Esta última salida a hombros en Arles es un buen trampolín para la temporada

-Un triunfo tuyo, Paco, digamos que de verdad en la feria de Arles, ¿cierto?

Dentro de la complejidad a las que nos sometió la corrida, algunos toros sirvieron mucho. Es cierto que, los toros de Robert Margé tienen movilidad, casta y todos los argumentos para que el espectáculo tenga interés de cara a los aficionados y, ante todo, para que los toreros demos lo mejor de nosotros mismos en la arena.

-Eso de que te apodere ahora mismo la casa Chopera, Paco, como comprenderás, es ir de “durse” como dirían en la tierra donde tú vives. Si me lo permites, amigo, deja que te diga que ya vas de “señorito”. ¿Cómo te sientes al respecto?

Muy contento, no es para menos. Pero ¡cuidado! no creas que todo sea tan sencillo; he conocido a muchos toreros estar apoderados por casas grandes y se han venido abajo. Aquí, o triunfas o todo se desvanece, no nos engañemos. Aparentemente puede sonar muy reconfortante saberme así apoyado, algo que agradezco muchísimo, pero el esfuerzo tiene que ser titánico en todos los órdenes.

No le apoderan para matar 'toritos' y además lo hace bien y por arriba

-Lo que sí intuyo es que no te han “fichado” para matar el animalito domesticado como pasa con las figuras. ¿Digo bien?

En realidad lo que pretendo es torear y si me curtí en las corridas digamos más fuertes, ese es mi reto mi deseo, mi ilusión. No soy torero de fragancias, pero sí de mucha esencia, así al menos lo creo. Por ello, gracias al toro de verdad estoy logrando verme en los carteles, algo que me hace muy feliz.

-El pasado año por estas alturas no eras nadie y, este año, vaya lujo el tuyo; Cieza con los Victorinos, Arles, Valencia, Sevilla, Madrid, varias corridas firmadas, algunas de ellas en Francia. Imagino que tendrás que pincharte para saber que eres tú el que está saboreando el éxito.

Es cierto que de todas las corridas que tú has dicho, de ahí dependerá la temporada; pero ya es bueno tener esas oportunidades tan importantes. Me siento muy feliz, pero como diría el Cholo Simeone al frente del Atlético de Madrid, hay que ir paso a paso, tarde a tarde, sin echar las campanas al vuelo que, todavía está todo por hacer y, el peor pecado para un torero no sería otro que caer en la vanidad y egolatría. Yo soy un hombre de condición humilde y, a base de jugarme la vida quiero obtener el reconocimiento de los aficionados.

Ya cuenta con seguidores y si todo sigue igual se irán sumando muchos más

-La grandeza de tu profesión, Paco Ureña, no es otra que tu vida puede cambiar en el transcurso de cinco minutos, ¿verdad?

Nada es más cierto. Sí, porque un torero puede estar varios años esperando y, de pronto, tras una afortunada tarde, puede cambiar todo de forma espectacular; de pasarme una temporada o varias, sin ver un pitón de un toro, como ahora, a principios de temporada, verme anunciado en carteles y plazas importantísimas.

-Por dicha razón, amigo, siempre digo que la profesión de torero, aún siendo la más arriesgada es la más apasionante del mundo. ¿Estás conmigo?

Sí, por supuesto. Es más, las pruebas de lo que decimos son contundentes. Y si no ocurrieran las circunstancias a las que comentamos, nuestra profesión sería como otra cualquiera, pero nos diferenciamos de todas las profesiones en la grandeza que entraña ser torero, en no tener nada y de la noche a la mañana ser ídolo admirado por esas plazas del mundo.

Paco Ureña se siente seguro y lo muestra en todo momento

-¿La muerte tiene un precio?

Suena hermoso, pero yo lo que quiero es ponerle precio a mi vida, ganarme los contratos uno a uno y, mediante mis éxitos, ponerle precio al riesgo que asumo que no es otro que ir por el sendero de la verdad.

-Una verdad tan grande como el éxito que obtuviste el pasado sábado en Cieza en que, para tu dicha, hasta indultaste un toro de Victorino Martín. ¿Estamos hablando de tu mejor tarde en toda tu carrera?

Resultó una tarde importantísima en que el señor Victorino Martín nos obsequió con una corrida bravísima que, como se sabe, me cupo el honor de indultar uno de sus toros; triunfo grande donde los haya que pude saborear desde el fondo de mi ser.

-Por lo que dices, deduzco que Victorino Martín no suele fallar. Y tiene su aquel que, ya viste, en un pueblo, que dicho ganadero trajera una corrida tan brava.

Es que una corrida brava puede salir en cualquier plaza del mundo, como tantísimas de las que ha lidiado Victorino y el pasado sábado, tuve la suerte de ser uno de los grandes protagonistas en Cieza, una tarde que nadie olvidaremos. Como sabes, Victorino proclama su verdad, en la plaza que fuere porque dicho ganadero no acude por compromiso a ninguna plaza, más bien por convicción, como a mí me sucede cada vez que me enfrento a un toro.

El lorquino toreando al natural al toro de Victorino que indultó

-¿Qué te aportó ese indulto del toro de Victorino?

Una satisfacción muy grande. Es algo que has soñado muchas veces y, al ver que se ha convertido en realidad, la dicha no puede ser mayor. En mi interior, sentí esa grandeza que puede darte un toro bravo que, para colmo, al ser propiedad de Victorino Martín, no alberga nadie ninguna duda al respecto.

-Decía el maestro Domingo Ortega que, pobre de aquel diestro que le cayera un toro auténticamente bravo en su muleta. Y digo que la definición del maestro de Borox vendría dada porque, como se sabe, un toro auténticamente bravo puede descubrir a un torero mediocre. Tú, al respecto de la bravura del toro, superaste la prueba ¿verdad?

A Dios gracias, sí. Me sentí muy a gusto, contento, muy satisfecho porque aquel torrente de bravura había que dominarlo y, creo que lo logré. Y tenía razón el maestro Ortega puesto que un toro bravo, lamentablemente, puede acabar con la carrera de un torero. Sí, los axiomas de aquellos maestros de antaño no eran cosas para echar en saco roto.

En esta vuelta al ruedo con Victorino puede haberse fraguado una gran relación