Con casi lleno se han lidiado cuatro toros de Zalduendo, bajos de casta, anovillados e impresentables para una plaza de segunda; uno de Núñez del Cuvillo (1º bis), serio, y otro de Jandilla (6º bis), manso y peligroso.

Curro Díaz, dos orejas y dos orejas.

El Fandi, dos orejas tras aviso y ovación con saludos.

Cayetano, oreja tras aviso y dos orejas.

El banderillero Ángel Prados ha sido cogido en el 6º.

La crónica de hoy la iniciaremos deseándole que tenga una recuperación rápida y total de la cogida sufrida en Linares que nos produjo pavor.

Pocas son las veces que los trofeos otorgados en una plaza de toros se corresponden con los logros alcanzados por lo toreros, las valoraciones además de subjetivas, en muchos casos, lo único que buscan es contentar al espectador. Lo de Linares roza el ridículo, de los otorgados hoy sobran, sin exagerar, prácticamente la mitad. Si a quien corresponda, no pone solución a esto, este taurino pueblo pasará a ser el hazme reír dentro del mundo de los toros.

Durante el paseíllo sonó “Manolete”, y hoy sí hubo mesura y buena interpretación en la banda de música; la Agrupació Musical de Linares supo además de interpretar con acierto elegir el momento de mayor interés de la lidia.

Curro con la diestra

Abrió plaza Estero que pronto volvería a corrales por manifestar unos andares bastante pasotas, en su lugar se lidió Relatero de Núñez del Cuvillo, de pelo negro y cuerna casi alirada, serio y con cuajo; nos pareció feo de hechuras de salida, y, para que vean como son las cosas, embistió con tanta clase que al final parecía hasta guapo. Curro en el saludo mostró sus cualidades capoteras, lanceó con gusto a la verónica la templada embestida de Relatero y cerró con dos medias arrebujadas sintiendo el toreo. Solo fue el cuvillo ante el caballo que montaba José Manuel Valle, y allí, recibiría un solo y largo puyazo. El día iba de sustos y la providencia quiso que Javier Crespo se librara de una cornada al caer en la cara del toro. Largo y desacertado fue el tercio de banderillas. Con la muleta en ristre sobre la mano derecha, Curro empezó a dibujar redondos lentos y acompasados, mejorando a medida que se desarrollaba la faena. Con la zurda fue breve pero intenso, una sola tanda profunda rematada con una trincherilla caló en los tendidos; luego vendrían los desmayados por bajo marca de la casa que deleitaron e hicieron brotar los ¡olés! más profundos de toda la feria. Una faena que, por ajustarse a las características del toro, resultó más prosaica que poética, corta, y en momentos, desajustada, pero tuvo retazos del sabor que este torero imprime y el colofón de una gran estocada.  Más recio estuvo Curro con su segundo de nombre Dinamita, de cuerna delantera, chico, pero armónico, y que manseó desde la salida. Le picaron mal para agravar sus males, en la paletilla en el primer encuentro, luego recibiría dos puyazos más al arrancarse de largo por voluntad propia. Y aunque Dinamita no terminaba de estallar, si estalló el torero profundo de Curro; sacándoselo con barrocos y desmayados pases dibujó varios carteles de toros. Después los redondos también desmayados y reposados sobre los riñones, trazados de arriba hacia abajo, harían el delirio de las almas congregadas en el coso de Santa Margarita. Dio tiempos con torería, andándole por la cara con gusto. Nada tenía el de Zalduendo por el lado izquierdo, muy soso y casi parado acometió a la muleta. Otra tanda más con la diestra en redondo de mano baja y un epilogo de adornos por bajó sobró para que Curro enloqueciera a la multitud. Otra estocada cobrada con mucha entrega entera y de fulminante efecto. Se oyó el merecido ¡Toreo! ¡Toreo! desde el tendido que es la mejor indicación de que la feria de San Agustín 2008 ya tiene triunfador.

