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En un enclave tan singular como es el Museo López Villaseñor se celebró el XXII ciclo los toros en la cultura. Tres días en los que el éxito ha estado garantizado. Nunca se ha visto tan llena la sala en la que el Ateneo, año tras año, celebra estas conferencias. El motivo del lleno han sido los invitados. Cuatro románticos del mundo del toro: Curro Díaz, José María Garzón, Fernando Cuadri y Miguel Flores.
El tema central de las tertulias ha sido: "El romanticismo en la fiesta de los toros...". El primer día "...Del torero y el empresario". Al día siguiente fue "...Del ganadero". Finalizando ayer, "...Del apoderado".
El matador de toros Curro Díaz y el empresario taurino José María Garzón, representante de “Ruedos Bravos” fueron los encargados de iniciar el paseíllo, acompañados por esta redactora y fotógrafa taurina.
El concejal de Festejos, Ricardo Peral, sacó el pañuelo blanco para que diera comienzo el acto. Manuel Hervás despejó la plaza con una frase que quedará para el recuerdo: “ Los aficionados a veces somos muy críticos, vemos muchas pegas, ponemos demasiados defectos, no sin razón muchas veces, pero hoy vamos a tratar el lado más amable de la fiesta”.
A continuación los clarines sonaron en nuestra voz con la introducción que hice sobre el romanticismo en la fiesta, razonando por qué tanto Curro Díaz como José María Garzón son unos románticos del toreo.
El primero en lidiar fue Curro Díaz continuando con el mano a mano José María Garzón. El acto resultó muy atractivo para los aficionados. Los que estaban al otro lado de la mesa, sentados en sus butacas y observando el acto, pudieron comprobar la complicidad y el respeto que se respiraba en el ambiente.
La gran ovación de la tarde se la llevó el diestro de Linares, Curro Díaz, cuando habló con toda claridad al decir que bastantes impuestos le tiene que pagar a Hacienda y encima la gente se permite el lujo de llamarlo asesino, cuando con su dinero se pagan las farolas y los cajeros que destrozan otros.
Por su parte, José María Garzón habló de la situación que existe en la Fiesta, destacando Ciudad Real que a día de hoy no se sabe quien es el empresario. Tal vez el triunfo de la plaza sería el dar menos festejos y de mayor calidad. También apuntó que la fiesta se debería fomentar en los colegios, llevando a los niños a los tentaderos, para que fueran viviendo la fiesta desde otro punto de vista.
El segundo día el invitado era el ganadero Fernando Cuadri, propietario de la vacada de Herederos de Celestino Cuadri. La presentación corrió a cargo del crítico taurino, Rafael Zaldívar, que se limitó a hacer una breve introducción del personaje, dejando que desplegara toda su maestría con la palabra el ganadero.
Fernando Cuadri cautivó con su verbo a los presentes. Produciendo una cierta envidia y admiración, por lo menos en mí, porque cada vez que hablaba me imaginaba en la finca conviviendo con el toro de lidia. Era tal el cariño que transmitía hacía ese bello animal que nadie pudo salir indiferente. El secreto para mantener la casta y bravura en una ganadería es la selección, alimentación y el manejo. El hacer bien las cosas es fundamental a la hora de cría el toro bravo. Cuadri afirmó que “el ganadero debe crearse sus propios modelos de toros”.
La casta y la bravura es algo que tiende a desaparecer sino se trata. Para Fernando Cuadri la casta es el afán de lucha, la bravura es el desarrollo de ese afán y la nobleza es el deseo del torero si se hace bien.
Cierto es que el aficionado tan sólo conocemos los 20 minutos de lidia de un toro, pero no los cuatro años que está en la dehesa, no vemos su comportamiento en el campo. Eso es lo que trató de transmitir Cuadri.
El broche final lo puso el apoderado Miguel Flores, un descubridor de toreros buenos como es el caso de Julio Aparicio, Salvador Vega y Morante de la Puebla. Estuvo acompañado de Antonio Espadas, miembro del Ateneo, el encargado de presentarlo y hacerle las preguntas.
Miguel Flores habló desde sus comienzos como novillero, hasta convertirse en su propio apoderado, cuando cambió en los carteles su nombre por El Camborio, con motivo del nacimiento del gran poeta nacido en Fuente Vaqueros, Federico García Lorca. Miguel Flores es el único apoderado poeta que existe. Los aficionados puedieron comprobar que recitar poesía lo hace tan bien como toreaba o aconseja a los toreros que apodera. Se vió a un Miguel Flores a gusto, con una memoria prodigiosa, su voz estuvo acompañada a la guitarra por un joven apodado “El Duende”, Álvaro Ruiz Serrano. Mucho duende y embrujo había en el ambiente entre estos dos artistas. Para finalizar Miguel Flores recitó la poesía que en su día le escribió a El Camborio para que los apoderados lo contrataran.
Enhorabuena al Ateneo Taurino de Ciudad Real por estos tres días magistrales en los que el aficionado ha disfrutado escuchando hablar de toros. |
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