Hoy, en este nuevo debate que les ofrece Opinionytoros, tendrán ocasión de posicionarse ante lo que se considera el fraude mayor contra el rey de la Fiesta: el TORO. Días atrás, en esta misma División de Opiniones, se abordaba el tema del “afeitado” y las conclusiones han sido determinantes: nadie de los que han participado en la encuesta planteada, nadie duda de que existe y, además, más que nunca. Como quiera que es de suma importancia y no queremos dejar sólo una opinión, aunque muy relevante como la de P.M. Azofra, que sea profana, hemos trasladado y solicitado un trabajo para esta sección a quienes están considerados autoridad en la materia. Se trata de Dª Angeles Moya Geromini y D. Lázaro López Jurado, veterinarios del Laboratorio de Fraude en Espectáculos Taurinos del Ministerio del Interior. Cuanto dicen, con magistral y documentada exposición, pone de relieve la importancia que en el presente y en el futuro tiene este tema fraudulento. Existen las Normas para atajarlo, los elementos para detectarlo con precisión matemática y, sin embargo añadimos nosotros, no parece que todo ese dispositivo puesto al servicio de la defensa de los aficionados y los derechos de los espectadores, surta un efecto real en el día a día de la Fiesta. Tiempo y espacio tienen ustedes, amables lectores, para aportar su opinión y posicionarse en la encuesta que después les ofrecemos. A continuación la precisa exposición de nuestros ilustres invitados de hoy.
“El Fraude en los espectáculos taurinos” Cuando se habla de “fraude”, nos estamos refiriendo a dos tipos de manipulación: √ Manipulación de cuernos √ Uso de drogas El uso de sustancias químicas que modifiquen el comportamiento de las reses, puede deberse a prevenir daños a la res durante el transporte por un lado, o bien a que se empleen para enmascarar lesiones, o incluso al uso de drogas para anestesiar reses y manipular con mayor facilidad sus defensas, de manera que con posterioridad pudieran quedar residuos en el organismo del animal de modo que se aprecien durante la lidia anomalías en su comportamiento motriz. Se considera fraude, porque lo anunciado en los carteles: toros íntegros, ha de ser cumplido y corresponde a los Poderes Públicos la obligación de asegurar dicho cumplimiento MANIPULACIÓN DE CUERNOS Podríamos afirmar que esta, obedece a dos tipos de intencionalidad: * Con intención de acortar la longitud de las defensas * Con intención de enmascarar algún defecto de los cuernos El “afeitado” es el término taurino que define el despuntado o acortamiento artificial del cuerno por la mano del hombre; no tiene nada que ver con ninguna enfermedad, no se afeitan toros enfermos, no se arreglan toros enfermos, no se maquillan toros enfermos con cuernos enfermos, lo que se afeita y se manipula y con intenciones de engañar al aficionado son toros sanos, toros con peligro, toros que representan un valor económico sustancial. Hacia finales de los años treinta, los aficionados empezaron a notar que los toros que se lidiaban presentaban unos cuernos sospechosos de manipulación, pero este hecho no influyó mucho en la tolerancia del aficionado, el público fue poco a poco haciéndose más tolerante. Esta situación perduró hasta la denuncia a principios de los años 50 del diestro Antonio Bienvenida en la que denunciaba la existencia del fraude. Como es lógico las disposiciones oficiales no se hicieron esperar y es a partir de esta década de los 50, cuando entre una serie de órdenes ministeriales, se encarga a las Facultades de veterinaria que se investiguen técnicas periciales para detectar la modificación artificial de los cuernos de los toros, ante las sospechas de que se estuviesen acortando fraudulentamente, conculcando con ello, los derechos de los espectadores a presenciar una lidia de toros íntegros que se anunciaban en el cartel. Diversas Universidades españolas, tras un minucioso estudio científico sobre la longitud real de los cuernos sin manipular, llegaron a la conclusión de que efectivamente, era posible y aconsejable, aplicar unas técnicas periciales veterinarias de tal manera que se llegaba a la perfecta detección del llamado “afeitado”. Es hacia 1960 cuando, a demanda del entonces Ministerio de la Gobernación, se emitió por parte de distintos catedráticos de las Facultades de Veterinaria de diferentes