Es el nombre que más ha sonado en octubre en todo el mundo taurino. Con esa palabra, con ese apellido, nos disponemos a que durante todo noviembre también esté presente en la portada de OyT. Y no es gratuita esta decisión, se basa en hechos reales. Si el percance nos dejó a todos helados, la reacción del torero tras su complicada operación, reconstrucción del rostro y del globo ocular nos ha llegado al corazón. Todo un símbolo de torería. La torería no es solamente, a lo que se ve, andar airoso por la plaza. La torería es saber estar a la altura de cada momento que se vive con el toro. Juan José Padilla nos ha dado una lección nuevamente. Nos duele a todos ver su imagen, pero nos reconforta saber que él la asume y desde ella está dispuesto a superar cuantos obstáculos se crucen en su camino para ponerse de nuevo delante del toro. Eso es torería, y de la mejor. El torero jerezano, no siempre tratado justamente en su actividad taurina, nos da una lección de lo que es asumir las consecuencias de su profesión. Para nada se siente ni siquiera desgraciado, pues no para de citar y recordar que es el toro, el que le ha herido de esta manera también, el que le ha dado todo cuanto tiene. Es agradecido a quien es su enemigo en la lucha que representa el toreo. Varias cosas se aprenden en el mundo del toro y una de ellas es que los toreros forman un colectivo aparte. Además, es hora de hacer un reconocimiento pleno a los héroes que torean… pero más si lo que torean son las ganaderías que sus ‘amables’ compañeros figuras les dejan al no quererlas torear ellos. Los sinsabores, las menores posibilidades de triunfar ante ellos, pero sí las mayores probabilidades de ser heridos, les hacen ser los verdaderos héroes: Toreros verdaderos ante toros de verdad, lejos de la comodidad de los toros ad hoc. Padilla ha escrito una página no deseada pero no rehuída por él. Otros no pueden decir lo mismo ya que viven en una fiesta acomodada y diferente. Con este nuevo percance en su vida, deseamos que no le impida continuar en su actividad profesional, ha pagado el tributo que hace falta para seguir dándole importancia a lo que hacen, dando valor a lo que son capaces de ofrecer, la vida si es necesario, para lograr unos segundos de emoción y de gloria. Su valor y su coraje han demostrado al mundo de lo que es capaz un torero. Sus ganas de volver a ponerse delante de otro toro, muestran la grandeza y el misterio que anida en el corazón torero. Por todo eso, nuestros corazones se han hecho de Padilla para siempre.
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