Un redondo de Cayetano

Cayetano debutaba en esta plaza, y lo hizo con Estudiante, un toro negro, escurrido y degollado. Fue soso el saludo a pies juntos de Cayetano, resultó deslavazado. Después de recibir Estudiante un solo puyazo quitaría Cayetano a la verónica, y aquí si expresó con gusto y profundidad. El tercio de banderillas fue muy desacertado por parte de los dos pareadores, y muy buena la brega de Joselito Rus. Inició con sabor Cayetano con una trincherilla, pase por alto y desmayado. Sobre la zurda interpretó el natural con largura. Con la muleta en la mano derecha inició con una tanda profunda de buena y seria ejecución; luego la faena iría decayendo en la sosería del toro y del torero contagiado, se le vieron aires de cierta bisoñez. La faena fue perdiendo gracia e interés a medida que se desarrollaba. Necesitó de un pinchazo y estocada cobrada con fe ligeramente desprendida para rematar a Estudiante. El sexto bautizado con el nombre de Guitarra, duró dos punteos en el ruedo, ni estaba para sonar, y menos para bailar por cojitranco. Le sustituyo Zarcillero de Jandilla, un toro cinqueño con cuajo y seriedad. Saltó huido, como corraleado,  y anduvo sin fijeza el tiempo que quiso. Criminalmente cogió a Ángel Prados de manera terrorífica cuando éste cayó delante de su cara. Nos temimos lo peor. Entre arreones de manso se picó y banderilleó; llegó áspero a la muleta y mirón por el izquierdo. Cayetano se dobló por bajo y consiguió a base de porfiar ganar la pelea y conseguir tandas de redondos estimables. Cayetano sacó raza y valor, le pudo al manso por el derecho, el izquierdo era intratable, y conquistó a los aficionados en una faena cargada de emoción por el comportamiento manso y peligroso del jandilla. De pinchazo y media traserilla, que se fue ahondando, finiquitó al pregonado toro.

Fandi con su primero

Fandi lidiaría en primer lugar a Limpiador, herrado con el 67, que dio en la báscula -no sabemos como- 497 Kg. Era negro y anovillado y sospechoso por delante –ya me entienden- como toda la corrida. No pudo hacerse en el saludo con Limpiador, después le llevaría al caballo con un galleo intermitente, recibió un picotazo y el picador se llevó la bronca por castigar –según el público verbenero- demasiado. En banderillas estuvo acertado David Fandila, cuadró con corrección y los palos quedaron reunidos. El trasteo fue una especie de mixtura; pasó, de expresar redondos de buen trazo, a martinetes efectista, lo segundo se lo jaleaban más. Con la zurda sólo consiguió una tanda bien expresada pero corta. La faena fue decayendo a medida que el torero perdía el sentido de la lidia, sólo toreó por torear, ante una embestida repetidora y franca. Se vulgarizó con más martinetes y golpes en el lomo del toro que producían la satisfacción de sus seguidores.  De estocada caída, cobrada con contundencia, acabó con el bravo y repetidor toro. El quinto debió ser en la dehesa la oveja negra, mira que poner de nombre a un toro Idiota, los animales también se deben sentir ridículos. Bueno, pero Idiota, de idiota nada, tuvo comportamiento de espabilado. Le saludó Fandi de rodillas con una larga afarolada, para seguir toreando a la verónica. Un picotazo y crudito al tercio de banderillas que esta vez no fue brillante; si los dos primeros pares fueron entonadillos, el tercero, en el que pidió permiso para hacer una combinación de poner un palo al violín y seguidamente en cuarteo corto para clavar los dos restantes, salió nefasto, los dos del cuarteo reposaron en la arena. Fue repetidor el torete en el inicio, donde le avisó varias veces por el derecho. En principio tapó, con buen criterio, la cara al bicho; luego, se derrumbó en un mar de dudas en el que no encontró la colocación para dominar. Cansó a Dios y a Idiota que se rajó yéndose a toriles y huía cada vez que el matador se le aproximaba. De un certero sartenazo acabó Fandi con la vida de Idiota. Descanse en paz.

Si las próximas ferias no mejoran, y se sigue la tendencia degenerativa, Linares terminará siendo en el mundo de los toros lo que el Alcoyano –con todo mi respeto- en el fútbol. 

*Fotos Argos.