Universidades, un informe sobre la fiabilidad de las técnicas que se usaban; y éstos avalaron con rotundidad las mismas. A partir de ese momento, fueron los técnicos veterinarios de la Escuela Nacional de Sanidad, entonces dependiente del Ministerio de la Gobernación (hoy de Interior), los encargados de analizar los cuernos que se remitían de las diversas plazas de toros de todo el territorio del Estado que eran consideradas como sospechosas de estar manipuladas, por el equipo veterinario interviniente en el correspondiente festejo. Pese al tiempo transcurrido, y cada vez que se imponen sanciones vuelve a cuestionarse de nuevo la fiabilidad de las técnicas olvidándose del informe aludido y el absoluto rigor científico del mismo. En 1996 de nuevo se solicitó al Ministerio del Interior una revisión de las técnicas por parte de una Comisión Científica, bajo la presión de un “cese de actividades“ (huelga). Este hecho paralizó, en las principales plazas y ferias, el envío de astas sospechosas de manipulación hasta que la Comisión emitiese informe. Por fin ha visto la luz el ansiado dictamen y éste ha sido claro y contundente: “Las técnicas son fiables” y además se van a mejorar en cuanto a su eficacia, lo que viene a significar que los resultados emitidos hasta ahora han sido fiables; que los resultados que se emitan a partir de ahora, seguirán siendo fiables y que además con las próximas innovaciones, se estrechará el cerco al fraude. CONSECUENCIAS: En los últimos tiempos y debido a la generalización del problema del acortamiento intencionado de los cuernos (afeitado), se ha desarrollado un creciente interés por establecer las correlaciones entre manipulación y las consecuencias que dimanan de ella así como su repercusión en la integridad tanto física como psíquica del toro de lidia. La conducta de estos animales, cuyo proceso de vida se ve marcado por una estancia tranquila en las dehesas, el transporte a la plaza, una serie de reconocimientos y posterior enchiqueramiento y lidia con el consiguiente stress, situaciones que, (y debido al difícil manejo de estos animales pudieran dañar sus defensas), si no interviniera la mano del hombre para cometer el fraude, no tendría por qué tener repercusión sobre las defensas de los mismos, salvo casos de traumatismos o procesos patológicos puntuales. El problema se suscita cuando se produce en alguna de estas fases el llamado “afeitado” (¿no estarían de acuerdo en que se denominara mutilación?). Los cuernos disponen de una configuración anatómica constituida por tres partes, netamente diferenciadas, a) apófisis óseas, b) membrana queratógena y c) estuche córneo o parte externa. En cuanto a su inervación, ésta deriva del V par craneal o nervio trigémino a partir del cual se originan diversas ramas; una de las cuales (la 2dª) penetra directamente en la apófisis ósea; este breve recordatorio sirve para explicar que lógicamente el animal tiene percepciones táctiles a través de sus cuernos, recogiendo sensaciones de presión y de tacto. Hay dos teorías frente a las consecuencias que pudiera tener el acortamiento de los cuernos de la res manipulada. Unos opinan que el animal sufre un cambio en el comportamiento en el momento de propinar el derrote por perder la noción de la distancia, otros por el contrario aseveran que no hay ningún tipo de alteración en el comportamiento. Nuestra opinión, después del estudio anatómico del cuerno y los neurológicos realizados sobre la agresividad de los toros es que la res recepciona una información a través de los cuernos que condicionan su comportamiento al iniciar el derrote. Si el tiempo que transcurre desde que se comete el fraude es muy amplio, la adaptación del animal a su nueva situación de “mutilado“ es indudable que tiene lugar y lógicamente no repercutirá en su comportamiento durante la lidia. Pero no hay que olvidar que el acortamiento del pitón o parte distal del estuche córneo, hace que la zona basal (la más cercana al frontal de la res en la que se asientan los corpúsculos táctiles) se resienta, sufriendo más presión cuando el animal embiste contra el peto, burladeros, etc, rehuyendo el nuevo encuentro para, posiblemente, evitar el dolor o molestias que les produce. Otra de la posibles consecuencias del “afeitado” es que para realizarlo el animal tiene que ser