Días pasados se presentó en Madrid el libro de Juan Pelegrín, UN DÍA EN LAS VENTAS, el volumen por antonomasia que habla por sí mismo de la plaza más emblemática del mundo. Como sabemos, Pelegrín es el fotógrafo oficial de la plaza de Madrid y, como dueño y señor de sus convicciones, mostradas éstas en calidad como fotógrafo, ha querido plasmar en dicho libro los recovecos y momentos más insospechados de la plaza que conoce mejor que nadie; la idea le salió perfecta. Ahí está el libro para uso y disfrute de todos los aficionados del mundo que, a no dudar, quedarán maravillados con sus más de trescientas fotografías y, lo que es mejor, con los textos añadidos del maestro Luís Francisco Esplá, una autoridad en materia dentro del mundo de la cultura que, son su pluma, he engalanado dicha obra taurina.

Juan Pelegrín con Luis Francisco Esplá el día de la presentación del libro

-Señor Pelegrín: ¿Cómo surge la feliz idea de plasmar en un volumen tanta impactante fotografía de la plaza de Las Ventas de Madrid?
 
Llevaba tiempo con el libro en la cabeza porque quería enseñar lo que dice el título, cómo es un día en Las Ventas, desde el reconocimiento de los toros por la mañana hasta que se cierran las puertas una vez terminada la corrida. Preparé el proyecto, Edicions Bellaterra se puso felizmente en mi camino y desde entonces todo fue saliendo rodado.
 
-El tomo, querido amigo, es impresionante; digamos que, la calidad es la norma en toda su edición y, para mayor gozo, veo que el mismo está ilustrado por la sabia pluma del maestro Luís Francisco Esplá. Esa idea me parece brillante pero, el logro, como tal, me cautiva por completo. ¿Cómo se las ingenió usted para que el maestro Esplá aceptara su invitación?
 
Fue muy sencillo. Le pregunté si querría hacerme el prólogo, me dijo que sí, y una vez que vio la primera maqueta decidió hacer todos los textos. Lo que ha hecho son ocho miniaturas extraordinarias que van corriendo en paralelo con el desarrollo de las fotografías del libro. La elección de Esplá se debe a que es, con mucha diferencia, el torero al que más admiro y el único que quería que pusiera los textos. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente.

Esta es la portada del libro. Muy sugerente

-Me encanta, señor Pelegrín, la pasión que pone usted en sus palabras cuando me habla de Esplá y de cuanto ha supuesto su logro para su bello libro. ¿Se trata de la pasión que siente usted por el amigo ó, por el contrario, para mostrar su gratitud a tan carismático hombre?
 
Con Esplá tengo, como casi todos, una deuda enorme con el torero por lo mucho que hemos disfrutado con él. Aparte, su calidad humana es enorme, no menor que su estatura en el ruedo.
 
-Esa exposición que tiene usted de fotografías de dicho libro en la Sala del metro de Retiro, dice todo a su favor. ¿Qué finalidad ha puesto usted en dicha exposición?
 
Una vez que te lanzas con un proyecto de la envergadura de “Un día en Las Ventas” te gusta aprovecharlo al máximo y darle toda la difusión posible. Surgió la posibilidad de exponerlo en Expometro (estación de Retiro) gracias a Metro y a la Comunidad de Madrid y había que aprovecharla. La sala es fabulosa y el montaje creo que está muy cuidado. También, claro, está la intención de apoyar un poco al libro con la exposición.

Una de las fotografías: Pitones

-Lo suyo, Juan, ¿es afición o profesión al respecto de las fotos?
 
Cuando se juntan las dos cosas digamos que se puede uno sentir feliz. Así me pasa. La fotografía, y en particular la taurina, es mi profesión y una afición muy importante para mí.
 
-Si hablamos de toreros, amigo Pelegrín, usted, en calidad de aficionado, alguien me ha dicho de usted que es partidario de El Cid. Cuídese que se nos desmorona el ídolo. ¿Verdad?
 
No creo que se desmorone. Una mala racha la tiene cualquiera y sí es verdad que ahora le cuesta ponerse como no hace tanto, pero no es menos cierto que a  otros no se les castiga con tanta dureza. Para mí “El Cid” es el mejor torero en Madrid desde el año 2002 de su faena al Guitarrero de Hernández Pla. Merece un respeto y un crédito. El mío, al menos, lo tiene. Volverá.

Una más: Morante

-Barrunto que sus gustos en lo que a toreros se refiere son tremendamente particulares, ¿verdad?
 
Tengo los gustos de muchos aficionados de Madrid empezando por el toro. En cuanto a toreros, ya hemos hablado de “El Cid”. Indudablemente, me atraé José Tomás aunque de una forma que a veces no entiendo. Morante, si nos abstraemos de ciertas variables que suelen darse cuando él torea, también está entre mis preferidos. Luego ya vendrían los toreros muy propios de Madrid que no están en los primeros puestos: Rafaelillo, Curro Díaz, Frascuelo, etc.

-¿Cuándo percibe usted que una foto suya tiene la categoría de sublime?
 
Jamás diré eso de una fotografía mía. Yo puedo entender cuando son mejores o peores, pero los superlativos se los dejo a quienes tengan la amabilidad de otorgármelos. Ahora, para mí una buena fotografía es la que te intriga, la que te hace preguntarte qué pasaba antes y qué pasará después, la que te alcanza por algo más que por el simple momento. A mí me pasa muy pocas veces al año y eso que tiro decenas de miles de fotos.

Otra: Cabeza-puerta

-¿Cómo recuerda usted las dos actuaciones de José Tomás hace dos años en Las Ventas?
 
Se ha hablado tanto de ellas que sólo voy a repetir cosas ya dichas. El 5 de junio estuvo muy bien. No sé si eran tres orejas, tres y cuarto o cuatro y un rabo, pero la opinión es bastante unánime. Otra cosa es lo del 15. Como he dicho antes, aún me cuesta entender lo que pasó allí. Sin duda se debe a mi escasa capacidad, pero aquella tarde se escapa a mi razón. Salí de la plaza conmocionado.
 
-Desde su perspectiva madrileña, ¿cómo interpreta usted el desprecio del Gobierno a la fiesta de los toros?
 
No creo que exista tal desprecio. Simplemente, no preocupan nada y me parece normal con la que está cayendo. Sobre la defensa de la fiesta veo peor la inacción del sector taurino y el engaño de creer que porque las ferias (algunas) se llenen, la salud de la fiesta es envidiable. Todos sabemos que la verdad no es esa.

Finalizamos con esta: Banderillero

-Claro en Cataluña, señor Pelegrín, allí es todavía peor; nos la quieren prohibir; digamos que el Gobierno central, por ignorancia, no la atienden; pero los catalanes, digamos que sus representantes políticos, la quieren defenestrar por completo. ¿Qué piensa usted al respecto?
 
Realmente no puedo opinar con mucha propiedad sobre ese tema. En cualquier caso, si los ciudadanos catalanes quieren toros deben poner ellos de su parte y solicitar a sus responsables políticos las acciones pertinentes. El sector taurino debe apoyarlos a ellos en lugar de cargar contra los antitaurinos como única arma.

-Gracias Juan Pelegrín. Ha sido un honor hablar con usted, autor de un libro fascinante que atiende por UN DÍA EN LAS VENTAS.