Hace unos días, en el pasado mes de octubre, tuve ocasión de tener con Álvaro Samper unos gratos momentos de diálogo que voy a compartir con los lectores de OyT.

Cada paseíllo, un paso mas hacia su máximo objetivo

-Álvaro, quiero comenzar agradeciéndote por esta entrevista ahora que tu tiempo debe estar copado puesto que, se acerca una novillada importante y la de pre-feria. Quisiera que te presentes a OyT, cuéntanos cuándo nació Álvaro Samper y cuándo, el torero Álvaro Samper.
 
Bueno, muchas gracias a ti María por la oportunidad, por fin tengo el gusto de que tú me hagas una entrevista. Yo nací el 7 de Junio de 1983 en Quito, yo creo que el torero nació muy cerca a esas fechas, porque tengo fotos de dos o tres años en la hacienda de mi abuelo, en Atocha; viendo una tienta con los ojos que se me iban, entonces yo creo que es una cosa que, ha estado conmigo desde que tengo uso de razón.
 
Desde que me acuerdo siempre he cogido un capote, una muleta. Siempre me han gustado mucho los caballos y siempre ha sido un entretenimiento para mí, pero lo que siempre me ha llamado y quitado el sueño han sido los toros, ¡siempre!.
 
-¿Crees que el haber nacido en una familia de ganaderos fue el detonante para que quisieras ser torero?
 
Yo creo que ayudó, ayudó mucho porque como se dice quizá vulgarmente, yo mamé la fiesta de los toros desde chiquitito ¿no?, incluso cuando estaba en el vientre de mi madre ella me contaba que iba a los toros, que oía sevillanas, que oía flamenco; bueno, de ahí ¿qué más querían?, ahora que me digan que no puedo ser torero, ¡no pueden decirme eso! (risas).
 
-¿Iniciaste tu carrera en la Escuela de Quito o por libre?
 
Yo empecé toreando poco a poco, en fiestas camperas que hacían amigos de mis padres, en cosas así; sin mayor compromiso, digamos. La primera vez que pegué un capotazo fue en “La Cantera”, en unas fiestas de Quito, en una de esas fiestas que se hacen después de los toros…¿en que año sería eso?, en el noventa y pocos, noventa y dos, noventa y uno; por ahí. Y pues, en el año 95 se dio un festival taurino para los hípicos, yo hacía equitación y había una fiesta campera de la gente del hípico, entonces; en esta participó Cristóbal Roldán y su hijo Juan Sebastián que también montaba y saltaba a caballo y que luego, se haría rejoneador. Iba a torear José Luís Cobo pero tuvo alguna lesión y no pudo torear, toreó Paco Barona, toreó Benjamín Terán que era otro equitador en ese momento y, se me escapa alguno; pero, ese fue el primer festejo formal que yo tuve ¿no?.
 
A partir de eso fue que yo empecé a entrenar con el matador muy querido, Ricardo Cevallos, por su amistad con mi familia me vincularon con él y comencé a entrenar con él en la plaza de toros; no en la escuela. Y después de ese festival que fue como una fiesta, como una “pachanguita” empecé yo solo, en los veranos a ir a la escuela. Pero en realidad nunca estuve enlistado en la escuela taurina y quizá nunca formé parte de un grupo o de una promoción taurina.

-Tu padre es chileno, lo que quiere decir que viene de un país sin la más mínima raigambre taurina, ¿cómo tomó tu papá, tu decisión de ser torero?.
 
Muy a la contra al principio, ¿no?, yo creo que mis padres, cuando yo saltaba a caballo, cuando hacía equitación; me empujaron mucho a que siguiera montado a caballo y saltando, que le hiciera honor quizá no como una profesión pero, que lo hiciera muy responsablemente. Se preocuparon de que eso fuera así y creo que lo hicieron más que nada, para sacarme de la cabeza la idea de ser torero ¿no? porque, siempre vieron la afición en mí, incluso en algún cumpleaños le pedí a mi padre que me regalara un capote, con las vueltas azules o verdes; no me acuerdo y él, en lugar de eso dijo; “prefiero comprarte un bocado para tu caballo, unas espuelas, que se yo, antes de darte un capote o una muleta”.
 

En Quito 2006, de rodillas dando una larga cambiada

-Y ahora, ¿cómo está con tu profesión?
 
