Son ya varios años de aguantar por esas ferias de Dios y, los tragos que tiene que pasar el diestro murciano, obviamente, no son fáciles de digerir; más de uno se atragantaría con lo mismo. Convengamos que, todo lo que ha conseguido Pepín Liria en los ruedos del mundo, ha sido ganado a pulso; a ley, como antaño le definirían. Su nombre, claro, pasados los años, no es novedad y, los jóvenes quieren meter cabeza y, a su vez, Líria, sueña con reverdecer viejos laureles, triunfos apoteósicos que, a su vez, le auparon al lugar que ahora ocupa; estrado que, los años y, lo que es peor, los empresarios, le han querido desbancar pero, el de Murcia, con esa fe que siempre le ha caracterizado, sigue manteniendo su cartel; no es tarea sencilla, debemos de convenirlo; pero como diría Einstein, puede más la voluntad que toda la fuerza motriz del universo. Y, como se sabe, la voluntad de Pepín Líria es inenarrable. Pero conversemos con el maestro que, con toda seguridad, nos aportará datos importantes referentes a su noble y admirada carrera.
Ineludiblemente, maestro, tenemos que empezar por la cita de Alicante. En esta plaza ha conseguido usted grandes triunfos aunque, en este año, me temo que, la repercusión está siendo enorme. Su éxito, al parecer, está traspasando las barreras de lo que usted jamás había pensado. ¿Qué siente al comprobar que, un gran éxito, todavía sigue valiendo?
Siento que, el éxito, allí donde fuere, siempre es bien venido. Lo ha dicho todo el mundo y, es cierto. Aquella tarde será inolvidable para mi; un triunfo grande y, además, el indulto de un toro de Palha; en definitiva, una tarde para el recuerdo.
Usted que, tras varios años de alternativa, por momentos, he querido ver que, las empresas, hasta le cerraban las puertas, si acaso por aquello de la novedad de otros toreros que llegan al escalafón y, sin embargo, su voluntad, maestro, por lo que veo, no tiene límites. ¿De dónde saca esa fuerza para sobreponerse a todo?
Si me lo permites tengo que decirte que soy un hombre de raza; de una vocación sin límites porque, como decías, me han hecho motivos para aburrirme y, aquí estoy, indultando toros.
Sonríe el maestro al decirme lo del indulto y, sospecho que tiene razón. ¿No será una presunción eso que termina usted de decirme?
No, por Dios. Yo no presumo de nada. Fíjate que, estamos dialogando y, en honor a la verdad, donde me gusta hablar es en la arena, delante del toro y, con mi verdad, mi arte y mi valor, llegar hasta el éxito.
A mí que tanto me gusta analizar, Pepín Líria, pienso que, usted, con su esfuerzo y su valor, se ha ganado un futuro espléndido que, pasados los años, con toda seguridad, no tendrá usted problema alguno, en lo que a las cuestiones crematísticas se refiere y, pese a todo, usted sigue empeñado en jugarse la vida. ¿Es un problema de afición o de acumulación de dinero?
Sin lugar a dudas, de pura afición. Cuando tienes la vida resuelta, entenderás que, jugártela, sólo por dinero, es una acción muy pobre; ser torero es algo más, muchísimo más que ganar dinero. Si me permites debo confesarte que, los toreros, sálvese el que pueda, creo que “morimos” por la vanidad de los aplausos; es algo mágico, increíble y fantástico, aquello de comprobar como la gente puede vitorearte con el éxito.
Usted tiene muchos motivos para admirarle pero, su voluntad, es un prodigio, un ejemplo para tantos toreros que, en su espejo, podrían tomar nota, como dijera Paco Rabal. ¿Siente que, su paso por los ruedos ha podido servir como ejemplo para otros chavales que empiezan?
En realidad, como todo el mundo sabe, he dado siempre lo mejor de mi mismo en cada tarde; siempre, claro está, bajo las condiciones de cada toro que he lidiado. Milagros no se hacer; pero verdad, la he dado toda. Si esa forma honrada de pasearme por las plazas de toros, para otros, les ha servido, me sentiré muy feliz.
