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Curro Díaz  
  entrevista de Pla Ventura [ 28/10/2004 ]  
CURRO DÍAZ: UN TORERO, SENCILLAMENTE

“Humildemente y sin jactancias, reconozco que no me sentía uno más; yo sabía que dentro de mi ser había un torero importante"

La sensación de este año en la feria de San Isidro en Madrid resultó ser un muchacho de Linares, llamado Curro Díaz. Impactó en las Ventas aunque, los taurinos, tan precavidos como siempre, aguardaban cautelosamente sus pasos. Curro hizo la faena más bella del ciclo isidril, dio una vuelta con mucha fuerza pero, al parecer, su bellísima faena no eran atributos suficientes para que todos contaran con él. Pero los trazos del camino ya estaban marcados. El torero se sentía capaz y, eso era lo importante. Ya llamaran todos, creía Curro Díaz; y acertó. Lo mejor de este torero resultó ser la sorpresa que supuso para los aficionados. Todos creíamos que era uno más de los que, con buena recomendación, acudía a dicha feria y, craso error el nuestro. Cierto y verdad que, Currito Díaz, ya había toreado en Madrid el pasado 31 de agosto del 2003 y, ante una muy seria corrida del Cura de Valverde, cortó una oreja y enseñó su tarjeta de visita. Una pena que, en esta temporada que ha terminado, las cornadas, hayan impedido a este gran torero explicar su tauromaquia tan particular.