Bueno lo que pasa es que yo tuve un momento en mi vida en el que no estuve centrado en nada y me refiero a esto, yo estuve dos años en Estados Unidos estudiando y durante ese tiempo, lo que más falta me hizo fue los toros y creo, que fue realmente en Estados Unidos, donde me entró el gusano y las dudas de porqué no ser torero ¿no?. Porque allá seguía montando a caballo y lo que realmente me faltaba eran los toros que era lo que no tenía, entonces; cuando regresé ya vine con la idea clarísima de comprarme un becerro y matarlo a puerta cerrada en una ganadería, les dije a mis padres esto y a ellos no les gustó para nada, les dije: “me encantaría que ustedes me ayudaran, pero si no lo hacen; no importa, igual lo voy a hacer”.
 
Ellos, quizá en ese día vieron que estaba dejando de convertirme en un niñito que quería saltar a caballo y que tenía el capricho de ser torero, si no vieron la decisión de un hombre, a partir de eso fue que yo estuve estudiando y trabajando y cada que podía me escapaba, literalmente me escapaba de la universidad y del trabajo para ir a torear donde haya toros.  En esa época yo no estaba para nada centrado, no estaba haciendo nada de lleno en mi vida y tuve un accidente de tránsito muy fuerte que, gracias a Dios a mi no me pasó prácticamente nada, con un gran amigo; Sebastián Guarderas, el estuvo muy grave dos semanas inconsciente, bueno fue gravísimo y a raíz de esto, bueno yo me dije: “tengo que tomar las riendas de mi vida y tengo que hacer lo que realmente me gusta, porque si no, voy a estar a medias en todo y así no me gusta estar. 
 
Entonces fue que yo me senté con mi papá… mi mamá… yo me había comprado ya un vestido de luces, entonces ella lo venía sintiendo y poco a poco, asimilando ¿no?, pero mi papá no sabia y, después del accidente fue que yo me senté con mi papá y le dije que no quería llegar a los treinta años preguntándome, qué habría sido de mi si habría sido torero, ¿no?

-¿Quién ha sido la persona que más te ha apoyado en este duro camino del matador de toros?
 
Tengo que decirte quizá dos personas ¿no?, empujándome y quizá yendo y estando bastante presente, mi padre; pero, la que siempre ha estado ahí incluso antes que mi padre fue mi madre, porque mi madre fue la que se lo presentía, incluso antes de que yo hablase con mi padre, entonces, mi madre ha estado, en silencio; pero siempre ha estado ahí.
 
-En la feria pasada sufriste una lesión que te cortó la campaña drásticamente, ¿durante estos largos meses de recuperación, llegaste a plantearte el dejarlo?
 
No se si el dejarlo ¿no?, pero esas dudas siempre salen yo creo que es normal y creo que las he tomado y las he asimilado con mucho amor a esta profesión, al toro y a mi sueño, ¿no?.  Sobre todo sentí muchísimo miedo durante esos meses porque, yo cuando llegué a la Feria de Quito es verdad que no tuve una actuación redonda de cortar orejas y tal, pero estaba en el mejor momento de mi carrera taurina porque, yo salía de Madrid, incluso estaba con una lesión y todo; pero, yo salía de Madrid con la moral altísima, toreé en Jaén, tampoco tuve suerte con la espada esa tarde, no corté las orejas pero; esa tarde me sentí que yo estaba preparado para cualquier cosa ¿no?. Había matado novilladas muy fuertes, obviamente con mis carencias, no para “cualquier cosa” literalmente porque para ser matador de toros hay que estar mucho más preparado, pero si para cualquier novillada y cualquier reto como novillero ¿no?.
 
Entonces, después verme con un hombro cortado y una rodilla con grapas y con clavos en la cama, siete meses prácticamente que duró toda la recuperación, sentí muchísimo miedo, muchísimo miedo y dudas de cómo fue que yo logré estar y pasarme los toros tan cerca y tantas veces y tantos toros que (bueno ojalá fueran más pero…) pero tantos toros y bueno, ahora poco a poco creo que he ido ganando el sitio que había perdido.
 

Entregado, encauzando la embestida con la mano derecha

-Como decíamos al principio de la entrevista, se vienen dos novilladas importantes, cuéntanos tus expectativas para estos festejos.
 