Digamos que, lo que le falta a usted en lo que podríamos llamar de “pellizco”, le sobra de valor. ¿Se siente conforme con todo lo que ha logrado?
Por supuesto. Mis metas, honradamente, respecto a lo conseguido, son infinitamente superiores a lo que siempre había pensado, por ello, tengo derecho a sentirme feliz y dichoso con mis logros.
Entre otras muchas cosas buenas que usted nos puede ofrecer a los aficionados es que, al anuncio de su nombre, con toda seguridad, resplandece la verdad del toro auténtico. Me imagino que, esta circunstancia, le dejará a usted muy ufano, ¿verdad?
Como en cualquier actividad, pensar que lo que has ganado ha sido conseguido a ley, por el camino de la verdad, me temo que, a todo mortal le deja satisfecho. Me siento en paz conmigo mismo y, sin lugar a dudas, ese es mi gran valor.
Con usted, maestro, ocurre una paradoja muy difícil de explicar. Se lo aclaro. Se pasa usted la temporada matando toros auténticamente fieros y, llega a usted a Murcia, su feria y, junto a las llamadas figuras y con el toro comercial, sigue siendo usted el rey. Siendo así, ¿por qué no le ponen a usted en los carteles comerciales por todas las ferias de España?
Somos muchos y, con toda seguridad, el grado de exigencia de otros compañeros es superior al mío, de ahí que, las empresas, me releguen para otro tipo de corridas; lo triste sería que no contaran conmigo para ningún tipo de corridas. Podrán, como vulgarmente se dice, encasillarme en las corridas duras, pero lo realmente cierto es que, con el toro más acorde he tenido éxitos muy grandes, y han tenido lugar con las corridas que matan las figuras.
En esta respuesta, maestro, he notado que su tono de voz ha cambiado; como si usted quisiera reivindicar algo que en verdad le pertenece. ¿Es cierto lo que estoy pensando?
Yo me reivindico delante del toro y, quizás a que, gracias a mis gestas de cada día, cuando me enfrento al toro más cómodo, si así lo podemos definir, la verdad es que me siento como pez en el agua.
¿Para qué ha servido su sangre derramada por los alberos del mundo?
Justamente, para darle grandeza a este espectáculo que, algunos, en plan irónico, siguen creyendo que esto es una broma; el torero, a diario, se juega la vida y, eso creo que merece un respeto.
Respeto que nadie le negará pero, tendrá que convenir usted conmigo que, por ejemplo, no es lo mismo matar las de Zalduendo que, como usted, Palha, Victorino, Miura…y un largo etcétera que, como sabe, muchos de sus compañeros no quieren ver ni en pintura; luego, siendo así, me temo que existen dos clases de respeto o, cuando menos, dos maneras o baremos de medir la grandeza de ustedes, los toreros. Su grandeza me temo que supera muchísimo a la de otros, ¿no lo cree usted así?
Cada persona es un mundo y, cada cual, en su interior, se sentirá muy satisfecho de sus logros, como yo lo estoy de los míos. No soy el más apropiado para enjuiciarme, como podrás entender; pero sí lo suficientemente humilde para tomar lecciones de cuanto ocurre a mi alrededor.
Tras ocho años de lucha junto a su anterior apoderado, ahora goza usted del cariño y apoyo de un taurino con peso; es decir, Ángel Bernal, a su vez, empresario de la plaza de toros de Murcia. ¿En qué ha notado usted el cambio?
Ante todo, mi gratitud a Rafael que, junto a él, he pasado ocho años de mi vida que, juntos, hemos saboreado el éxito, me apoyó en los momentos difíciles y, ante todo, supo estar a mi lado. Hemos cumplido un ciclo que, ambos entendimos había finalizado y, decidimos cortar nuestras relaciones profesionales. Ahora, con Ángel Bernal, como siempre ocurre, se tienen ilusiones nuevas y, la prueba está en todas las corridas que tengo firmadas.
