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Antonio Ferrera |
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entrevista
de Pla Ventura |
[
27/05/2014 ] |
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ANTONIO FERRERA: La bella metamorfosis de un torero |
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El diestro pacense ha tenido que soportar las más duras críticas en el devenir de su carrera y, por gracia divina, al final, las lanzas se han tornado cañas a su favor. Cuando todos acusábamos a Antonio Ferrera por ser un torero con prisas, es decir, corriendo y con ganas desmedidas por hacer su labor con demasiada celeridad, en estos instantes, si un diestro goza de lo que llamamos buena crítica no es otro que Antonio Ferrera.
Tras todo lo visto, hasta creo que hemos sido injustos con este hombre; o era lo que nos parecía. Pero he aquí la bella metamorfosis de un diestro que, junto al toro de verdad, ha llevado a cabo el toreo que él soñaba y, sin duda alguna, con el que nos ha conquistado.
Su carrera ha sido a sangre y fuego, nunca mejor dicho porque más de cuarenta cornadas adornan su lacerado cuerpo por los pitones de los toros. Bromas, ni una. Este ha sido el devenir de este hombre admirable que nos encandiló el pasado año y que, de forma reciente, en Sevilla, frente a un toro de Victorino Martín, una vez más nos explicó cómo y de qué manera se hace el toreo de verdad, el que tiene calado en el alma del aficionado.
El toreo de verdad y el toro auténtico, como axioma nuestro, nos lo muestra Antonio Ferrera a diario que, para colmo, con su generosidad, no escatima esfuerzo ante ello. Lo que nosotros promulgamos, Ferrera lo expone como nadie. Por ello, nuestros respetos para este hombre admirable que ha derramado más sangre en los ruedos del mundo que el inolvidable Diego Puerta.
Cuando un hombre como Antonio Ferrera es capaz de caminar por el sendero de la verdad en sus casi veinte años de torero, el respeto tiene que ser una constante. Para colmo, que el pasado año jalonara su carrera con su gallarda actitud por aquello de lidiar seis toros de Victorino Martín en solitario, todos los plácemes serán pocos para quien solo esgrime que verdad y torería.
 Antonio Ferrera preparado para matar las de Adolfo y Victorino en San Isidro -Decía usted que, el cambio, la metamorfosis como yo le digo, tuvo lugar el pasado año. ¿En qué instante se dio cuenta usted que había cambiado el curso de su vida artística?
Sin lugar a dudas el 2 de mayo del pasado año en Las Ventas; aquel día sentí que habían cambiado muchas cosas; tenía la sensación de que estaba empezando de verdad a sentirme torero.
-¿Y cómo es posible que tuvieran que transcurrir tantos años para que usted sintiera esa sensación?
Como te decía, aquel día antes dicho, cuando comprendí que Madrid se me había entregado por completo, creo en ese instante cambió el curso de mi vida artística. Cuando uno siente aquellas emociones que yo sentí en dicha fecha, se siente el inmenso orgullo por ser torero.
 Con la diestra en el último San Isidro -Lo suyo, maestro, digamos que su carrera no ha sido ninguna broma. Para empezar, hace ahora diecisiete años tomó usted su alternativa con toros de Victorino Martín con el resultado de cuatro orejas en su haber. Empezó usted de forma gloriosa pero, el camino sería de espinas durante muchos años, ¿verdad?
He tenido lo que podríamos llamar una carrera trepidante; todo me ha costado sangre, sudor y lágrimas, pero al final creo que ha merecido la pena todo el esfuerzo. Tuve de todo, desde incomprensiones hasta satisfacciones al más alto nivel; pero dentro de todo, como la vida me ha demostrado, salí triunfador ante los envites.
-Por cierto, habla usted de sangre y, en su honor, no sé si como medallas o duras cicatrices que adornan su cuerpo, valga la metáfora, más de cuarenta cornadas. Tras tanta sangre derramada, maestro, no se le escapó el valor pon ningún boquete de sus heridas; se le acrecentó y, a su vez, su torería. ¿Dónde reside el milagro?
Pura vocación. Saber de mis posibilidades, confiar mucho en mí, ser dueño de mis convicciones que, pese a tantos contratiempos jamás me derrumbé. Y motivos para ello me sobraron, pero pudo más mi fuerza interior que todas las trabas que la vida me ponía.
 Las banderillas forman parte de su identidad de torero -¿Sería usted el mismo sin sus gloriosos tercios de banderillas?
Nunca lo podremos saber porque en realidad soy el que soy, con virtudes y defectos, pero siempre con mis acciones a flor de piel. Es una suerte que me gusta mucho, que la practico en plenitud, asumiendo el más grande de los riesgos; en definitiva, es algo que me llena muchísimo, de otro modo no lo haría.
-Hay que reconocerle, maestro, como usted decía, lo de su cambio tan importante porque, tras su actuación en Sevilla frente a un toro de Victorino Martín, todavía nos siguen llegando los ecos de su gloriosa tarde. Otra prueba de su metamorfosis artística, ¿verdad?
Me sentí un privilegiado en dicha tarde porque ese toro me permitió hacer el toreo soñado; cada instante de mi faena me transportaba hacia ese mundo donde uno sueña en hacer algo importante, diferente y, dicho toro me lo permitió; soñé despierto, mi premio más grande. Yo diría que aquella faena me marcó para siempre; resultó apasionante poderle a un toro de aquella manera y, lo que es mejor, hacer el toreo soñado. Cuando uno logra torear un toro como a mí me pasó en Sevilla, son esas faenas que te reconfortan hasta el punto de la más absoluta convicción; aquellas que te certifican que estás en el camino adecuado, algo único por lo que no me cambio por nada ni nadie en el mundo.