Bueno la novillada del domingo es una novillada un poco atípica ¿no?, porque se mata un solo novillo y yo, ya venía toreando desde hace dos o tres años novilladas de terna, en este sentido es un poco atípica, pero tiene un gran atractivo para el público, creo, y para mí también, me motiva mucho estar con cinco compañeros más y son cinco que, si Martín no torea el domingo por el accidente que tuvo, serían cinco menos antiguos que yo; eso de una u otra forma da, se ve que hay una cola detrás, o sea; me refiero en el buen sentido, que después de Martín y de mí es como que la gente ha intentado dar novilladas nuevamente, han salido nuevos novilleros; no que no iban a haber si no estábamos nosotros pero, sí creo que ha habido una buena cantera ahora y eso, me da muchísimo orgullo ¿no? y, obviamente tengo que cuidar mi sitio a capa y espada.
 
-Exacto, porque en este momento sin Martín, vas a ser tú el principal del cartel
 
Parece que sí, si.
 
-Cabe aclarar a los lectores que Martín Campuzano es tu primo hermano y, por coincidencia de edad y de caracteres, casi un hermano; ¿cómo llevas el ver que Martín tomará la alternativa antes que tú, especialmente cuando el año pasado todos teníamos la certeza de que tú, serías el primero?
 
Bueno, yo tengo muy claro que esta profesión es una carrera porque, hay que competir y hay que ganar, pero no es una carrera de velocidad, para mí; si no, de resistencia y es verdad que yo el año pasado y el anterior, toree bastante más que Martín, solo por ese motivo era quizá más lógico que yo tomase la alternativa antes; incluso, era el plan tomarla este año antes de la Feria de Quito.  Pero bueno, los toros son así, uno nunca sabe que es lo que te va a pasar, uno medio puede planificar algo, pero el toro cuando te dice: “espérate un ratito”, hay que esperarse.
 
Después de esa lesión hay que recapitular y hacerle al plan “B” que sea un plan “A” muy bueno.
 
-Entre los toreros punteros existe siempre una rivalidad, ¿familiarmente cómo se lleva esa rivalidad entre los dos novilleros punta del país?.
 
Bueno, familiarmente… creo que bastante bien, obviamente ha habido encontrones, diferencias y cosas que nos han distanciado por obvias razones; me da un poco de pena porque, éramos y seguimos siendo, como hermanos, pero quizá en un ámbito super-personal de compartir amistades y todo, nos hemos separado un poco. Pero eso yo lo veo muy normal y a mí no me afecta para nada, pero cuando estamos en la plaza, nos queremos pegar un bocado los dos (risas).
 

Samper saluda una ovación, así como manda un saludo a todos los aficionados

-Un sueño por cumplir
 
Torear en Sevilla

-Un torero en el que te mires
 
“Joselito”

-Un miedo
 
A Dios

-Un sueño cumplido
 
Abrir la puerta grande la plaza de toros Quito.
 
-¿Cómo y dónde te ves de aquí a un año?
 
Dios quiera, matador de toros y regresando de España con una temporada importantísima a cuestas.
 
-Tú terminas la Feria de Quito y viajas a España ¿cuándo?
 
Bueno, como te decía antes es un poco difícil planificar previamente y para los toreros, esto lo decía el maestro Antonio Ordóñez: -Hay ciertos días en la vida de los toreros que estar bien o cortar las orejas o simplemente hacer un buen papel, ese día; vale más que tu vida- en esos días claves ¿no? y yo estoy consciente de que tengo dos días en estos próximos dos meses que, mi vida importa un comino al lado de lo que yo pueda hacer en esas tardes.
 
-Un libro
 
Ahora mismo estoy leyendo un libro de Navalón, me gustó mucho; no soy un gran lector.

-Una película.

Braveheart (Corazón Valiente)
 
-Álvaro, mil gracias por tu tiempo, por la honestidad y franqueza de tus respuestas, que Dios reparta suerte en, lo que podríamos llamar la temporada fuerte de este año y que te veamos triunfar, tanto el día domingo como en la novillada de pre-feria. Y, que el año que viene podamos volver a entrevistarte como matador de toros y con algunos triunfos en España en tu bolsillo.
 
Muchísimas gracias y ojalá, así sea.

Fotos: Alejandro Maldonado