Hombre, torero, si me permite deje que le diga que, Bernal, el hombre habrá que agradecerle que le contrate para la feria de Murcia pero, el resto, me temo que se debe todo a su heroicidad, valga la expresión, de lo que hizo en Alicante y en otras muchas plazas. En realidad, maestro, ¿Cuándo faltan los contratos, de quién es la culpa, del torero o del apoderado?
La culpa es siempre del torero que, en definitiva, es el que tiene que resolver gran parte del enigma; el apoderado ayuda, y mucho. Pero, a diario, las grandes papeletas, las tiene que solventar el torero frente al toro.
Tras escucharle, hasta me atrevo a pensar que, un apoderado no sirve para nada, ¿verdad? Si acaso, para llevarse una comisión.
No es eso. Un torero conforma una empresa y, ante todo, necesita de un organigrama, como le pasa a todas las sociedades mercantiles. Digamos que, el torero, podríamos equipararlo con el dueño de la empresa y, el apoderado, el gerente que gestiona los asuntos más trascendentales; es decir, la persona que recibe los poderes por parte del accionariado para que represente y actúe a favor de la empresa; como verás, se trata de una labor importantísima.
En sus primeros años como matador, usted, junto a El Tato y otros diestros, acaparaban el mercado del toro fiero; es decir, con Pepín Liria se montaban los carteles de auténtico lujo torista y, pasados los años, hasta para dichos carteles hay una competencia tremenda. ¿Siente que le están moviendo la silla?
Hombre, intentar descubrir ahora la grandeza de esta profesión como, a su vez, lo complicado de este mundo, por mi parte, sería una memez; soy consciente de todas las dificultades que se presentan en el camino, pero mientras salga un toro que embista y me aguante el corazón, me temo que, tenemos Pepín Liria para mucho rato.
Le aseguro que, tiene usted mucho mérito porque, como estoy viendo, le siguen obligando a ganarse las corridas una por una cuando, los de arriba, algunos, a primeros de año ya tienen firmadas todas las ferias; es decir, pase lo que pase en Sevilla y Madrid, no importa porque, los contratos ya los tienen en el bolsillo. ¿En qué posición le gustaría encontrarse, en la que tiene o, justamente, en la otra orilla?
Yo pienso que, como humano, a todos nos gustaría tener lo mejor y, a su vez, disfrutarlo; pero cada cual ocupamos un espacio en la vida y, a mi me ha tocado el que tengo y, no reniego, por Dios. Habrá posiciones más cómodas; que existen, por supuesto. Como a su vez hay decenas de muchachos que les gustaría estar en mi situación. Yo creo que, lo ideal es que cada cual luche por sus convicciones y, las mías, creo que son importantes. Me cabe el orgullo de sentirme admirado y querido, algo nada sencillo en el mundo del toro.
Usted, maestro, con esa hoja de servicios inmaculada que usted tiene, en verdad, ¿cómo le gustaría que le recordaran?
Sencillamente, como un torero honrado que, a golpes de corazón, supo ganarse el respeto de los aficionados.
Pienso en las corridas que tiene usted firmadas para su feria de Murcia y, le veo frotándose las manos de alegría. ¿No es para menos, verdad?
Estoy contento y feliz por el trato que me depara la empresa que, en esta ocasión, como tú dices, se le podría atribuir a que me apodera Ángel Bernal, empresario del coso de la Condomina; pero la gran verdad es que, lo que Murcia me pueda dar, año tras año, me lo he ganado a pura ley.
De todos modos, circunscribiéndonos un poco al mundo del ciclismo, digamos que, hasta llegar a Murcia, le quedan a usted algunos puertos importantes que escalar. ¿Cómo los afrontará?
Con la decisión de siempre, el valor acostumbrado y, ante todo, en la búsqueda del éxito.
Que tenga mucha suerte y, ante todo, que lo de Palha, como en Alicante, se repita muchas veces en su persona. Su valor y su torería, bien lo merecen.