 En Sevilla toreando al victorino del triunfo con la diestra -Y el toro, “casualmente” era de Victorino Martín; pudo haber sido de Juan Pedro pero, repito, era un toro. ¿Qué le ha proporcionado a usted la lidia de los toros de Victorino de los cuales es usted un auténtico especialista?
Muchas satisfacciones puesto que, como decías, tomé la alternativa con dichos toros y, desde aquel momento, he sido un asiduo a dicha ganadería a la que tanto le debo. He tenido muchísimos triunfos con dichos toros pero, el de Sevilla, ese vale por todos; sin desdeñar ninguno, pero la lidia de dicho toro me curó de todos mis males.
-¿Entiende usted que el toreo es un trabajo arriesgado o una manifestación artística?
Yo diría que los toreros somos artistas que arriesgamos la vida. Hay mucho de sentimiento en esta profesión puesto que sin sentir, nada sería posible; si todo dependería, como dices, de un trabajo arriesgado no calaríamos en el corazón de las gentes.
-Llegar al sitio que ocupa, a usted le ha costado un esfuerzo tremendo. ¿No ha sentido nunca la sensación de la derrota?
Si la palabra derrota hubiera pasado alguna vez por mi mente, con toda seguridad hace años que hubiera abandonado; la lucha ha sido titánica, pero con fe todo es posible. Al final, como me sucede a mí ahora mismo, todo fluye de forma natural. No hay nada forzado, por tanto, soy dueño de mi libertad. Me convencí de que todo llega cuando debe de llegar y yo soy la prueba de lo que digo. Soy el que siempre quise ser, un logro inmenso el mío.
 Al victorino lo toreó bien por los dos pitones -Dentro de la satisfacción de todo lo que usted me esgrime, si me lo permite, yo le añadiría su grandeza como artista sin olvidarme de su condición de lidiador al más alto nivel; ahí están las ganaderías que usted ha matado siempre, todo un lujo el que usted puede esgrimir, no en vano, su carrera ha discurrido por el sendero de la más absoluta verdad. ¿Cree usted que le podemos poner objeciones?
Por opinar que no quede; es más, todo el mundo tiene derecho a pensar u opinar lo que su corazón le indique. Pero esa verdad que tú apuntas es tan cierta como el sol que nos ilumina y, ciertamente, es un orgullo para mí que mi carrera sea intachable en ese sentido.
-O sea que, por mal que venga todo, con esa clase de toros que usted lidia, la emoción la tenemos siempre asegurada. ¿Qué piensa usted?
Eso, es emocionante crear arte mediante la sensación intrínseca de que un hombre se está jugando la vida de verdad; que todos nos la jugamos, nada es más cierto. Pero el problema, en muchas ocasiones viene dado en que la gente, el aficionado, tiene la sensación de que no hay peligro y eso si resulta gravísimo; sí, porque cualquier toro puede acabar con tu vida y que esa sensación no se perciba desde el tendido, me parece tremendo.
-¿Qué le dice a usted la mirada del toro?
Es el detonante de todo lo que un toro puede dar de sí mediante la lidia; de ese modo voy entablando un diálogo con el animal y voy percibiendo sus sensaciones como tal para tratar de darle la lidia que me pide, en definitiva, la que le corresponda según sus condiciones.
 Ferrera con uno de Adolfo el pasado otoño en Madrid -Hitos en su carrera los ha tenido en innumerables ocasiones pero, entre otros, eso de matar seis toros de Victorino Martín el pasado año, aquella página ha quedado para siempre en los anales de la tauromaquia. ¿Pretendía usted conquistar a alguien más con aquel reto personal?
Si quería conquistar, al final, el conquistado fui yo que sentí la emoción más grande de mi vida aquella tarde pacense. Si aquel dos de mayo que hemos citado en Madrid quedé marcado para siempre, la tarde de los Victorinos ratificó todo lo que sentí en mi interior en la pasada temporada. Son esas tardes en que uno siente, en su interior, el dichoso orgullo por ser torero.
-Entre otras tardes, tiene usted firmadas en Madrid dos corridas emblemáticas; dos “chotadas” vamos, las de Adolfo y Victorino Martín. ¿Se llama eso orgullo y pasión, todo a la vez?
Sin duda alguna. Ambas corridas las pedí a la empresa porque, como antes decíamos, Madrid merece el más grande de los esfuerzos y, saberme comprendido como nunca en dicha plaza, es algo que me pedía el corazón por aquello de apuntarme a dos ganaderías de las llamadas duras porque, de tal modo, el éxito, hasta tendrá más repercusión si es que llega; de mi parte, pondré todo; Luego, el toro dirá.
-Al margen de admiración, maestro, su actitud merece todo el respeto del mundo. Mucha suerte y que no cambie jamás el signo de su suerte que, lo logrado, lo ha conseguido con toda honradez, por tanto, no cabe objeción alguna al respecto de su carrera. Mucha suerte, salud, y todos los éxitos posibles, justamente los que usted merece.
Fotos: Las de Madrid de Muriel Feiner, las de Sevilla de lamaestranza.es
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