Le encuentro al otro lado del cable en su tierra linarense; esboza sonrisas, vende ilusiones y, ante todo, contagia con su alegría.
-         ¿Cómo se siente, maestro?
-         Gracias por lo de maestro pero, te puedo asegurar que, es el título que en breve quiero obtener.
-         Ante todo, si me permite, le quiero mostrar mi gratitud porque, para nuestra nueva publicación en la web, es decir, OPINION Y TOROS.COM, es un honor que, un artista, nos entregue sus ilusiones. ¿Qué pensaba cuando se vio incluido en los carteles de San Isidro?
-         No albergaba sorpresa alguna porque, desde el pasado año, sabía que torearía en la feria; me quitaba el sueño que los toros no me ayudaran; yo era consciente de mis posibilidades, pero rezaba para que los toros me ayudaran.
-         Y se produjo el milagro, maestro. La sorpresa, para todos, resultó ser maravillosa; estaba usted creando arte y, la plaza rugía de emoción; todos nos emocionamos. ¿Podríamos decir que, era aquella tarde el principio de una carrera singular y diferente?
-         Mi carrera empezó hace ya bastantes años, no en vano, por ejemplo, llevo cinco años como matador de toros; pero no es menos cierto que, a Dios gracias, es Madrid la plaza que lanza a los toreros; ya, desde el pasado año, cuando aquel 31 de agosto triunfé en Madrid, comencé a ver un horizonte despejado en mi vida.
-         Le comprendo porque, con todos mis respetos para todos los hombres que se visten de luces, el cartel de su alternativa, con Juan Carlos García y Sebastián Córdoba, sonaba a alternativa y retirada. ¿De dónde sacó usted las fuerzas para seguir?
-         Ante todo, si me permites, debo confesarte que, para mi alternativa, cometí lo que se dice mi primera locura. Siendo un desconocido, sólo apoyándome en lo que habían sido mis triunfos de novillero, pretendía tomar la alternativa en mi pueblo, en Linares, pero con un cartel de lujo y, la empresa me lo impidió, de ahí que, como has citado, me ofrecieron una alternativa de trámite para que me aburriera; lo que ellos no sabían era que, mi perseverancia y mi fe, eran increíbles, como las pruebas cantan. Era, como se evidencia, mi primera prueba dura para poder seguir y, como dices, las fuerzas las sacaba del fondo de mi alma; algo muy superior a mi cuerpo anidaba dentro de mi ser, de ahí el poder hablar ahora como lo estamos haciendo y, lo que es mejor, como consecuencia de mis éxitos.
-         Me temo, torero que, su fuerza era su propio arte, ¿verdad?
-         Humildemente y sin jactancias, reconozco que no me sentía uno más; yo sabía que dentro de mi ser había un torero importante, algo que, si Dios quiere, demostraré en todas las plazas del mundo, a poco que me embistan los toros.
-         Por lo que hemos visto, su carrera ha sido un camino de espinas y, su mayor valor, el no desfallecer jamás. ¿Dónde aprendió usted ese tratado de tauromaquia que es capaz de crear frente a sus enemigos?
-         No creo en los aprendizajes; creo que, en cualquier profesión en la que el arte tenga una motivación, por tanto, un gran valor, ello, nace con el artista; luego, uno, en el devenir de su profesión, intenta corregir defectos, que los tenemos todos; pero, la base, la creatividad, es algo que se lleva en el alma, amigo. Si es cierto que, tuve la suerte de nacer y vivir en una tierra maravillosa en la que, lo que sobran son ganaderías, por tanto, he podido practicar mi ciencia, mi arte; bien en corridas, festivales, en el campo…. He estado en contacto con el toro siempre y, ese ha sido mi éxito.
-         La fe suele mover montañas, se lo digo porque, la empresa Balañá, la que hace cinco años quiso retirarle de los ruedos con una corrida para desdichados, esa misma empresa ha contado con usted para sus plazas, de forma concreta para Barcelona en la que usted ha logrado triunfos importantes y, lo que es mejor, para torear en su feria de Linares con el cartel de mayor lujo de la feria: toros de Daniel Ruíz, con Ponce y el Juli. ¿Cómo se produjo esta metamorfosis?
-         Era cuestión de paciencia. Yo sabía, repito, de mis posibilidades y, esgrimiendo una frase muy manida que tenemos los toreros, pensaba que, el que tiene la moneda podía cambiarla y, ese era mi caso.
-         Ha pasado por múltiples humillaciones, por ello, me atrevo a decirle, ¿tiene ánimo de revancha para con alguien?
-         Soy muy revanchista, pero en el ruedo, donde debemos hablar los toreros. Es decir, en la arena es el único lugar donde los toreros tenemos que reivindicar nuestras aptitudes; decir, yo valgo mucho en la barra del bar, es lo sencillo; dejarse matar para crear la obra bella, eso es más complicado, pero, a su vez, esa quiero que sea mi meta.
-         Es curioso que, habiendo toreando tan poco, su cuerpo está cosido a cornadas, ¿cómo se entiende este contra sentido?
-         Muy fácil; como sabes, torear muy puro es acometer el mayor de los riesgos y, arriesgando mucho es cuando vienen las cornadas. Pero no me arrepiento; son esas medallas que engrandecen a la profesión; es más, las cornadas, aunque dolorosas, son necesarias, sencillamente, para darle la mayor credibilidad a la fiesta.
-         Antes, en la introducción que hacíamos a este diálogo, me contaba que era un hombre de suerte, un torero muy afortunado. ¿Cómo puede uno sentirse afortunado sin apenas torear en los últimos cinco años?
-         Empecé a valorar mi gran suerte, el pasado año, cuando pude torear en Madrid; desde aquel día comprendí que, una varita mágica me estaba tocando. Este año, nuevamente, vuelvo a Madrid, triunfo con fuerza, hago lo propio en Barcelona y en todas las plazas en donde he actuado. Soy, por tanto, un hombre afortunado.
-         ¿Proyectos inmediatos?
-         Ante todo, reflexionar. Tengo que ser consciente y saber los motivos por los cuales me han calado mucho los toros, aunque, bien es cierto que, como decíamos, torear tan puro tiene estos riesgos. Pude haber sumado muchas fechas que tenía contratadas pero, será el año próximo. La verdad es que, pese a todo, ilusiones no me faltan.
-         Me subyuga, Curro Díaz, su convencimiento para con sus quehaceres. ¿Se siente artista?
-         Por supuesto; de lo contrario no estaría en esta profesión. Recuerdo, al respecto, en aquella ocasión -y sin querer compararme con nadie- en que Jesús Quintero entrevistaba al gran Rafael de Paula y, al preguntarle si se sentía artista, el maestro dijo: “Si, soy artista”. Y aquella respuesta, en aquel hombre admirable, me conmovió. Ciertamente, me queda mucho camino por recorrer pero, es la llama del arte la que me hace sentirme vivo.
-         Cinco años, como ha sido su caso, esperando, matando alguna que otra corrida a cambio de nada, me imagino que, semejante panorama era para desesperar a cualquiera. ¿De qué vivía en este tiempo?
-         Lo poco que ganaba, procuraba administrarlo con sumo cuidado; toreaba festivales y, de ese modo, entre las pocas corridas que toreaba, iba organizando mi hambre.
-         Me han contado, matador que, entre otros logros, ha comprado usted una furgoneta de lujo para la cuadrilla. ¿Para cuando la finca?
-         Como Dios me ayude como hasta ahora, me temo que, dentro de poco, podré ir viendo cumplidos todos mis sueños, entre ellos, la finca.
-         No falta quien dice que, la empresa de Madrid, solía pagar poco a los toreros. ¿Qué dice usted?
-         No conozco los entresijos de ninguna empresa. Pero si puedo asegurar que, me pagaron con generosidad, incluso más de lo pactado y, eso, para mi, es un éxito muy grande. Atacamos, genéricamente, al poderoso y, nos olvidamos de los que, con cara de cordero degollado, organizan corridas con el sudor y la sangre de los toreros; de ahí es de donde tenemos que huir todos. Y, de forma lamentable, en los pueblos, suele existir esa especie de personajes que, esgrimiendo que te dan una oportunidad, se quedan con todo.
-         Intuyo que, por lo que dice usted, jamás entró al trapo del treinta y tres. ¿Es cierto?
-         ¡Y tan cierto¡ ¿De dónde? Es más, eso tampoco soluciona nada; todo, amigo mío, se arregla en Madrid y, mis hechos son las pruebas; luego, están todas las plazas para triunfar, tarea que hay que llevar a cabo; pero es Madrid, sólo la plaza de Las Ventas donde existe el punto de partida, el kilómetro cero del toreo.
-         Al final de la temporada, torero, ¿no siente usted frustración ante lo que ha sido la misma? Y se lo pregunto porque, allá por el mes de mayo, su toreo nos ilusionó a todos y, como le digo, ha terminado su campaña con pocas corridas.
-         El hombre y sus circunstancias y, ese ha sido mi caso. Tenia muchas corridas firmadas y, las cornadas me impidieron llevar a cabo aquel torrente de ilusiones. Pero me queda la satisfacción de que, por fin, mi nombre sonara con fuerza entre el taurinismo y el aficionado y, de cara a la próxima temporada, consolidarme como torero.
-         Tras hablarle, torero, he tenido la sensación de haberle conocido durante toda la vida. Me ha fascinado su espontaneidad, su agrado para complacer al periodista que, no es otra cosa que, el vínculo que existe entre el aficionado y el artista. ¿Quiere añadir algo más?
-         Darte las gracias por haber pensado que, mi humilde persona podía ser válida para ese proyecto llamado
www.opinionytoros.com que, con toda seguridad, deberá estar rociado por el éxito. Te deseo, en esa andadura, los mismos éxitos que yo busco para mí.
-         Gracias, Curro Díaz. Que la suerte le acompañe.
 

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