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Nueva entrada de "no hay billetes” en Sevilla. Se han lidiado toros de Juan Pedro Domecq; 2º y 3º (bis) de José Luis Pereda y el 6º (bis) de “El Serrano”, de buena presencia en líneas generales; y de comportamiento, soso, manso y descastado. El de más juego el lidiado en 3º lugar de Pereda. Curro Díaz, silencio tras aviso y aplausos Manuel Jesús “El Cid”, ovación y silencio Miguel Ángel Perera, silencio en ambos. Mal balance para un ganadero de toros de lidia; sin tener en cuenta el desastroso cómputo del resto de la feria, hoy le han devuelto tres toros al corral a Juan Pedro Domecq, y los otros tres que se quedaron en el ruedo, fue por la benevolencia de toreros, público y aficionados. He dicho de lidia, por que los bravos son otra cosa.Foto archivo Orador fue el primer toro de la tarde, era de capa negra mulata, ligeramente bizco del izquierdo. Primero de la tarde y del lote que le tocó lidiar a Curro Díaz. Brillante fue el saludo de Curro a Orador, le lanceó con gusto y temple a la verónica abrochando la serie con una sentida media a pies juntos. De salida mostró flojedad el toro y fue cuidado en varas, un quite por delantales muy toreados y templados de Curro en este tercio dio paso a la faena de muleta. Brindó Curro al público entendiendo que el toro le iba a servir. Grave error. En el inicio del trasteo de muleta el toro no humillaba y le tocó demasiado el engaño. Destacable, sólo hubo la primera serie de redondos, algún broche desmayado y poco más. Una faena de más a menos en la que Curro se desmoralizó, se puso espeso, perdió el sentido de la colocación y el cite, todo provocado, quizás, por la falsa expectativa que había depositado en este toro que parecía ser y no fue. En uno de los descuidos al citar descuadrado el toro le vio y le echó mano de muy fea manera, gracias a Dios salió ileso del trance. El cuarto de la tarde, segundo del lote de Curro Díaz, de nombre Vinoso, colorao con bragas, astifino y poco aparente. No pudo acoplarse Curro a la corta embestida de este toro en el saludo. Valle Quinta se agarró bien en los dos puyazos sin recargar, el toro estaba casi listo de papeles. En banderillas, como en el primero, Valentín Rivas cuadró en la cara. Templó con mimo Curro la inválida embestida del juanpedro en el inicio. Cuidados redondos y uno de pecho de almíbar para cuidar al toro que necesitaba unas parihuelas. Buena colocación con la zurda y algún muletazo suelto es lo que consiguió con esta mano. Intentó citar Curro con la muleta retrasada para poder exprimir el corto y bronco recorrido del toro, y a punto estuvo Vinoso de echarle las muelas abajo en dos derrotes. Pinchazo y estocada para finiquitar la vida de este animal sin viaje ni fondo, que fue pitado al arrastre. Éste ni para “El Rocío”, su falta de entrega y temple hubiera hecho vomitar al personal ubicado en la carroza que hubieran pedido Biodramina en vez de manzanilla.Foto archivo A Manuel Jesús “El Cid” le tocó en suerte Nigromante, negro de pelaje y que duró en la plaza lo que debían haber durado los tres juanpedros que se lidiaron. “Ná”. En su lugar saltó Caranegro de “La Dehesilla”; bajito, negro listón y astracanado; de buenas hechuras entre Domecq y Núñez. Manseó de salida y El Cid toreó para el toro sin forzarlo, sólo la media fue relevante y lucida. Entró dos veces al caballo y se midió. En este toro quitó Perera por gaoneras ajustadas. En banderillas Boni soltó un -¡vamos coño!- para estimular al toro, esta frase debió estar en la mente de todos los aficionados toda la tarde. Mostró oficio y cabeza Manuel Jesús en este de Pereda. Le trató con mimo en el inicio de la faena de muleta, el toro tenía poca casta pero en positivo un viaje largo. La faena se desarrolló con la mano izquierda, por el pitón derecho, aunque El Cid intentó el cite retrasado para ayudar al descastado, el toro no tenía nada, Caranegro no tragó por ese pitón. Con la zurda le dio confianza, dejándole ir largo sin forzarlo en la primera tanda, después, en la siguiente brotarían redondos profundos ligados al de pecho. Otra tanda más de la misma catadura y dos kikirikíes muy sevillanos. Faena bien estructurada, yendo algo a menos por la falta de codicia del toro. Pinchó y perdió un posible trofeo. Trágico se apodaba el cuarto toro de la tarde, jabonero, más limousín que veragüeño, con cara de imbecil. Oiga, que hay toros con cara de listos y otros de gilipollas, como éste. Lanceó Manuel Jesús con temple la noble embestida que le ofreció el toro. Se cuidó en el tercio varas, con dos lances y una media colocó El Cid para la segunda entrada al caballo. Éste sí hubiera tirado con temple de una carreta, no metió los riñones en una sola arrancada; si señor, tiraba con el pecho, digno de sacar al “Sin Pecado”. Todo lo hizo El Cid sin forzar a su antagonista, le esperó con la diestra para sacarle algunos muletazos al tardo y descastado juanpedro. Con la zurda puso voluntad pero el toro se quedó sin fondo. Falló a espadas y su labor fue silenciada. Soñador era el primer toro del lote de Miguel Ángel Perera; castaño de pelo, astifino y blandengue de aptitud. Éste tuvo más fondo que el segundo de la tarde, también devuelto, duró hasta el primer puyazo. Brujo, de José Luis Pereda fue quien le sustituyó, un cinqueño serio con cuajo; negro bragado, ligeramente calcetero, de pulidos pitones. Huyó de salida después de haber arreado con genio en el capote de Perera. También huyó en varas y se dolió en banderillas echando la cara arriba. Con serenidad inició el trasteo Perera aunque sucio, el toro le tocó mucho el engaño. Los enganchones se sucedieron casi en toda la faena; era manso encastado y bronco de embestida este Brujo que repetía y descolocaba al torero. Una faena muy deslucida en la que el toro no se sintió dominado, sobre todo, por el pitón derecho, en el que Perera pecó de no sacar la muleta por debajo de la pala. Estocada cobrada con lentitud a un toro que se había quedado crudo en el caballo. Balandro era el último cartucho que le quedaba a Juan Pedro Domecq para enmendar la desastrosa tarde y feria, pero mal empezábamos, de salida es pitado por falta de presencia; anovillado, una verdadera sardina que se pegó dos vueltas de campana. El cuadro de despedida del juanpedro no pudo ser más deprimente, echado de costado, cuál buey del Portal fue devuelto a los corrales. En su lugar se lidió un toro de “El Serrano”; castaño, regordío y pobre de cara. Barbeó tablas de salida y mostró recorrido al inicio y flojedad. Fue medido en el caballo. Y raudo Perera le sacó fuera de dos muletazos al paso. En el segundo natural, para no desentonar con su congéneres perdió las manos y se fue al suelo. Con la diestra le pasó al hilo Perera para ayudarle. Con la zurda le tocó la muleta en exceso. Resultó una faena larga y tediosa, ante un toro descastado y soso, en la que el torero quiso agradar. Terminó la soporífera tarde, en la que los aficionados buscaron el divertimento en cantar por sevillanas, y, en la que jalearon al cabestrero por sus chalequeros pase por alto y al arenero que despejaba el albero de boñigas. Imagínense la tarde. *Fotos: Paco Díaz/toroimagen.com |
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