa en ello, pero no me cabe duda alguna que será un cartel de tronío, un festejo acorde con dicha plaza y en tan singular feria.

-Sigue siendo usted un jovencito y, para el mes de octubre, muy pocos años desde su debut, hará usted el paseíllo en su plaza de Acho, allí en Lima. Eso debe ser apasionante. ¿Cierto?

Claro porque cuando uno llega a matador de toros, en principio se han cumplido las primeras ilusiones. Luego, aunque queda mucho camino por recorrer, esas presentaciones como matador de toros imagino que tendrán un sabor muy especial; si siempre lo han tenido como novillero, imagine usted como matador de toros.

Andrés Roca Rey se ha ganado la admiración y el respeto de los aficionados

-Le veo ya en la temporada americana en todas las ferias de tronío tanto en Perú, Colombia, México… países que, taurinamente, de becerrista ya conquistó usted.

Ese es el sueño, ir escalando posiciones para que, dentro de pocos años puedan decir que desde Perú, un hombre quiso ser torero para todo el mundo.

-Muchas gracias, Andrés, por entregarnos su tiempo. Que sigan los éxitos para que nosotros podamos admirarle y, ante todo, para que desde el mundo podamos seguir diciendo que Perú existe. Usted es el referente.

Fotos: Muriel Feiner