sometido, bien mediante fuerza física y posterior encajonamiento en el mueco, bien mediante sedación o mueco químico. En el primero de los casos podría suponer para el animal doblegado violentamente una alteración psíquica que podría tener influencia en la posterior expresión de la conducta en el ruedo. La segunda de las alternativas para realizar el fraude (uso de sustancias químicas) representa peores consecuencias, si bien es menos traumático durante la operación para el animal, es trascendental para la Salud Pública de los posibles consumidores de la carne del mismo, ya que, si las dosis de tranquilizantes que se le administra son elevadas o la res no tiene tiempo suficiente para metabolizarlas, manifestará durante la lidia un comportamiento extraño y anormal y lo que es peor, en la canal, una vez despiezado el toro, podrán quedar residuos del medicamento empleado constituyendo un riesgo y atentado contra la Salud Pública de los consumidores. LEGISLACIÓN APLICABLE El Real Decreto 2283/1998, de 23 de octubre recoge las disposiciones relativas a la práctica de los reconocimientos «post mortem» de las reses de lidia para el estudio sobre las técnicas de detección de la manipulación artificial de los cuernos. En su artículo 58, se indica: Finalizada la lidia, se realizarán, por los veterinarios de servicio, los oportunos reconocimientos post mortem de las reses, con el fin de comprobar aquellos extremos conducentes a garantizar la integridad del espectáculo. El reconocimiento post mortem recaerá sobre aquellos extremos que el presidente, de oficio o a instancia de los veterinarios, determine a la vista de lo acaecido en el ruedo durante la lidia de la res. El reconocimiento post mortem de los cuernos en las dependencias de la plaza se practicará por los veterinarios de servicio en presencia del presidente, sus asesores, el Delegado de la autoridad y con asistencia del ganadero o su representante, y, si lo desean, del empresario y de los espadas actuantes o sus representantes, quienes podrán estar asistidos por un veterinario de libre designación. De su práctica y de sus resultados se levantará acta circunstanciada, que firmarán el presidente, los veterinarios de servicio y los presentes que lo deseen, remitiéndose el original al organismo competente en materia de espectáculos taurinos que, a la vista de su contenido, adoptará las medidas en cada caso pertinentes. Asimismo, se remitirá una copia a la Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos. En el acta se recogerá expresamente, si así se produjera, la renuncia de los interesados a estar presentes en el reconocimiento o, en su caso, la negativa a firmarla, sin que ello suponga obstáculo alguno para el desarrollo del procedimiento. El reconocimiento de los cuernos de las reses lidiadas y/o devueltas en las dependencias de la plaza, consistirá en el examen de su aspecto externo, a fin de comprobar las alteraciones visibles en la superficie de aquellos. Finalizado el proceso de recogida de los cuernos, los mismos se conservarán debidamente. En los supuestos en que se dictaminase la sospecha de posible manipulación artificial de los cuernos examinados, se procederá al envío urgente de éstos a un laboratorio habilitado, al objeto de que se realice un detenido análisis. Los cuernos se enviarán completos e intactos al laboratorio por un procedimiento urgente y bajo control del presidente del festejo, de modo que se garantice su recepción en recipientes adecuados y cuidando de que no se borren u oculten huellas de posibles manipulaciones. Las empresas organizadoras de los espectáculos taurinos son las responsables de la existencia de todo el material necesario para el correcto envío de muestras. El reconocimiento de los cuernos de las reses en el laboratorio habilitado se realiza en el Complejo Policial de Canillas de Madrid. CONCLUSIÓN: En definitiva, podríamos concluir diciendo que sólo si todos los Estamentos implicados en la lucha contra el fraude actúan de una manera eficaz y coordinada, podrá garantizarse a la afición, un espectáculo íntegro. La emoción de la fiesta se encuentra fundamentalmente en los cuernos; si se permite una manipulación que los acorte, tal vez, tengamos que lamentar, con el paso del tiempo, una pérdida de interés y, lo que es peor, un deterioro del toro de lidia. |